“Últimamente parece que te picó el bicho del true crime” le tira un vecino a la confundida Agnes -ahora Agatha– que hasta la noche anterior jugaba a ser detective en un murder mystery al mejor estilo de las series policiales europeas. Solo que -en la nueva serie de Marvel– ella se lo tomaba muy en serio.

Agnes realmente se creía el papel, mientras todos los demás solo le seguían la corriente. En el primer episodio de Agatha en todas partes, vemos a quien alguna vez había sido una poderosísima bruja, ahora incapaz de recordar adónde había estado antes, y cómo había llegado ahí. Sin embargo, tampoco se lo preguntaba.

Al final de WandaVision (2021), el hechizo de la Bruja Escarlata dejó a la principal antagonista de la serie reducida a un arquetipo de personaje televisivo, el que ella misma había elegido: la vecina chismosa. Despojada de sus poderes, su memoria y su identidad, Agatha Harkness era Agnes, una habitante más de Westview, atrapada en el rol al que le gustaba jugar. Un castigo bastante piadoso impartido por Wanda Maximoff, que renunció a sus hijos y -otra vez- al amor de su vida para liberar al pueblo de su voluntad.

Westview vuelve a ser el escenario de esta historia, pero esta vez convertido en el arquetípico pueblito donde todos saben y esconden algo sobre el cadáver que apareció en medio del bosque. El amor por la televisión tradicional que guiaba la estructura de WandaVision vuelve a aparecer, pero esta vez en la forma del policial más típico.

Agnes encarna a la detective conflictiva y atormentada, una profesional eficiente y desapegada que convierte su trabajo en su vida después de una tragedia personal. Todo es una parodia (u homenaje) al personaje de Kate Winslet en la excelente miniserie Mare of Eastown (2021).

Todos los lugares comunes de este tipo de ficción están ahí, y Agnes los abraza con una vehemencia que roza intencionalmente con lo absurdo. Se nota que Kathryn Hahn se divierte muchísimo encarando este papel, que al fin le da el protagónico de alto perfil que merece hace tanto.

Y del otro lado, nosotros como espectadores nos divertimos todavía más. Primero, porque ya conocemos el juego: los tropos de la TV tradicional convertidos en la realidad alternativa de los protagonistas. Y segundo, porque la interpretación de Kathryn Hahn es brillante y el guion está escrito totalmente a su medida.

El misterio que no lo es

Agnes silba una canción que resuena en el fondo de su mente, mientras conduce hacia la escena del crimen. Café en mano, convence al forense (su vecino) para que la deje pasar y se pone a hacer preguntas sobre la víctima. Al minuto uno reconocemos el cadáver “de una joven casi en sus treinta, ojos verdes, 1,70 y cabello… escarlata” vestida como al final de WandaVision y con los dedos manchados de negro. La tierra debajo de su cuerpo es de Europa del Este (Sokovia) y murió de un fuerte traumatismo, aplastada por algo (la montaña Wundagore).

También delante de la casa de Agnes vemos secuelas del paso de Wanda por Westview y su última batalla, con un pronunciado bache en el asfalto. La presencia de Scarlet Witch está en todos lados. En la biblioteca, donde quemó hasta la última copia del Darkhold de todas las realidades alternativas. En los grafittis de su propiedad, aquella que le regalara Vision “para envejecer juntos” y donde la gente del pueblo deja recordatorios de su angustia, escribiéndole insultos como “bruja malvada”.

Pero a Agnes/Agatha le cuesta recordar, el hechizo es muy poderoso y ni la supuesta muerte de Wanda puede romperlo. Además, una serie de comentarios nos dejan con la duda -que ya teníamos al final de Multiverse of Madness– de si la poderosísima Scarlet Witch está realmente muerta. Y rezando que no, porque Marvel la necesita y nosotros también.

Sabemos que su historia está lejos de terminar y que un personaje como el suyo -en manos de la guionista correcta- puede ser espectacularmente complejo e interesante. Eso es lo que hace Jac Schaffer con esta serie, que vuelve a alcanzar los matices de WandaVision (2021).

Sin embargo, esta es la serie de Agatha, no de Wanda. Por eso, ni bien se libera del hechizo, la bruja recupera su agencia y su identidad, enfurecida por haberla perdido. Y por supuesto no podemos esperar que actúe bajo las reglas de Wanda, que siga su juego ni respete sus deseos.

Cuando Agatha vuelve a ser ella, la serie cambia automáticamente de tono. Es una decisión brillante, que juega con las expectativas de los fans y respeta la lógica interna de la nueva protagonista. Agatha hará todo lo que pueda para desacralizar la memoria de Wanda y vengarse. Pero para eso, primero debe recuperar su poder.

El camino de las brujas

Entra en escena Rio Vidal (Aubrey Plaza), una poderosa bruja del pasado de Agatha a quien nunca conocimos. Una presencia sensual pero amenazante, que se intuye como una posible aliada, pero en verdad es su némesis. Una agente del FBI que viene a invadir el territorio de la policía local, la analogía perfecta para estas dos brujas que comparten historia.

Rio no pretende enfrentar a una Agatha débil y convencida de que es otra persona, y parece frustrada ante su falta de memoria. Sin embargo, de a poco la ayuda a superarla, con paciencia y cierta compasión. Se aparece en la puerta de su casa citando a Jane Austen (“Es una verdad universalmente reconocida…”) y jugando el papel de colega que Agnes en su delirio le asignó.

Pero es gracias a la ayuda inesperada de otro nuevo personaje que el hechizo se termina de romper. En el rol del sospechoso de turno aparece un adolescente misterioso (Joe Locke) muy interesado en Agatha, su pasado y su potencial. Lo vemos por primera vez intentando robarse algo de lo que asumimos es la habitación del hijo muerto de Agnes -otro lugar común de los policiales-, a quien reconocemos como Nicholas Scratch.

El objeto robado resulta ser el misterioso relicario que Agnes encuentra en la escena del crimen. Es el mismo que la vimos usar como broche durante WandaVision, pero que en algún momento entre el final de aquella y el principio de esta serie -según nos aclaran pasaron tres años, al igual que en la vida real- evidentemente perdió.

Las noticias de casting de Joe Locke que llegaron desde Marvel Studios, los subtítulos de un trailer y una llamada de su novio en el segundo episodio, casi confirman la identidad de su personaje. Pero lo mantendremos en secreto hasta que la serie lo revele. Por ahora lo que sabemos es que el adolescente es virtualmente su “fan”, alguien que la admira y sabe mucho sobre ella, y quien la ayuda a reconciliarse con su identidad y la búsqueda de sus poderes.

De hecho, ella lo llama simplemente “teen” -incluso en un momento le dice “Toto” en un claro homenaje a El Mago de Oz (1939)- porque no puede saber quién es, ni de dónde viene, a raíz de un misterioso encantamiento que censura todo lo que el chico dice. Sin embargo, Agatha se guarda esta información para sí misma, pero -intrigada- le permite acompañarla en su nueva búsqueda. Búsqueda que, dicho sea de paso, él le sugiere: llegar al final del infame “Camino de las Brujas”.

La química entre Agatha y su nuevo secuaz es espectacular, y juntos emprender un viaje para reclutar a las improvisadas integrantes de un aquelarre. Pero antes, Rio ataca a Agatha ya en su verdadera forma, y da a entender que tuvieron una apasionada relación hasta que esta la traicionó, cometiendo varios crímenes en contra de otras brujas.

Tengo un corazón. Es negro y late por tí.

Luego de una espectacular pelea cuerpo a cuerpo -y con elementos sobrenaturales que remiten a películas como The Craft (1996)-, la bruja deja a Agatha con la amenaza de denunciarla a una especie de jurado mágico. “Las 7 de Salem” vendrán a buscarla cuando caiga la noche, por lo cual ahora nuestra protagonista tiene un tiempo limitado para cumplir su misión.

Un aquelarre improvisado

El segundo episodio -estrenado junto con el primero- está casi exclusivamente dedicado a reclutar a las brujas en desgracia que Agatha necesita para invocar el Camino de las Brujas. Así conocemos al resto de las protagonistas de la serie, que van apareciendo una a una con sus habilidades, al mejor estilo heist movie, dando lugar a divertidos gags.

“Donde te encuentres, habrá un aquelarre”

Como Agatha comenta en el camino, es una regla de las brujas que en cinco kilómetros a la redonda siempre habrá un grupo de personas con talento en brujería para formar un aquelarre. “Hasta las brujas más débiles, si se encuentran próximas unas a otras, generan una chispa mágica”.

Agatha le cuenta esto a su acompañante con desprecio, casi burlándose de esta regla, cuando el jovencito le pregunta. Pero todo lo que dice cobra sentido más tarde al final del episodio, cuando reclutan a la “bruja” más inesperada para el grupo.

La primera persona a la que buscan es Lilia Calderu, una bruja siciliana de 450 años que sobrevive como adivina de poca monta en las afueras de Wesview, interpretada por la legendaria Patti LuPone. Esta les confecciona una lista contra su propia voluntad, guiada por fuerzas misteriosas.

Luego de visitarla a Calderu, nuestros protagonistas encuentran a Jennifer Kale (Sasheer Zamata), una poderosa hechicera devenida en curandera moderna que enfrenta una demanda judicial por fraude. La escena en que la reclutan parodia a “Goop”, la controversial marca de Gwyneth Paltrow, y a la cultura de influencers que venden productos de dudosa procedencia y efectividad.

A lo largo de este episodio, una y otra vez aparecen animales vinculados a la mitología de las brujas -a menudo son sus “familiares”- como pájaros, lobos y ratas que parecen observarlos. También volvemos a ver al Señor Scratchy, el conejo que acompañaba a Agatha en WandaVision y que ya a esta altura tenemos una idea bastante clara de por qué (incluso hay varias pistas escondidas durante el primer episodio).

Finalmente, Agatha y su nuevo secuaz buscan a Alice Wu Gulliver (Ali Ahn), una “bruja de sangre” que -como explica Agatha- lo es por herencia. Ella es la hija de Lorna Wu, una famosa cantante que compuso “The Ballad of the Witches’Road” y vendió millones de copias alrededor del mundo, hasta que murió en misteriosas circunstancias. Para sorpresa de nadie, su hija no quiere saber nada sobre brujería ni mucho menos volver a escuchar la canción que le recuerda tanto a la tragedia de su madre.

Sin embargo, horas después aparece en la puerta de la casa de Agatha, atraída por las respuestas que podría llegar a conseguir, y menciona su pasado como policía. Lilia y Jen, por su parte, están igual de reticentes a formar parte del descabellado plan, incluso alegando que el “Camino de las Brujas” no existe. Pero el adolescente insiste en que Agatha es la persona perfecta para guiarlas, ya que es la única bruja conocida que llegó hasta el final y vivió para contarlo.

Aún falta una bruja para completar el aquelarre y Agatha se resiste a confesar que se trata de la mismísima Rio, insistiendo en que no la necesitan para la tarea. Desesperada por llevar a cabo al plan, sale a buscar a la “Señora Hart” (Debra Jo Rupp), quien le aclara que ese no es su verdadero nombre, ya que era el pseudónimo que Wanda eligió para su personaje.

Debra Jo Rupp, una institución de las sitcom (con más de 300 apariciones en TV y sus icónicos personajes en Friends y That 70’s Show), se convierte rápidamente en el alivio cómico dentro de una trama que se va tornando cada vez más tenebrosa. Todas sus intervenciones son dignas de carcajadas, y -para sorpresa de todas las presentes- la invocación del “Camino de las Brujas” con este grupo tan poco convencional, funciona.

“Círculo de fe, la puerta quiero ver”

Al entonar la melodía -que da título al episodio con uno de sus versos- podemos ver cómo la magia perdida de estas brujas comienza a manifestarse brevemente. Es una escena emotiva, con una de esas canciones que se convierten en clásicos instantáneos, compuesta por los geniales Kristen Anderson-Lopez and Robert Lopez (habituales colaboradores de Disney y ganadores del Oscar por hitazos como “Let It Go” de Frozen y “Recuérdame” de Coco).

Mientras tanto, un espectacular montaje nos muestra al adolescente interpretado por Joe Locke (Heartstopper) tratando de detener a “Las 7 de Salem”, que llegaron a la casa de Agatha a reclamar venganza. Una secuencia terrorífica con varios jumpscares, que termina en un momento tenso entre las brujas. Pensando que el círculo de invocación no funcionó, Agatha provoca a sus compañeras, recordando lo que pasó al final de WandaVision y la revelación que le hizo a Lilia para que se una a ellas: solo si la atacan puede robar sus poderes.

Finalmente, el camino aparece bajo sus pies y todas bajan rápidamente para escapar de la amenaza, incluído el chico. Ante sus incrédulos ojos aparece el famoso camino, con un diseño que recuerda a El Mago de Oz y Wicked, referencias que serán retomadas más adelante en la temporada. Es notable el uso de efectos prácticos, que le dan a todo el escenario una sensación tangible y anclada a algo antiguo, a diferencia del CGI del que Marvel tanto abusó en sus últimas producciones.

En definitiva, Agatha All Along (2024-) es una serie que vive a la altura de su legado, funcionando como una especie de segunda temporada para WandaVision (2021), la primera -y hasta el momento, sigue siendo la mejor- producción de Marvel Studios para la pantalla chica. Transformada ahora en Marvel Television, la división que da vida a este título está compuesta por algunos de los profesionales más destacados de la industria.

Con el tiempo de desarrollo, libertades creativas y presupuesto necesario, Agatha All Along rompe con la maldición de las series de Marvel -que no era otra cosa que avaricia y desprolijidad- para volver a entregarnos una producción a la altura de las exigencias de un público entrenado. Además de conocer a su audiencia, respeta su propia lógica interna y plantea un escenario original que amplía las posibilidades del Universo Cinematográfico de Marvel, además de entregar una producción que funciona por sí misma.

Misterios y teorías falopa

• El Camino de las Brujas le concede su deseo más grande a cualquiera que logre llegar hasta el final, pero siempre a un alto precio. Y está lleno de peligros que harán que la serie se ponga cada vez más tenebrosa.
• A no preocuparse por la ausencia de Aubrey Plaza en el segundo episodio, pronto va a volver a aparecer y cobrar mucho protagonismo (incluso es probable que tenga su propio flashback).
• Sin dudas, el principal misterio de la temporada es la identidad del personaje interpretado por Joe Locke. Pero también sus verdaderas intenciones. Le dice a Agatha que quiere conseguir poder y aprender a “disparar, escudarse y levitar”, sin embargo hay algo más detrás de eso.
• Amamos la referencia a El Joven Manos de Tijera (1990) en el primer episodio, especialmente ahora que Tim Burton nos mandó un saludo en el estreno de Beetlejuice Beetlejuice (2024)
• La secuencia de créditos al final de cada episodio tiene muchos detalles interesantes que dan para un análisis aparte. Uno de los más lindos el el homenaje a la serie Hechizada (1964-1972), que fue una de las grandes inspiraciones para WandaVision.
• La elección del soundtrack también es espectacular, con temas como “The Season of the Witch” (1966) de Donovan y “Seven Devils” (2011) de Florence and the Machine para el trailer.
• El broche de Agatha representa a Hécate, reina del Inframundo o madre de las brujas, la triple diosa neopagana: Doncella, Madre y Anciana.
• La acotación de Agatha “¿No hay brujas profesionales?” y la mención de Lilia sobre sus días en Italia, remiten al lugar histórico de las brujas, reivindicadas en la modernidad.
• Lilia menciona la infame reputación de Agatha, y el adolescente le confiesa que es fan de sus “eras”. ¿Referencia swiftie?
• Lilia es también especialista en tarot, y cuando se encuentra con Jen en la casa de Agatha se refiere a ella como la “alta sacerdotisa”. ¿Acaso cada una de ellas representa una carta?
• Los vecinos de Westview tienen miedo a pronunciar el nombre de la Bruja Escarlata en voz alta, algo que recuerda a Voldemort en la saga de Harry Potter.
• Las fechas en la tarjeta de la biblioteca corresponden al momento en que Agatha y Wanda obtuvieron el Darkhold (palabra que se forma con las siglas del título). Y el autor es Andrew Ugo, un anagrama de Wundagore.