Delirio Místico

Servant – Temporada final: El día del juicio para la serie de M.Night Shyamalan

Toda una tragedia bíblica dentro de una casa, la serie de Apple TV+ concluyó atando algunos cabos pero dando prioridad al pesadillesco drama familiar.

por | Abr 24, 2023

Mucho cambió para los Turner desde el final de la tercera temporada de Servant (2019-2023). Tras sobrevivir a una caída que poco tuvo de fortuita,  los médicos dudan que Dorothy (Laure Ambrose) pueda volver a caminar, por lo que le dan el alta para que se recupere junto a su familia. Pero su elegante hogar ya no es lo que era antes. Corrompida desde adentro, sus cimientos parecen reflejar el quiebre entre sus habitantes.

Sean (Toby Kebbell) se enfoca en la salud de su esposa, pero continúa negando la bomba de tiempo en la que convive al creer que eso protegerá a Jericho, el bebe que alguna vez fue un muñeco pero que Leanne (Nell Tiger Free) parece mantener con vida. Por otra parte, más fuerte parece el vínculo entre ella y Julien (Rupert Grint), quien tras haber tenido un acercamiento a la muerte, ahora forzosamente intenta olvidar sus destructivos hábitos.

La falta de la matriarca deja muy en evidencia que Dorothy es el pegamento de tan disfuncional clan, dando lugar a que Leanne aproveche esa ausencia para tomar su lugar. Pero, ¿es ese el objetivo de tan particular niñera? Su obsesión con la pelirroja y las figuras maternas pueden tener varias lecturas, permitiendo que así surjan algunas de las principales preguntas de la serie. Al fin y al cabo, ¿Qué es Leanne y qué es lo que realmente quiere?

Con un primer episodio lleno de referencias a clásicos del terror que nos llevan a maestros como Hitchcock o incluso a obras del mismo M. Night Shyamalan, la temporada parece correr el foco de los múltiples interrogantes que continuaban apareciendo hasta en los episodios más avanzados. La necesidad de atar cabos no es algo que solo llega por su final, sino que acertadamente Servant cambia el eje del oscuro desconcierto hacia un suspenso más profundo. Eso la lleva a explotar uno de sus mayores fortalezas: los incomodos climas que se fueron formando.

Visualmente magistral, el constante acecho de la cámara nos recuerda a Rear Window (1954), pero en lugar de obsesionarse solo en el peligro esperando afuera, parece marcar aún más las distancias dentro del hogar mismo. Se podría decir que la serie también toma notas de What Ever Happened to Baby Jane? (1962), con el conflicto principal ahora cayendo en las dos mujeres protagonistas y una Dorothy que hoy más que nunca depende de la inestable Leanne. Es un suspenso cocinado a fuego lento, pero que satisfactoriamente lleva a un lugar en donde la tensión resulta por momentos inaguantable y lo que alguna vez fue afecto ahora no es más que rencor y miedo.

Con títulos introductorios que cambian con cada temporada y en cierta manera referencian algún momento clave de la historia o su atmosfera, los capítulos finales nos dan la bienvenida con una tormenta azotando la casa de la familia. Tranquilamente podría ser una referencia bíblica y por lo tanto al culto que crio y dio forma a la antagonista, augurado así un devastador final para una serie en donde la tragedia es moneda corriente. Lo que queda claro es la manera en que la intro apunta siempre hacia Leanne, un fenómeno aparentemente antinatural pero tan imposible de detener como un huracán. ¿Pero es cierta nuestra percepción del personaje o solo un espejismo?

La base misma de la serie se sostiene en la ambigüedad, por lo que no tiene sentido intentar dar explicación a aquellas reglas que la historia misma propone y que están fuera de toda lógica. Ese es quizá el pico más interesante que toca la temporada tras sostener este juego durante cuarenta episodios. ¿Son suficientes las respuestas? No hay vuelta atrás una vez que verdades son reveladas, una decisión de doble filo tanto para sus personajes como para la audiencia. Porque es bien sabido que tampoco hay vuelta atrás del mal sabor de boca que puede dejar un final malogrado.

Esa es una espina clavada en las producciones de Shyamalan. Sus plot twists tienen a dividir a una audiencia que en muchos casos los encuentra forzados, estos giros narrativos habiéndose ya convertido en la firma personal del director. Quizá el haber cargado con el apellido del cineasta como productor ejecutivo y con el ocasional trabajo como guionista o director le dio a la serie la flexibilidad de no continuar con ese legado. Es así como se nos entrega una conclusión en completa lógica con la historia que cuatros temporadas tomaron su tiempo en desarrollar, pero no por eso careciendo de sorpresas.

Fue grande la evolución de un relato que comenzó con un golpe tan absurdo como potente: el oscuro cuento de una madre atada a un muñeco tras la muerte de su bebe y una misteriosa joven que milagrosamente lo devuelve a la vida. Capaz de ser definida como una versión de La mano que mece la cuna (1992) teñida de elementos sobrenaturales, Servant balancea un oscuro sentido del humor con el más profundo drama y el terror. Es una serie que perdió el rumbo en su segunda temporada pero que supo volver a levantarse para enfocarse en ese sutil surrealismo que tan atrapante la volvió en sus inicios.

Con un elenco aprovechadísimo en el que destaca Ambrose, observamos los últimos pasos de una Dorothy que, así como lo hizo su tocaya en su viaje a un onírico Oz, también debe enfrentarse a la vuelta hacia la más terrible de las realidades.  Para eso lo capítulos finales sacan jugo a la elegante cinematografía de la serie, uno de sus fuertes. Vemos entonces como un comedor se convierte en un campo de batalla, un pasillo en un fantasmagórico descampado o un baile que da lugar a un evento en donde lo bello y lo tétrico coexisten. Con un último y satisfactorio golpe, la serie de Apple TV culminó haciendo que la primera incursión de Shyamalan a la televisión sea una de las mejores producciones de terror psicológico dentro de este formato.

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Ro Tapias

Artista visual. Madre de dragones, gatos y un corgi. Hablo de cine, a veces demasiado.