Es inevitable preguntarse qué falla en Secret Invasion (2023), la nueva serie de Disney+ y que, sin duda, sorprende por intentar cambiar el tono optimista de la franquicia. Samuel L. Jackson interpreta de nuevo a Nick Fury, esta vez con talante huraño y más cercano a un líder crepuscular que a la cabeza visible de la iniciativa Los Vengadores. También, la dirección de Kyle Bradstreet y Ali Selim es mucho más sólida que un producto corriente de Marvel, más cercanos a una comedia luminosa, que a una premisa llena de matices y claroscuros.
No obstante, la producción tiene el problema reciente más habitual de cualquier historia de La casa de las ideas: la necesidad de abarcar demasiados temas, excesivos puntos de integración de material nuevo y viejo, y por si eso no fuera suficiente, brindar contexto al tronco central de su Universo Cinematográfico.
Secret Invasion es en exceso frágil como premisa, propuesta y relato para lograr ninguna de esas cosas. Mucho más, cuando su decisión — al parecer consciente — de limitar el enfrentamiento Skrull con la raza humana al de dos bandos irreconciliables, afecta su estabilidad. ¿Cuál es el sentido de un dilema de lealtad basado en la imprecisión para distinguir a enemigos y aliados, si de origen se niega?
Secret Invasion es incapaz de analizar su conflicto desde un frente elegante o sofisticado, aunque lo pretende. En lugar de eso, construye una evasiva versión de un thriller de espías, en el que nada parece ser suficiente. En especial, cuando enlaza el bien y el mal en situaciones incoherentes y que carecen de consistencia real. Con pretensiones de maduras basadas en la oscuridad y la plausible negociación con un adversario superior, la serie decae de inmediato.
Su primer episodio, que cierra con una muerte sorpresiva y en principio, por completo innecesaria, se enlaza con algo más violento y menos conclusivo. ¿Por qué Marvel desea reinterpretar de base sus historias si no puede hacerlo?
Una mirada a la oscuridad sin mayor sustancia
Lo peor de la serie es la sensación constante de oportunidades perdidas. Mucho más, a medida que la amenaza Skrull se revela como imparable y violenta. En medio de un conflicto en puertas, los antiguos aliados de la Tierra, se rebelan contra el control del gobierno estadounidense.
Lo que quiere decir, que no solo no acatan las órdenes de ninguna organización en activo en el Universo Cinematográfico de Marvel. A la vez, que el miedo se transforma en su aliado.
No obstante, la producción es torpe al plantear su escenario y conflicto, en especial, porque a primera vista no hay ninguno. Los Skrull revelan su identidad y Nick Fury sabe exactamente quién es quién, en un juego complicado en el que debería primar la confusión. En lugar de eso, el guion de Kyle Bradstreet y Brian Tucker apuesta a lo seguro.
La amenaza Skrull tiene más parecido con el terrorismo doméstico que con una conspiración universal basada en el engaño. Por lo que sus tentativas de demostrar su poder, parecen infantiles, cuando no poco contundentes.
¿El enemigo a la sombra se limita a lanzar bombas en diferentes plazas por todo el mundo? ¿Es eso suficiente para que las grandes potencias se enfrenten entre sí? ¿Es la escalada de pequeños incidentes que comprometen la seguridad interna y externa de países y ciudades un detonante para algo mayor?
Más aún, si el primer episodio de la obra deja claro que el conflicto entre intereses políticos se está convirtiendo en un riesgo aterrador. Especialmente cuando los Skrulls demuestran cuán útiles pueden — podrían — ser sus habilidades para crear el caos y enfrentar a los gobiernos mundiales que sobrevivieron a la crisis de Thanos
Por supuesto, la trama de Secret Invasion está estrechamente relacionada con el cómic de 2008 del mismo nombre de Brian Michael Bendis. Lo que debería convertirla también en un viaje por la larga historia de la raza extraterrestre, tal y como la imaginó el creador.
Un riesgo potencial, siempre a punto de estallar, al que deben enfrentarse los héroes de La casa de las ideas. No obstante, la serie se queda a medias, incapaz de profundizar en su argumento, sus personajes e incluso, la prometida audacia de reinterpretar el mundo marvelita por completo.
El anuncio de un riesgo inminente
Pero los dos episodios hasta ahora estrenados, son apenas un tedioso vaivén entre conversaciones incompletas que insinúan un secreto. No obstante, por el momento la mayor revelación fue privada — y relacionada con Nick Fury — antes que una estratagema total, que pudiera reconfigurar la franquicia de los superhéroes en todos sus extremos.
¿Marvel es incapaz de superar sus mejores momentos? Con cuatro capítulos por estrenarse Secret Invasion tiene la misión de analizar las posibilidades de la franquicia a posteridad. Y, sin embargo, preocupa que el panorama no sea del todo prometedor.
