¿Hay esperanzas?

Requiem para el DCEU: Todo lo que podía salir mal, salió todavía peor

DC no logró plasmar en cines el potencial que tienen sus personajes, no pudo armar un universo cinematográfico a la altura de la leyenda. ¿Hay un porqué?

por | Ene 9, 2024

Aquaman and The Lost Kingdom (2023) de James Wan cierra un ciclo para DC en cines. Una película apenas correcta que no marcará ningún hito en la cinematografía mundial, pero que lo hará para ese intento de un universo cinematográfico unido y coherente que no fue: el llamado DCEU, o Universo Extendido de DC.

Años y años de discusiones en redes, malas decisiones a todo nivel, millones de dólares invertidos en actores, cortes de directores que agregaban más horas de contenido, efectos especiales y marketing que no llevaron a nada más que mil intentos y casi ninguna película que quedará en el recuerdo. Y todo comenzó con Zack Snyder.

El Snyderverse

Snyder es un director particular. Ante la propuesta de DC de construir un universo cinematográfico, leyó dos o tres cómics y planteó una saga de cinco películas que culminaría con la Liga de la Justicia en todo su esplendor. Pero pasaron cosas. Quizás su tono oscuro y pretendidamente adulto no terminó de convencer a las masas, o quizás si se hubiera completado su plan la historia sería otra. Pero no hay manera de saberlo hoy, así que debemos atenernos a los resultados.


El estreno de Man of Steel en 2013 y luego Batman V Superman: Dawn of Justice en 2016 marcaron un rumbo, que no dejaba lugar a más luz que las que se vislumbraba en las escenas de acción en cámara lenta. Snyder nos mostraba que el futuro de DC era sombrío, porque la historia que tenía el director en mente lo era.

El futuro de Batman, Superman y Wonder Woman estaba lejos de las hazañas humanitarias que marcaron sus cómics y más cerca de la actualidad del mundo que estamos viviendo, donde el individualismo es la ley primera. Quizás no era el momento para este tipo de mensajes de violencia pura, ya que estos personajes deberían ser un ideal heroico al que apuntar, deberían ser un ejemplo a seguir para mejorar el mundo que nos rodea.

O quizás la falta de ese humor que caracteriza a Marvel en su propio universo hizo que la mayoría de la gente que mira películas de superhéroes esperara que la fórmula se repitiera, pero no lo sabemos. Lo que sabemos es que por problemas personales, Zack Snyder tuvo que abandonar la nave a mitad de camino y esto hizo que el rumbo del barco empezara a perderse.

El suicidio del escuadrón

Otro ladrillo en la pared de la caída lo derribó el estreno de Suicide Squad, de David Ayer en 2016. Una película marcada por los cambios de editores, los problemas con el elenco (no hablaremos de Jared Leto por pudor) y un sinfín de dramas que terminó siendo un pastiche que no convenció a propios y que espantó a ajenos.

La película en sí fue un desastre a nivel crítica, pero nos dejó a Margot Robbie como la icónica Harley Quinn de carne y hueso. Además, le fue bien en números de taquilla y logró un premio Oscar al mejor maquillaje y peinado. Pero el universo cinematográfico como tal no arrancaba, los puntos donde deberían unirse las historias eran, por lo menos, débiles.

Al día de hoy, el director insiste en declarar cada tanto que hay una versión coherente de la historia. Si hay una mejor versión de su Escuadrón Suicida, quizás algún día la veremos. Pero lo dudamos.

Wonder Woman al rescate

Si hay algo que reconocerle a Zack Snyder, es que tiene un gran ojo para los castings. Henry Cavill es la elección ideal para Superman y también acertó al elegir a Gal Gadot para que sea Wonder Woman. Su aparición en la pantalla grande nos emocionó y su película propia no hizo más que aumentar nuestro amor a la Mujer Maravilla.

La historia de la Princesa Amazona que dirigió Patty Jenkins en 2017 es una de heroísmo y descubrimiento, ya que la protagonista debe dejar su lugar natal para ir al mundo de los hombres, inspirarlos y ayudarlos en sus luchas contra sus demonios. Fue un éxito a nivel crítica y a nivel taquilla, haciendo que el futuro del DCEU pareciera, una vez más, promisorio. Pero no.

Empiezan los dramas

El arribo de Joss Whedon y su humor infantil marcó otro punto bajo en el DCEU. Su versión de la película de La Liga de la Justicia de 2017 (que había casi completado Zack Snyder) fue un fracaso a nivel artístico, ya que el tono oscuro del anterior director no cuajaba con los chistes tontos que se agregaron. Además, las regrabaciones que se tuvieron que hacer terminaron siendo torpes, aumentando el drama interno y el precio de la producción.

Y el público más fanático se hizo escuchar. La campaña en redes para que saliera el corte que el director original tenía planeado fue larga y llena de traspiés, toxicidad e intereses encontrados. Sin embargo, llegó a su objetivo años después, cuando el “Snydercut” pudo verse en HBO Max para el lanzamiento internacional de la plataforma. Pero el daño ya estaba hecho.

La película terminó siendo el punto donde debía haberse apoyado el DCEU para su crecimiento, pero los dramas detrás de cámara y la pobre implementación del grupo superheroico no ayudaron, y todo empezó a salir mal. Porque, en este punto, debemos hablar del elefante de la habitación: Marvel se tomó un montón de años para su propio plan narrativo.

A cada personaje que formaría parte de su grupo -los Avengers– les dedicó una película propia, las cuales fueron armando un rompecabezas pensado a todo nivel y durante mucho tiempo; algo que DC no tuvo tiempo de hacer. Al empezar la carrera años después, la distinguida competencia quedaba muy por detrás en la construcción de su universo cinematográfico, y terminó haciendo algo de menor calidad a nivel argumental.

Aún así, hay agua en la pileta

Aquaman (2018) de James Wan sigue siendo el mayor éxito a nivel taquilla del DCEU. Su estreno funcionó como bálsamo para el público y la cúpula empresarial, pero también marcó otra disonancia. El tono ligero y de aventuras de la película no se condice con el tono oscuro que se venía planteando en las anteriores. Entonces, ¿qué buscaba la gente? ¿Eran más los que querían el tono oscuro o lo light era el camino?

En esta película, vuelve Jason Momoa como Aquaman, y su aventura del descubrimiento de su legado se torna por momentos la más comiquera. Abraza el absurdo y el sinsentido de que haya una sociedad bajo el mar, donde los pulpos y los tiburones son amigos que tocan la batería y se divierten con el resto. De nuevo, ¿cuál era el camino? ¿Abrazar lo comiquero o buscar la oscuridad?

Más errores que aciertos

De acá en más, la historia del DCEU se torna más complicada y el tono de las películas varía de acuerdo a la visión de cada director, perdiendo la idea de unidad que primó en las primeras. Shazam! (2019) de David F. Sandberg es una nueva historia de origen, esta vez de un niño que descubre que es uno de los mayores héroes del panteón de DC. Es muy divertida y referencia por arriba algunos sucesos de las películas pasadas.

Birds of Prey (2020) de Cathy Yan es la vuelta de Margot Robbie a su personaje Harley Quinn, pero también trae más personajes secundarios como Huntress (Mary Elizabeth Winstead) o Black Canary (Jurnee Smollett). También hay menciones al Joker de Jared Leto y alguna cositas más que la conectan con las anteriores. Estas menciones al universo compartido son mínimas y casi que todas funcionan como historias por sí mismas. En algún momento, dejó de importar el tapiz mayor y se enfocaron en las películas individuales.

Después vendría el Suicide Squad de James Gunn en 2021, que funcionaría como una especie de soft reboot, porque se conservan algunos personajes pero están tratados de diferente manera, casi como si lo anterior no importara. Aquí Gunn empieza a tomar más preponderancia en las decisiones de lo que será DC en el futuro y estrena también la excelente Peacemaker (2021-) en HBO Max, convirtiéndose en la serie más vista de la plataforma hasta el momento.

Los últimos coletazos del DCEU

El estreno de la segunda película de Wonder Woman en 2020 marcó otro momento bajo del DCEU. La caída ya era inevitable. Volvieron Gal Gadot y Patty Jenkins, la crítica estuvo dividida y la taquilla fue aceptable. Pero en la discusión cultural ya se hablaba de un cansancio relacionado a las películas de superhéroes.

Porque el mundo se encontraba en un agotamiento post Avengers: Endgame (2019), que coronó una historia de más de veinte películas y diez años. Para esa altura, las historias de gente con poderes dominaban el zeitgeist cultural y todo giraba alrededor de ellos, y quizás el público estaba buscando otro tipo de relatos.

El estreno de la Flash de Andy Muschietti en 2023 marcó la caída del ladrillo final en la pared del DCEU. A pesar del toque especial del director argentino, la película termina apelando a otros héroes de toda la historia de DC en pantalla grande, pero una vez más con una torpeza que alejó a propios y ajenos. De Black Adam (2023) y de la segunda de Shazam! no hay mucho que decir. Y de la cancelación de la película de Batgirl con Leslie Grace ya se habló en su momento.

Y así se fue el DCEU, en fade, sin dejar nada en claro más que errores, dramas a todo nivel, algunos aciertos de casting y algunas historias en la pantalla grande que podremos recordar con nostalgia algún día. O no.

La base está

Dicho todo esto, hay que admitir que DC sigue teniendo muchos de los mejores personajes de la ficción del siglo XX y que continúan teniendo éxito en otros medios e incluso en el cine. The Batman (2022) de Matt Reeves es el mayor ejemplo, pero también podemos nombrar la serie animada de Harley Quinn (2019-), la saga de videojuegos de Arkham de Batman o el fenómeno creado alrededor del juego Injustice.

También las series de TV del Arrowverse, como Stargirl (2020-), Doom Patrol (2019-) o Superman and Lois (2021-), las películas animadas con todos sus personajes, culminando con la reciente Crisis en Tierras Infinitas. Las historias están, falta que las películas en la pantalla grande tomen forma. Hay esperanza todavía.

Coda

Solo nos quedamos con preguntas: ¿Qué pasó para que el DCEU dejara de ser relevante tan pronto? ¿La falta de rumbo concreto? ¿La intermediación constante de los jerarcas queriendo que las ganancias fueran siempre astronómicas sin importar la calidad de las películas? ¿El cansancio del público en general ante las historias de superhéroes? ¿O ese público fiel que tomó las redes sociales por asalto queriendo ver solo lo que ellos querían ver y no lo que la franquicia les ofrecía? ¿Que la competencia no paraba de meter éxitos y eso aumentaba la presión? ¿Fue pura torpeza a todo nivel o hubo algo más?
No hay una sola respuesta para todos estos interrogantes.

Aún así, nos queda esperanza con el nuevo proyecto que James Gunn tiene entre manos, porque (repetimos) DC tiene algunos de los mejores personajes de la historia de los cómics y una versión conjunta de sus mejores historias en la pantalla grande es un sueño que algún día podría ser realidad. Ojalá Gunn lo logre.

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