Desde que tenemos memoria las brujas son una presencia de múltiples facetas dentro de la cultura pop, dando lugar a una temática rica que abarca muchos subgéneros. Si vamos a repasar a las más importantes, para muchos nuestro primer acercamiento se dio en los cuentos de hadas o sus adaptaciones a la pantalla. Desde la Bruja Mala del Oeste (Margaret Hamilton) en El mago de Oz (1932) o la Bruja Blanca (Tilda Swinton) en Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero (2005), estas despiadadas mujeres hacían que los espectadores, muchos de ellos todavía en su dulce infancia, se vieran a si mismos como sus principales víctimas.
Llevado varias veces al cine, Blancanieves es un cuento en donde la envidia manifestaba el verdadero temible rostro de la hechicera. Es así como encontramos versiones animadas como el clásico de Disney, pero también otras más cercanas al lado más tenebroso del cuento, como es Snow White: A Tale of Terror (1997). En esta versión Sigourney Weaver encarna a Lady Claudia, una mujer que encuentra la perdición en su ego al hablar con su propio y mágico reflejo. Pero es la pérdida de su bebe durante el parto lo que marca su caída en la locura y la crueldad, llevándola a practicar la necromancia haciendo uso de la sangre de su marido (Sam Neill).
La obra de Roal Dahl también ha recibido grandes adaptaciones, siendo Las Brujas (1990) uno de sus grandes exponentes. Deslumbrándonos con grandes efectos especiales, lograron transformar a un chico en roedor o a la bellísima Anjelica Huston en la monstruosa Gran Bruja. Así fuimos llevados a la conferencia anual del mayor aquelarre inglés en su búsqueda por convertir a todos los niños del mundo en ratones.
Este desprecio por los infantes es compartido por las hermanas Sanderson en el clásico moderno Hocus Pocus (1993). Este trio es tan icónico que no solo regresa a nuestra memoria cada Halloween, sino que lograron darnos tres hechiceras tan malvadas como entrañables, aquellas con las que cantamos mientras anuncian que hemos caído en su embrujo.
No todas las brujas son malvadas. Tan solo hay que recordar a Kiki’s Delivery Service (1989), en donde el estudio Ghibli nos presentaba una trabajadora brujita y su gato parlante en la búsqueda de independizarse. Hermione Granger también inspiró en la saga de Harry Potter (1997-2007) a toda una generación de jóvenes a demostrar que el intelecto le gana a las fuerzas malignas.
Pero hay un clásico que muchos no reconocen como una historia de brujas. ¿Qué otra cosa podía ser Julie Andrews al enseñarnos palabras como Supercalifragilisticoespialidoso en sus mágicas canciones? Si, la entrañable Mary Poppins es la representación de lo que las brujas originalmente eran antes de que los prejuicios las endemoniaran: mujeres sabias que con sus conocimientos secretos buscaban ayudar a la comunidad.
El lado más horroroso
Es gracias a la literatura y al cine en que hoy en día podemos entender el cambio de paradigma por el cual la religión fue instrumentalizada para controlar, cazar y terminar la vida de aquellas mujeres que no se ajustaban a las normas socioculturales. Protagonizada por Vincent Price, maestro del horror, en Witchfinder General (1968), este interpreta a un despiadado cazador de brujas quien usando el pánico social impulsó una ola de torturas y asesinatos por toda Inglaterra.
The Crucible (1996) examina el mismo tema desde el punto de vista de una de las supuestas posesas, interpretada por Winona Ryder. Enfocándose en los infames juicios de las brujas de Salem, somos testigos de cómo familiares o vecinos se convertían en ejecutores de sus pares.
El terrorífico clima de estos dramas históricos dio lugar tambien a algunas de las mejores representaciones del horror folclórico, siendo The VVItch (2015) de Robert Eggers, uno de las más reconocidas estos últimos años. Desde su título escrito con dos v (ya que la w no existía en esa época) la recreación de ese periodo es impecable. Pero sobre todo el pensamiento religioso fue la clave para retratar la tragedia de una familia que es consumida desde dentro.
Las brujas, metafóricas o literales, son omnipresentes al tirar de los hilos y exaltar una maldad innata. Las mentiras del padre, la negligencia de la madre y los deseos lascivos del hermano llevan a que Thomasin (Anya Taylor-Joy) encuentre refugio en la oscuridad y un diablo que le promete algo que la luz jamás le entregará: el sabor de la mantequilla. Un mundo en donde lo dulce y el placer, sí están al alcance de su mano.
Pero si vamos al hablar de terror, un clásico infaltable es The Blair Witch Project (1999), película que hizo historia al instalar el subgénero del found footage, o metraje encontrado. Allá cuando internet era palabra sagrada, los productores instalaron el rumor de que los protagonistas habían desaparecido y todo aquello que veíamos en pantalla era evidencia de un crimen quizás sobrenatural. Todavía generando teorías y dando a luz a secuelas que jamás replicaran el fenómeno cultural que fue la original, la Bruja de Blair continúa atemorizándonos.
A la hora de tener en cuenta la verosimilitud con la realidad, pocas películas tocaron el tema como lo hizo The Craft (1996). Contratando a brujas reales para acompañar a la producción, estas se aseguraron de que muchos de los rituales usados fueran verdaderos o potencialmente efectivos, si bien su representación en pantalla se toma algunas libertades artísticas. La película no solo inspiro a toda una generación de brujas modernas, sino que Fairuza Balk, la actriz que da vida a Nancy, compró una tienda ocultista durante el rodaje.
Las brujas y el feminismo
Así como en Suspiria (1977) las hechiceras de Dario Argento era capaces de usar a las jóvenes dentro de su institución de baile como sacrificios humanos, Roman Polanski nos mostró en Rosemary’s Baby (1968) a un grupo de brujas que, con la ayuda del marido de su protagonista, manipulaban a una mujer para que esta diese a luz al Anticristo.
Este es uno de los tantos ejemplos de cómo la modernidad contó nuevas historias sobre la manipulación de los cuerpos femeninos así como también su liberación. La figura de la bruja aparecía como victimaria, pero a veces también como víctima o rebelde dentro de una sociedad patriarcal.
En la comedia The Witches of Eastwick (1987), los personajes interpretados por Cher, Michelle Pfeiffer y Susan Sarandon son el aquelarre perfecto y no están conscientes de ello. Durante una noche de chicas y entre varios tragos, manifiestan a lo que consideran es el hombre ideal, solo para que este resulte ser el mismo diablo (Jack Nicholson).
Tras endulzarlas con bellas palabras y atención, eventualmente este muestra su verdadero rostro. Manipulador y violento cuando ellas no son las novias perfectas, Van Horne es la representación del hombre más tóxico. Finalmente conscientes de su propia fuerza cuando están juntas, el trio no solo lo se deshace de él, sino que abrazan el poder que siempre estuvo dentro suyo.
Ese es uno de los tantos ejemplos de películas en donde las brujas aparecían como figuras plenas y mujeres que abrazaban sus talentos únicos, dando lugar a representaciones mucho más alegres y positivas. Es así como en uno de los retratos más fieles de la sensación de sororidad dentro de un aquelarre podremos encontrar a la comedia romántica Practical Magic (1998). Además de enseñarnos a siempre tirar sal por sobre nuestro hombro izquierdo, tener romero en el jardín, plantar lavanda para la buena suerte y enamorarnos siempre que sea posible, las mujeres de la familia Owens se tenían las unas a las otras incondicionalmente.
Películas sobre brujas que quizás no conozcas (pero que no te podés perder):
Häxan (1922)
Conocida también como La brujería a través de los tiempos, este documental narra, con secuencias dramatizadas, los inicios de la brujería occidental. Desde la explicación de la cosmogonía en la Edad Media a las prácticas mágicas y las cazas de brujas, la película analiza si la falta de conocimientos respecto a los desórdenes mentales y la paranoia colectiva fueron el origen de estas supersticiones.
Más allá de que es un excelente ensayo histórico, sorprende en cómo plasma los mitos de la época e impresiona además por el trabajo de efectos prácticos con los cuales explora estos temas.
You Won’t Be Alone (2022)
Este oscuro drama de fantasía fue una de las mejores películas del 2022, pasando criminalmente desapercibida. Llevándonos a un pueblo en la Macedonia del siglo XIX, nos encontramos con Nevena, una niña cuya madre la cría a escondidas luego de prometérsela como pago a una bruja. Cuando la chica cumple los dieciséis años, María (Anamaria Marinca) viene por ella y mata a su madre. Convirtiéndola en un ser con sus mismos poderes, la joven descubre que ahora puede cambiar de forma.
Este viaje tanto físico como espiritual nos hace testigos de cómo Nevena descubre el mundo, experimentándolo de diversas maneras dependiendo del nuevo cuerpo que tiene. De esta manera, su lugar en la sociedad, sus experiencias y expectativas en lo sexual, van cambiando dependiendo de su género o incluso de si es humana o animal.
Si bien por momentos puede ser provocadora o cruda, Goran Stolevski nos entrega una historia de gran emotividad y una sensación de cuento de hadas, en donde la protagonista es nadie y al mismo tiempo somos todos.
Akelarre (2020)
El director argentino Pablo Agüero pone al centro la resiliencia femenina en este drama ambientado a principios del siglo XVII durante la inquisición española. Es así como se nos presenta a un grupo de seis amigas, adolescentes que gustan de ir al bosque a cantar canciones marítimas y beber a escondidas. Tras captar el ojo de un clérigo (Álex Brendemühl) que se dedica a recorrer el país castigado lo que la iglesia considera como pecado, las chicas son encarceladas.
Como una Thelma & Louise (1991) del siglo barroco, estas jóvenes mujeres se apropian de lo que se les acusa como último gran acto de rebeldía. Con una dirección de arte y actuaciones impecables, la música se convierte en grito de batalla al transformar una simple rima en un himno de pelea feminista. Imposible no recitarlo con ellas, volviéndonos parte de su lucha.
Eve’s Bayou (1997)
Este cuento gótico sureño narra la historia de Eve (Jurnee Smollett) durante el tumultuoso verano de 1962 en el que, como ella nos asegura durante el prefacio, mató a su padre (Samuel L. Jackson). Conocemos entonces a los Batiste, una familia cuyas mujeres son fuertes, muchas de ellas herederas de un don sobrenatural que les permite ver más allá de lo que tienen frente a sus propios ojos.
Pero la perspectiva es engañosa, más cuando observamos el mundo a través de la mirada de una niña de 10 años que, con la intención de proteger a su familia, juega con poderes más allá de su comprensión. El acto de ver se vuelve central, a veces inexplicable por las leyes naturales y en ocasiones recordándonos que la verdad empírica no existe. Ambigua como la memoria misma, nos lleva a reflexionar sobre cómo la emoción y a veces las buenas intenciones pueden llevarnos a hacer cosas de las cuales no hay vuelta atrás.
Belladonna of Sadness (1973)
Producida por el mismísimo “padre del anime” Osamu Tezuka (Astroboy), esta joya de la animación para adultos nos lleva a través de un psicodélico viaje experimental. Con influencias a varios artistas entre los cuales destacan los eróticos bocetos de Egon Schiele y Gustav Klimt, la película combina las más coloridas acuarelas, juego de tintas y el expresionismo para contar una historia que habita en los contrastes entre lo bello y lo terrorífico.
Basada vagamente en Brujería y Satanismo, un libro francés que documentaba los orígenes de la persecución de las brujas, la historia de Jeanne (Aiko Nagayama) habla de la sexualidad como instrumento de decadencia pero también de poder. A pesar de cómo ella es perseguida y violentada, hay un fuerte giro feminista que la convierte en un símbolo de inspiración y resistencia, una metáfora de Juana de Arco o de Marianna, la mujer al centro de la pintura La Libertad guiando al pueblo.
Hagazussa (2017)
Este drama histórico deshilacha cuidadosamente los terrores a los que quedan expuestas las mujeres. Dividida en cuatro actos, seguimos a Albrun (Aleksandra Cwen), una silenciosa mujer que carga con los recuerdos de ataques en donde su madre y ella eran acusadas de brujería. Ahora madre de una bebé, mantiene la cabeza baja, pero la búsqueda de conexión humana la lleva a ser víctima de los actos más crueles.
Lenta, atmosférica y con una hermosa fotografía, esta película austro-alemana se nutre de un horror mucho más humano que sobrenatural. Se toma su tiempo asentando la incomodidad de un peligro que podemos sentir capaz de asaltar a nuestra protagonista en cualquier momento.
Como aquellos cuentos folclóricos que resultaban tan inocentes como crudos, nos lleva por el mismo camino, en donde la humanidad es el verdadero monstruo. Al terminar, deja esa terrible sensación que se queda en el cuerpo días luego de que los créditos marquen el fin de la historia.
Mary and the Witch’s Flower (2017)
No, a pesar de su parecido estético, la película no es del estudio Ghibli. Pero hay que decirlo todo, su director Hiromasa Yonebayashi le hace honor a las mejores obras de Hayao Miyazaki tras años de trabajar bajo su tutela. Llevándonos a un aburrido verano en el campo inglés, la vida de Mary (Ruby Barnhill) cambia cuando descubre una flor mágica que, sin saberlo, le otorgará temporalmente los poderes de una bruja.
Al llegar a la prestigiosa Academia de magia Endor, Mary no tardará en descubrir los oscuros secretos que esconde su directora, Madame Mumblechook (Kate Winslet). Entre gatos parlantes, romances juveniles, escobas voladoras y subtramas que interconectan distintos puntos en el tiempo, la película goza de un excelente ritmo, personajes más que entrañables y un arte que deja sin aliento.
Superstition (1982)
Tras las brutales muertes de dos jóvenes en una casa abandonada, los detectives en el caso sospechan que hay motivos supersticiosos detrás del crimen. Sin saberlo, pronto se convertirán en parte de la venganza de una bruja que fue asesinada siglos atrás en esas mismas tierras.
Probablemente uno de los slashers más infravalorados de los ochenta. Desde sus primeros minutos la película deja en claro que lo que se viene es la más sangrienta de las matanzas. Si bien las actuaciones dejan que desear, es fácil entrar en este juego lleno de gore y quizás hasta disfrutar de algunos flashbacks en donde la bruja finalmente es capaz de torturar a aquellos que alguna vez la atormentaron.
Bell, Book and Candle (1958)
Kim Novak (Vértigo) protagoniza esta comedia romántica en donde una sociedad secreta de brujas y magos prospera bajo las narices de los neoyorkinos. Dueña de una tienda de curiosos artefactos, Gillian (Novak) decide por puro aburrimiento embrujar a su nuevo vecino Shep (James Stewart). Las cosas se complican cuando la comunidad de Gil peligra con ser expuesta al mundo, mientras que su hechizo de amor parece haberse vuelto en su contra.
Elegante, inocentemente divertida y entre metáforas de colectivos enclosetados, esta mágica versión de Desayuno en Tiffany’s (1968) puede que no sea perfecta, pero encantará a quienes disfruten de los romances en la era dorada de Hollywood.
The Love Witch (2016)
Elaine (Samantha Robinson), una femme fatale experta en hechicería, usa sus poderes obsesivamente en búsqueda del amor perfecto. Pero una y otra vez llega a resultados fatales para sus pretendientes.
En esta parodia de las películas sexplotation de los sesenta y setenta, Anne Biller encarna la definición del cine de autor al dirigir, producir, editar y escribir, además de encargarse de la impresionante dirección de arte, música y vestuario de su película. Extremadamente colorida y jamás soltando esa aura kitsch que tiene de principio a fin, The Love Witch transita lo absurdo al mismo tiempo que hace una crítica a esas historias que se presentan como feministas pero cargan con estereotipos patriarcales.
Bedknobs and Broomsticks (1971)
Durante la Segunda Guerra Mundial, niños de todo Londres eran evacuados hacia el campo para protegerlos de los bombardeos. Es así como tres huérfanos llegan a la casa de la Señora Price (Angela Lansbury), una bruja novata que todavía está aprendiendo el oficio a través de cómodas entregas por correo.
Con canciones pegadizas, un gran elenco y memorables escenas en donde los actores se sumergen en escenas animadas que realmente resultan mágicas, Disney se muestra en su máximo esplendor. Puede que resulte un poco chocante que temas tan serios como la lucha contra los nazis se lleve a cabo con armaduras hechizadas, pero al mismo tiempo ese es parte del encanto de este clásico.
Mal de ojo (2022)
Nala (Paola Miguel) y su hermanita Luna (Ivanna Sofia Ferro) son llevadas a la casa de su abuela mientras sus padres buscan una cura para la enfermedad de la más pequeña. Ahí, tras escuchar cuentos folclóricos de magia negra, la mayor empieza a sospechar que quizás estén conviviendo con una anciana dispuesta a beber de la sangre de niños con tal de rejuvenecer.
Si bien clásicos como Alucarda (1977) o Veneno para la hadas (1986) ya habían contado grandes historias sobre brujería, esta película de Isaac Zeban nos recuerda que el cine mexicano es uno de los grandes exponentes del terror latinoamericano. Sosteniendo una macabra atmosfera y haciendo uso de excelentes efectos especiales, Zeban nos entrega una de esas historias que nos llevan de vuelta al principio para demostrar cómo ata cada uno de sus cabos con poética redondez.
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