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Beetlejuice Beetlejuice: Un enorme regreso para Tim Burton y el loco fantasma

Recuperando el ingenio y las risas que logró la original, la secuela amplia este maravilloso mundo sin depender de la nostalgia como único sostén.

por | Sep 5, 2024

El éxito de Beetlejuice (1988) fue arrollador, razón suficiente para que Warner ansiara llamar el nombre del fantasma bio-exorcista tres veces y materializar una secuela. Pero, si bien había un plan para su vuelta en una extraña historia que transcurriría en Hawaii, esta no llegó nunca a ver la luz.

Décadas pasaron en donde series animadas, videojuegos, comics y hasta un musical de Broadway le ganaron el estatus de ícono de la cultura pop, pero su retorno al cine se mantuvo en un limbo. Ahora, treinta años más tarde, Tim Burton finalmente lo vuelve a invocar.

Nos ponemos al día

Lydia Deetz (Winona Ryder) continúa viendo fantasmas. Estrella de su propio reality paranormal, no todo es un éxito para ella. Mientras su novio y productor Rory (Justin Theroux) la incentiva a no tomar las pastillas que “adormecen su talento”, Lydia está desesperada por detener las visiones de Betelgeuse (Michael Keaton) que la persiguen.

Es la súbita muerte de su padre la que la lleva a reencontrarse no solo con su madre Delia (Catherine O’Hara), sino que tambien con su hija Astrid (Jenna Ortega). Esta última desconfía de las habilidades de Lydia, recriminándole el nunca haber contactado con su fallecido padre Richard (Santiago Cabrera). Entre reproches y tensión, las tres se dirigen al pueblo de Winter Rivers para despedir a la casa que cambió la vida de la familia Deetz para siempre.

Por otra parte, las cosas también están bastante caldeadas en el Inframundo. Tras la sorpresiva y literal reunión de las partes de la ex esposa de Betelgeuse, Delores (Mónica Bellucci), ella lo busca incansablemente mientras roba las almas de todo muerto que se cruce en su camino. Investigando el caso está Wolf Jackson (Willem Dafoe), un fallecido actor ahora convertido en detective. Betelgeuse hace poco para ayudarlo, ya que está empecinado en concretar los votos matrimoniales de los que Lydia logró escapar cuando era adolescente.

Una esperada resurrección

No cabe duda de que el cambio de siglo no fue el más exitoso de Burton. El director de culto, con un sello autoral que lo hace reconocible con tan solo ver un frame de sus películas, trastabilló estas últimas décadas con producciones que palidecían frente a sus grandes éxitos. Fue recién gracias a Merlina (2022) donde reconoció haber recuperado algo de la chispa y el disfrute que había perdido, por lo que no es casualidad que se haya acompañado por dos de los mismos guionistas para revitalizar la idea de llevar a Beetlejuice otra vez a la pantalla grande.

Curiosamente, esta vuelta a abrazar temáticas tan lúgubres como deslumbrantes reflejan el cambio en la misma Lydia. Si bien al final de la película original la veíamos convertida en una adolescente menos retraída y que vestía de manera más convencional, ahora la encontramos abrazando otra vez esa estética más oscura y que la hacía tan única. No hay duda de que hay algo de Burton en ella.

Beetlejuice Beetlejuice (2024) se aleja de muchos de los errores en los cuales caen las secuelas legado. Esta continuación directa no es un capitulo que se sostiene por sí mismo. Sin poner al centro a una nueva generación de personajes, no resulta permisiva para que los espectadores más jóvenes evadan hacer la tarea de ver la película original. Tampoco tiene necesidad de incluir cameos que apelen a la nostalgia. Por supuesto vamos a encontrar ciertos guiños, pero Burton no busca rendir tributo a su anterior obra, sino que acierta al buscar ampliar aquel mundo tan rico que ya había consolidado.

Expandiendo la visión que teníamos del inframundo, nos deja ver algo más el cómo funciona así como a sus habitantes, uno de los mejores puntos de la original, así como algo que el spin-off animado supo capitalizar. Es junto a los muertos en donde se sucede una de las principales subtramas, las protagonizadas por Bellucci y Dafoe.

Si bien nos entrega un vistazo más profundo al pasado de Betelgeuse, no aportan demasiado a la trama como si lo hacen a los personajes y al tono de la película. Puede que tengan una resolución abrupta, al igual que la del pedante pero carismático personaje de Theroux, pero una vez más esto recuerda un tanto a la caricatura, manteniéndose también acorde al espíritu pícaramente juvenil que tenía la primera entrega.

Otro de los grandes aciertos es lo comprometido que está Burton a usar cuanto efecto práctico y técnica tradicional le sea posible. Entre muñecos, maquillaje y maquetas se le deja un lugar mínimo a un CGI que intenta mimetizarse con esta estética artesanal. Es una bocanada de aire fresco y reafirma ese sello autoral del director.

Mención aparte merecen los Bobs, estas cabezas reducidas que en sus trajes amarillos trabajan para el fantasma protagonista. Idénticos entre sí y con solo la capacidad de comunicarse a través de una mirada suplicante, logran enternecer y causar gracia por igual.

Como no podía ser de otra manera, Danny Elfman vuelve a encargarse de la música. Logrando desde el comienzo dar en la médula de la nostalgia al emocionar con esa melodía tan característica de la original, igualmente llama la atención alguna de las decisiones relacionadas al soundtrack. Ahí donde el calipso se volvió tan característico para el contraste de un universo tan alegre como fúnebre, en este caso las baladas toman protagonismo en un relato plagado de intensos desamores.

Quienes esperen otra escena icónica con una canción movediza puede que se decepcionen, pero los gags musicales continúan maravillando y aquel reservado para el final cumple en creces su tarea de llenar la sala de risas.

El elenco está más que aprovechado y cada quien tiene su tiempo de brillar, con un Keaton que a pesar de tener un tiempo reducido en pantalla (en la anterior entrega fueron aproximadamente 17 minutos), se luce en apariciones tan espaciadas que su presencia se siente constantemente. Ryder da con un ángulo completamente nuevo para Lydia, pero continúa siendo entrañable, mientras que Ortega calza en la familia Deetz como si hubiera nacido para el papel.

O’Hara, quien anteriormente era una madre antagónica para una audiencia que veía la historia en gran parte desde una perspectiva adolescente (y la de los desahuciados Maitlands), ahora nos da una Delia que volcó su carrera hacia el arte conceptual y es mucho más compinche de su hija. De más está decir que roba cada una de sus escenas.

Pero Burton da una pincelada magistral a la hora de hacer referencia al fallecido patriarca Deetz, interpretado por Joffrey Jones, actor que fue condenado en 2002 por posesión de pornografía infantil. No solo se enfatiza su ausencia al hacer de su muerte uno de los catalizadores de la historia, sino que como si de una justiciera mano divina se tratase, el director hace uso de una preciosa animación stop motion para destruir todo cabo que ata al personaje con la identidad del actor, mientras da rienda suelta a uno de los mejores chistes visuales de la película.

Beetlejuice Beetlejuice es tanto un logro como una fiesta. No es un simple viaje al pasado, ya que mientras la original irradiaba creatividad a pesar de su presupuesto estándar, esta superproducción no solo está a la altura de aquel ingenio, sino que logra contar algo nuevo. Puede que la historia resulte un tanto cargada, pero funciona estructuralmente mientras el metraje se pasa volando.

Tim Burton vuelve con fuerza y revitalizado. Aún más importante, se nota que se divierte tanto como nosotros lo hacemos viendo su última película. Es un recordatorio de las razones por las que el director logró que toda una generación estuviera orgullosa de abrazar lo raro y espeluznante, descubriendo un más allá mucho más vivo que el mundo de los mortales.

1 Comentario

  1. Armando

    “Entre muñecos, maquillaje y maquetas se le deja un lugar mínimo a un CGI que intenta mimetizarse con esta estética artesanal. Es una bocanada de aire fresco y reafirma ese sello autoral del director.” Es lo que necesitsba leer para querer ver la peli.

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Ro Tapias

Artista visual. Madre de dragones, gatos y un corgi. Hablo de cine, a veces demasiado.