El segundo episodio de la nueva temporada de House of the Dragon (2022-) estuvo plagado de diálogos, movimientos estratégicos y decisiones impetuosas. Llegando bastante a la altura de su predecesora Game of Thrones (2011-2018), vemos cómo tanto los jugadores del team verde como del team negro se van posicionando para la llegada de la inminente guerra civil Targaryen. 

Si bien Westeros no se caracteriza por tener las familias más funcionales (podrían ir entrenando un par de psicólogos en lugar de tantos maestres, ¿no?) al parecer la falta de cariño y contención ma-paternal afecta a líderes políticos populistas también en la ficción y, como consecuencia, empezamos a ver las repercusiones que esto conlleva (sobre todo en el pueblo). 

Por el lado de los habitantes de King’s Landing, la noticia del brutal asesinato del heredero al trono pone a prueba la templanza de Aegon y compañía. Completamente cegado de venganza, el rey quiere ir personalmente a matar a su media hermana Rhaenyra, ya que está convencidísimo de que fue ella quien ordenó el asesinato de Jahaerys.

Por suerte, el consejo logra disuadirlo de este plan, pero en su necesidad de sangre, Aegon decide interrogar a uno de los detenidos por el crimen. El susodicho menciona que desconocía la identidad de quién lo acompañó esa noche, pero sí sabía que era un cazador de ratas empleado por el palacio. Luego de su confesión, Aegon se desahoga rompiéndole el cráneo de un mazazo y, aún no satisfecho con esto, manda a colgar a todos los cazadores de ratas de la ciudad y a asegurarse de que el pueblo vea lo que puede suceder si se desafía de alguna manera su reinado. 

Y a todo esto, ¿qué pasó con la criatura? Ni lento ni perezoso, la Mano del Rey Otto Hightower básicamente pensó “esta es nuestra oportuncrisis para hacer quedar mal a Rhaenyra ante los ojos de la plebe” y organizó una procesión funeraria para exhibir el cuerpito de Jahaerys (con su cabecita cosida) seguido de su madre Haelena y su abuela Alicent.

Mientras el cortejo fúnebre avanzaba por las calles de King’s Landing, un par de personajes al servicio de la Corona agitaban las aguas al grito de “Miren lo que hizo Rhaenyra la Cruel” (nombre del episodio que aquí nos convoca). Y el pueblo les creyó. Básicamente, nos mostraron el concepto de bots de Twitter y fake news en contexto westerosi. 

Por otro lado, y a pesar de que Otto Hightower y todos los que presenciaron la reunión de consejo disuadieron al rey de ir hasta Dragonstone a vengar la muerte de su retoño, Criston Cole (¿acaso el ser más detestable de la serie?) decide tomar cartas en el asunto. En un arrebato de culpa e hipocresía, el hasta entonces Comandante de la Guardia del Rey confronta a Sir Arryk por no haber estado cuidando los aposentos de la reina Haelena la noche del fatal incidente. Luego de la discusión, le ordena infiltrarse en Dragonstone y personificar a su hermano gemelo (Sir Erryk) para poder matar a Rhaenyra en su propia habitación. 

El haber tomado esta decisión le vale a Sir Criston el nombramiento de Mano del Rey. Y uno se preguntará, ¿pero no era Otto Hightower quién ocupaba ese rol? Y sí, pero como a Otto no le gustó ni medio que su nieto Aegon tomara sendas represalias contra el pueblo, el rey decidió quitarle su puesto y nombrar a Criston como su nuevo consejero. 

Mientras tanto, en Dragonstone…

Del otro lado del charco, se vivieron momentos de tensión una vez que llegó la noticia desde la capital. Rhaenyra, totalmente horrorizada por el destino espantoso que sufrió su sobrino, tuvo que soportar el cuestionamiento de algunos miembros de su propia mesa chica. Para luego darse cuenta de que la culpa era de su propio marido, Daemon. Esto les valió una agitada pelea marital que terminó con Daemon poniéndose la armadura y dejando la fortaleza a bordo de Caraxes. 

Pero las malas noticias para Rhaenyra recién comenzaban. En una secuencia casi espejo de la que tuvimos la semana pasada en King’s Landing, Syr Arryk finalmente logra infiltrarse en el castillo para buscar a la reina del team negro y matarla. Gracias a los Siete, la seguridad en Dragonstone parece funcionar un poco mejor que en la Red Keep, y Syr Erryk (hermano del infiltrado y guardia personal de Rhaenyra) intercepta a su gemelo en su intento de regicidio.

A esto le sigue un pelea realmente brutal y emotiva que termina con la vida de ambos guardias. Nuevamente vemos cómo la gente de a pie sigue pagando con su vida los caprichos de los de arriba. Antes por una mera advertencia política, esta vez en nombre del honor, el deber y la hipocresía de Sir Criston. 

La serie nos entregó un episodio repleto de momentos memorables y de otros más pequeños que, no cabe duda, irán formando las piezas que completen el rompecabezas de esta temporada. El gran interrogante que quedó abierto es ¿a quién nombrará Aegon como su sucesor? 

Habrá que esperar a ver cómo sigue esta cuestión y cómo se van a ir entrelazando también las historias del pueblo (pensemos en el Gusano Blanco, la madama de Flea Bottom, y en Hughe, el herrero) con aquellas de quiénes manejan el poder.

Restan todavía 5 episodios para que termine la temporada, pero hay algo que la serie nos está dejando en claro: las peores consecuencias de la inoperancia y la manipulación política siempre las paga el pueblo. Y al parecer los Targaryen un poco parecen traerlo en la sangre.