Historia de un matrimonio

“Anatomy of a Fall” de Justine Triet: Un drama legal brillante que no da respiro

La reciente ganadora de la Palma de Oro y el Golden Globe a mejor película en habla no inglesa es un filoso drama francés que está dando que hablar.

por | Ene 8, 2024

Hay algo irresistible en los dramas legales. Al menos yo siempre encontré un magnetismo especial en las escenas de gente hablando con énfasis en habitaciones cerradas. Simplemente eso. Grandes exponentes del género como A Few Good Men (1992) de Rob Reiner o Anatomy of a Murder (1959) de Otto Preminger (cuyo título parece homenajear el film de Justine Triet) son dueñas de las escenas más memorables de la historia del cine. Si los diálogos son lo suficientemente filosos y los actores son convincentes, tenés una fórmula infalible. 

La más reciente ganadora de la Palma de Oro, Anatomie d’une chute, pertenece justamente a este género tan noble y creo que es de los mejores en muchísimo tiempo. Además de regalarnos múltiples escenas de diálogos con algunas de las mejores actuaciones del año, tiene un guion tan inteligente que disfraza de courtroom drama una historia para hablar de cuestiones más profundas e interesantes.

Cuestiones que obviamente incluyen críticas al sistema judicial (francés en este caso), pero también acerca de la búsqueda de la verdad objetiva, si es que existe tal cosa, y sobre todo, la percepción que tienen los demás sobre nosotros y nuestras relaciones.

entrevista interrumpida

Anatomy of a Fall arranca con Sandra, nuestra protagonista, siendo entrevistada por una colega acerca de sus obras y sus métodos de escritura. Pero la entrevista se ve interrumpida por “P.I.M.P.” de 50 Cent (versión instrumental) que empieza a sonar a todo volumen desde unos pisos arribas. Sandra dice que es su marido, que le encanta trabajar con música fuerte. La situación es hilarante y cada vez más incómoda.

A los pocos minutos, Daniel, el hijo de la pareja, encuentra a su padre muerto sobre la nieve, después de una aparente caída desde el ático de la casa. Sabíamos de la presencia de Samuel en esa casa por el episodio de la canción, pero la primera vez que la cámara de Triet le dedica un plano, es cuando ya está desangrado sobre la nieve. 

juicio a un matrimonio

Lo que sigue es una investigación y posterior juicio donde deberá determinarse si la muerte de Samuel fue accidental, un suicidio o si Sandra asesinó a su marido. Acá es cuando la destreza del guion que Triet escribió junto a su pareja Arthur Harari sobresale. Más que la muerte de su marido, lo que pareciera estar en juicio es la misma Sandra, su rol como madre y como esposa.

El juicio termina siendo sobre la caída de un matrimonio que, como cualquiera, atravesó momentos difíciles y se volvió cada vez más complicado; que sobre la literal caída de Samuel desde el ático. De ahí también la perfección del título de la película, el cual sugiere un estudio meticuloso con un término médico sobre algo.

La película plantea también la cuestión de la percepción que los demás tienen hacia nosotros. No nos mostramos de la misma manera frente a un hijo, frente a una pareja, a una potencial conquista, ni siquiera ante un psicólogo en una sesión de terapia. ¿Quienes somos realmente? ¿Quien conoce nuestra verdadera esencia?¿quien puede saber de qué somos capaces? ¿La persona con la que convivimos en un matrimonio, o ni siquiera ellos?

Sin embargo, muchos testigos que la justicia parece entender que pueden aportar evidencia al caso son llamados a prestar declaración, cada uno dando su opinión sobre Sandra y su matrimonio con Samuel. “Vos conocés solamente una parte” le contesta ella al psicoterapeuta de su marido, en cuyo testimonio afirma que su paciente se sentía sofocado por su esposa. “Las relaciones son caos”, añade la protagonista, ya usando el inglés para poder expresarse más fácilmente que en francés, aunque ninguna de esas es su lengua materna, otra decisión que no es casual. 

fotos y grabaciones

La directora Justine Triet pone el foco también en el “material de archivo” de la pareja. Durante la secuencia de créditos, vemos muchas fotografías de los protagonistas en tiempos pasados, cuando las sonrisas y frescura de sus rostros parecían indicar que eran tiempos más felices, relajados. O quizás tampoco este material sea completamente fidedigno, sino que también está sesgado por una percepción. Pero el material de archivo más importante de la película es una grabación de audio de una discusión acalorada que tuvo la pareja un día antes de su muerte, que Samuel grabó con la intención de usarla como material para un nuevo libro.

Hay una decisión interesante de la directora en este punto, porque arrancamos escuchando la grabación, como el resto de las personas del tribunal (incluido su pequeño hijo), pero a los pocos segundos somos testigos oculares de esta discusión, y tenemos el único flashback de la película que es, también, la mejor escena.

Durante esta discusión, entendemos mucho más de los personajes. Conocemos las frustraciones del fallecido Samuel, los reproches y acusaciones que le hace a su esposa (desde infidelidades hasta tiempo no devuelto) y la respuesta de Sandra hacia ellas, confirmándonos que -de hecho- se trata de una mujer bastante fría, enfocada en su carrera y segura de sus decisiones.

Pero de nuevo, esta discusión -que luego se vuelve física- sigue siendo solo una pequeña parte. Ninguna de las conclusiones que podamos sacar a partir de esto responde si Sandra asesinó a su marido. Somos mucho más que nuestros peores momentos, aún cuando estos sucedan minutos antes de una tragedia.

interpretaciones que merecen premios

En esta película, están sin dudas varias de las mejores actuaciones del año. Sandra Hüller da una clase magistral de interpretación, luciéndose tanto en la discusión del flashback, como en los numerosas escenas que tiene durante el juicio, y también compartiendo una cerveza junto a su abogado, interpretado por un carismático Swann Arlaud. Hüller también tiene una participación importante en The Zone of Interest (2023) de Jonathan Glazer, otra de las películas que suena fuerte en esta temporada de premios.

Sin embargo, creo que no habla lo suficiente sobre la interpretación de Milo Machado Graner, quien da vida al pequeño hijo de la pareja. Daniel sufrió un accidente a los cuatro años (del que la protagonista sutilmente culpa a su difunto marido) que le ocasionó una pérdida de la vista casi total.

La ceguera de Daniel es una metáfora un poco explícita, pero igualmente efectiva, de su percepción sobre el matrimonio de sus padres. Vive con ellos, pero no puede ver lo que realmente pasa. Su personaje va cobrando relevancia a medida que transcurre la película, y Machado Graner se luce completamente en una interpretación desgarradora de un niño que tiene que “decidir” si su mamá es una asesina o si su papá es un suicida. Si no sabemos la verdad sobre algo, ¿tenemos que elegir qué creer? “Tenemos que decidir qué creer”, dice el personaje de su cuidadora. 

Y esta decisión queda también sobre la audiencia, ya que la película no brinda respuestas certeras sobre lo que le sucedió a Samuel. Poco después de la secuencia inicial, queda claro que el interés de la directora va por otro lado completamente distinto al de resolver un misterio.

Este no es un whodunnit ni tampoco un true crime, como está tan de moda. De hecho, Sandra Hüller contó en una entrevista que le preguntó a Justine Triet qué fue lo que había pasado, para poder basar su interpretación en eso. Pero no hubo respuesta, la directora afirma que ella tampoco sabe la verdad. 

Anatomy of a Fall no fue la elegida por Francia para enviar como representante de su país para la categoría de Mejor Película Internacional a los Oscar, sin embargo es más que seguro que esta película esté presente en varias categorías en los Premios de la Academia. Y puede que se lleve algunos, como se llevó Mejor Guion y Mejor Película de habla no inglesa en los Globos de Oro. Bien merecidos.

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