Para la temporada 3 de Barry (2018-2023) tenĆa tanto para decir y analizar despuĆ©s de mĆ”s de dos aƱos de espera, que le dediquĆ© un podcast a cada episodio. Sin embargo, la temporada 4 me agarrĆ³ con la guardia baja, al estrenarseĀ al mismo tiempo que la Ćŗltima de Succession (2018-2023), en una (des)afortunada coincidencia de sus respectivos equipos creativos, que decidieron terminar sus series al mismo tiempo para no seguir estirando lo inevitable. No hay mĆ”s quĆ© contar sobre estos personajes en este contexto, decidieron casi al mismo tiempo.
Al igual que habĆa pasado con la segunda temporada de Barry y su estreno post-episodio de Game of Thrones (2010-2019), la dramedy de media hora quedĆ³ semi oculta bajo el peso del gran drama prestigioso/masivo del momento en HBO, y la necesidad de meter todas sus categorĆas en la competencia por los premios Emmy forzĆ³ a la cadena a estrenar todo junto. Es mĆ”s, Bill Hader confesĆ³ que la decisiĆ³n (sin precedentes en los anteriores estrenos) de lanzar los dos primeros episodios juntos, fue de la cadena para llegar con el plazo lĆmite de los premios Emmy.
Cuestiones de la industria que, irĆ³nicamente, se exploran a fondo en las Ćŗltimas dos temporadas de Barry. Aunque parezcan relegadas a segundo plano, la importancia de esta subtrama que critica los funcionamientos de la maquinaria hollywoodense desde adentro, siempre fueron parte fundamental de la historia. Tanto asĆ, que la conclusiĆ³n de la serie apuntĆ³ a un lugar tan inevitable como -quizĆ”s- inesperado para muchos, mĆ”s involucrados con la trama policial que con el discurso anti-industria de Hader.Ā
Un destino ineludible
Barry nunca fue la mĆ”s cantada ni estructurada de las series, al contrario, jugĆ³ constantemente con los gĆ©neros y sus convenciones, experimentĆ³ con toda la libertad que se pudo permitir y apuntĆ³ hacia lugares muchas veces inesperados.
Pero su final, con todas sus disparatadas decisiones y vueltas del destino, hilvana los dos temas principales de la serie con puntadas finas, haciendo que se sienta casi inevitable. Tanto como una de esas ficciones pulp que homenajeĆ³ Quentin Tarantino en su brillante Tiempos Violentos (1994), con personajes que abusan de su suerte, pero en este caso con consecuencias mucho mĆ”s causales que casuales.
A pesar de su narrativa lineal, la gran elipsis de mitad de temporada le valiĆ³ mĆ”s de una levantada de cejas al creador y protagonista Bill Hader, que pronto supo demostrar por quĆ© era tan necesaria como inevitable.
La exploraciĆ³n de las consecuencias a largo plazo es algo que siempre estuvo presente en la serie, con los flashbacks de AfganistĆ”n sentando las bases psicolĆ³gicas de nuestro protagonista y el pasado de cada uno de los demĆ”s personajes saliendo a flote en una lĆnea de diĆ”logo, un cuadro colgado en la pared, o un personaje que reaparecĆa para alterar el presente.
Algunas veces mĆ”s sutiles que otras, estas referencias al pasado nos permitĆan indagar en la psiquis de un ensamble de protagonistas que se fue volviendo cada vez mĆ”s coral, hasta el punto en que Barry llegĆ³ a tener tanta importancia en la historia como Sally, Noho Hank o Mr. Cousineau.
Es mĆ”s, el nombre de la serie hace referencia al elemento catalizador en la vida de todos, mĆ”s que a un personaje en particular: Barry funciona a la vez como protagonista y como una especie de plot device que le sirviĆ³ a cada uno de estos personajes como disparador de sus propios conflictos, que explotaron con la apariciĆ³n de Barry en sus vidas.
Excepto Fuches, quien fue el mentor de Barry y el culpable de muchas de sus malas decisiones, los destinos del resto del elenco quedan marcados con la apariciĆ³n del protagonista, que los lleva a repetir patrones autodestructivos y de alguna manera nos muestra que todos estaban condenados desde mucho antes de conocerlo.
A partir de cierto punto en la relaciĆ³n con Barry, no hay vuelta atrĆ”s posible para estos personajes, que perpetran los mismos ciclos de violencia y abuso a los que fueron sometidos. Por eso, el final de Barry es prĆ”cticamente perfecto.
El origen de un cineasta
Otro de los elementos mĆ”s cuestionados fue la incorporaciĆ³n de un tono surrealista en la tercera temporada, que desconcertĆ³ a muchos y alejĆ³ a otros tantos. Sin embargo, este registro que oscila entre lo supernatural y lo onĆrico, nos deja siempre preguntĆ”ndonos sobre la cordura de sus personajes, que se convierten en narradores poco confiables para su propio perjuicio. Y estĆ” siempre anclado a un realismo apabullante, casi como una especie de atenuante para poder narrar sin caer en el mĆ”s terrible de los pesimismos. AcĆ” es donde el gĆ©nero cumple casi la misma funciĆ³n que la comedia, otro logro brillante de esta serie.
BARRY fue un hermoso experimento, brillante, anĆ”rquico, audaz, lleno de invenciĆ³n y humanidad desordenada. Y fue el anuncio del talento de Bill Hader como director y fuerza guĆa. Un cineasta elocuente, valiente y culto.
Estas fueron las palabras que le dedicĆ³ Guillermo del Toro, un fan declarado de la serie, a su creador en el estreno del final. No me canso de decirlo en el podcast, en las redes y a quien me quiera escuchar/leer, pero coincido totalmente con Guillote. Barry fue -ademĆ”s de una gran serie en formato de media hora- el nacimiento en pantalla chica de un prometedor cineasta, con la visiĆ³n, las herramientas y el bagaje cinĆ©filo de recursos y lenguaje audiovisual para dirigir una producciĆ³n cinematogrĆ”fica. AsĆ como la escuela de Tarantino fue el videoclub (me disculparĆ”n las constantes comparaciones), la de Bill Hader fue la televisiĆ³n.
Para ejemplo basta con un solo episodio. En mi nota por el estreno de la tercera temporada hablaba de “ronny/lily“, el fantĆ”stico episodio 5 de la segunda temporada. Pero en la tercera hubo otro que prĆ”cticamente lo superĆ³ y no se parece a nada que hayamos visto antes en la televisiĆ³n (y esto no es una exageraciĆ³n). En el 03×06 ā710Nā,
Barry protagoniza una secuencia de persecuciĆ³n en moto por la autopista que fue diseƱada como una experiencia cinematogrĆ”fica. El nivel de la producciĆ³n, la bĆŗsqueda detrĆ”s de cada decisiĆ³n, incluso el diseƱo de sonido, elevaron la temporada al estatus de cine.
Invitados de lujo
Volviendo a Guillermo del Toro, esta Ćŗltima temporada estuvo llena de cameos y guiƱos, desde la apariciĆ³n del mencionado director hasta el veterano de SNL Fred Armisen en papeles desopilantes, pasando por la apariciĆ³n de la ganadora del Oscar Sian Heder (CODA, 2021) como ella misma, comentando sobre la industria y su decadencia.
TambiĆ©n hubo crĆticas a la proliferaciĆ³n de podcast, los reality shows, los virales y otros vicios del entretenimiento de nuestra Ć©poca. Todo sin perder nunca el humor que caracteriza a esta serie, aunque por momentos se vuelva mucho mĆ”s cĆnica con el paso de sus temporadas y las propias experiencias de Bill Hader creando una producciĆ³n audiovisual para hasta hace poco era considerada la cadena mĆ”s prestigiosa de la pantalla chica.
Tengo muchĆsimo mĆ”s para decir sobre esta Ćŗltima temporada y sus personajes, detalles, saltos temporales, detrĆ”s de escena y especialmente sobre su discurso, pero creo que nos conviene dejarlo para el podcast, donde tambiĆ©n podrĆ© contarles todo lo que dijo Bill Hader en los podcast post-episodio (oh, the irony!). En este repaso general, espero haberles dado un buen pantallazo de mi impresiĆ³n sobre la Ćŗltima temporada y concretamente el final, que conjugĆ³ las dos facetas aparentemente irreconciliables de su protagonista: el sicario y el actor. Y compartir juntos la ilusiĆ³n de que este aƱo gane todos los Emmy que merece.
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