La primera temporada de The White Lotus fue una de las grandes sorpresas del año pasado. Mike White la escribió y filmó durante la pandemia, usando a su favor la cuarentena para la premisa de la serie: huéspedes ricos, estadía de una semana en un hotel de lujo y un muerto misterioso. Inicialmente estaba concebida como miniserie, pero fue tal el éxito en crítica (arrasó en los Emmy 2022 en las categorías de miniserie) que HBO ordenó dos temporadas más. Esto no suele salir bien. Tenemos el ejemplo de Big Little Lies (2017-2019), cuya inesperada segunda temporada bajó mucho el nivel, a pesar de mantener el elenco de primera línea.
Por suerte no es el caso de The White Lotus, que acaba de terminar una segunda temporada tan excelente como la primera. A diferencia de la anterior, que estaba enfocada en los privilegios de los ricos y en cómo pueden arruinar vidas sin darse cuenta o sin importarles, en ésta el foco está puesto en otro lado. Lo cual me parece una decisión sumamente astuta de Mike White para no caer en la redundancia -que era un peligro- ya que hay muchos elementos de la fórmula que se mantienen (hotel de lujo, cadáveres misteriosos, huéspedes ricos).
Esta temporada es sobre el sexo, pero no en su forma romántica, sino en su estado puramente transaccional. Es un enfoque muy interesante y audaz de parte de White, sobre todo ahora habiendo visto la temporada completa. Nuevamente tenemos un grupo de personajes fascinantes, elegidos impecablemente: la encantadora Jennifer Coolidge repite su papel de la primera temporada como la genial Tanya y se suman Aubrey Plaza, Meghann Fahy, Theo James, Michael Imperioli y F. Murray Abraham, entre otros.
Con el correr de los episodios, me asombraba ante el talento de White para escribir personajes tan complejos y conflictuados y presentarlos en tan poco tiempo. Para el segundo episodio, te das cuenta que cada uno va revelando más capas, lo que hace que te enganches rapidísimo, algo que otras series no logran en temporadas completas. Esta vez, las tramas de los huéspedes se conectan menos que en Hawaii, así que lo mejor es hablar de cada una por separado:
HARPER, ETHAN, DAPHNE Y CAMERON
Probablemente el arco con más tiempo en pantalla y uno de los que más disfruté. Vuelvo a remarcar la audacia de White, me parece fascinante que Harper y Ethan -a pesar de jactarse de ser completamente sinceros con el otro, leer las noticias y no “posar”- no son una pareja feliz. En cambio Daphne y Cameron, con muchísimos engaños de por medio, lograron encontrar una especie de balance y aprovechar al máximo las circunstancias. Daphne (revelación total Meghann Fahy) es -a primera vista- superficial, pero su perspectiva y la forma en la que decide transitar su matrimonio es muy interesante. Para el final, Harper y Ethan terminan pareciéndose a ellos. Es lo que aprenden de sus “amigos” en estas vacaciones. ¿Pasó algo entre ellos? Me parece un gran acierto no responderlo. El misterio es sexy, diría Daphne.
LOS DI GRASSO
Tres generaciones de hombres viajan a encontrar sus raíces, y es que la sangre no es agua. Albie me recordó a Olivia, el personaje interpretado por Sydney Sweeney en la primera temporada. Una generación más joven y woke, pero que al final de todo no puede evitar cometer los mismos pecados que sus padres. Con su complejo de hombre blanco salvador termina estafado por Lucia, quien se queda con el pago kármico de Dominic, que accede para intentar lavar sus culpas. El plano de los tres volteándose para ver a la chica joven y linda en el episodio final lo dice todo.
“LAS ITALIANAS” – LUCIA, MIA Y VALENTINA
Como jugaron de locales, me parece que son las grandes ganadoras de la temporada. Lucia y Mia tienen entre ellas el vínculo más sano y sincero de todos. Al ser trabajadoras sexuales, son las que enfrentan sin ninguna careta el poder transaccional del sexo, tienen en claro lo que quieren y saben cómo conseguirlo. Terminar la temporada con ellas es fantástico y otra audacia de White. En cuanto a Valentina, aprende a liberarse gracias a Mia y entiende la naturaleza de la situación. Esto también le permite empoderarse, plantarse y aprovechar los privilegios de su posición.
PORTIA Y TANYA
Portia representa a esa juventud ansiosa y constantemente insatisfecha con su realidad. Ahora que finalmente se libró de su trabajo, hay que ver si empieza a disfrutar un poco más. Qué decir de la gran Jennifer Coolidge como Tanya, la víctima de esta temporada. La secuencia del yate es por partes iguales hilarante y tensa. Aunque me dolió despedirla, me gustó verla triunfar cargándose a los gays malévolos al estilo John Wick. Hay muchos showrunners que temen matar a sus personajes para no ofender a los fans, así que resalto nuevamente la valentía de White. Si sentía que este personaje tan querido no tenía más para dar, había que dejarla ir, y de la forma más Tanya posible.
¿Y ahora adónde vamos?
Los Golden Globes ya anunciaron las nominaciones para su edición 2023 y The White Lotus recibió 4 nominaciones, entre ellas Mejor Serie Limitada (compitiendo con The Dropout, Pam & Tommy, Dahmer y Black Bird), Mejor Actor de Reparto para F. Murray Abraham y Mejor Actriz de reparto para Jennifer Coolidge y Aubrey Plaza. Tendremos que esperar un tiempo más para ver si repite la historia y vuelve a arrasar en los Emmys, los premios más importantes de la televisión, que se llevarán a cabo en Septiembre.
En cuanto a su tercera temporada, Mike White adelantó que podría situarse en el continente asiático y que está interesado en escribir una mirada satírica sobre la muerte, las religiones orientales y la espiritualidad. Algunos especularon que podría situarse en las Islas Maldivas por una línea de diálogo de Daphne en el final de temporada, pero no hay confirmación oficial. Sea cual sea la locación, a esta altura sabemos que la estadía en cualquier complejo de White Lotus es siempre especial y muy satisfactoria.
