La tradición no se mancha

El cine argentino se defiende donde sea: el último grito fue en San Sebastián

La producción nacional es reivindicada en todo el mundo a contramano de la política de achicamiento actual. Manual para responder cuando pidan “no politizar” el cine argentino.

por | Oct 4, 2024

Todo cine es político y la política es cine (y más en estos tiempos). Para entrar en tema, una breve postal sobre este presente alocado y confuso: se hizo la presentación del tráiler de la serie de El Eternauta, dirigida por Bruno Stagnaro, y un comentarista random en redes sociales, en modo troll libertario, pidió por favor “no politizar ‘El Eternauta’”. El Eternauta. La historieta argentina escrita por Héctor Germán Oesterheld, desaparecido por la última dictadura militar junto a toda su familia, y cuya ficción funciona como una alegoría perfecta de los totalitarismos.

Esta es la época con la que lidiamos. El intento de matar la historia y una falsa epopeya de refundación que se choca con la realidad, como quedó demostrado en los últimos días con la segunda y multitudinaria marcha en defensa de la universidad pública.

Una época que pide defender el patrimonio cultural y la producción nacional, en este caso el cine, donde sea. El cine como un grito de reivindicación de lo propio y de preservación y cuidado de una tradición que llevó el arte nacional al mundo. Y así pudo constatarse, una vez más, en el Festival de Cine de San Sebastián.

La comunidad cinematográfica congregada en España se ocupó de tomar postura y defender al cine argentino ante el embate que sufre por parte del gobierno libertario. Más allá, incluso, de banderías políticas. El director del Festival, José Luis Rebordinos, destacó:

“Durante años hemos colaborado con un INCAA, que ha tenido diferentes colores políticos, perteneciendo a gobiernos conservadores y liberales, o a otros de tipo peronista. Con todos ellos, y con sus características propias que a la ciudadanía argentina corresponde definir, la industria argentina ha conseguido desarrollarse con normalidad y ser una de las más importantes de América Latina, mostrando una imagen positiva del país y siendo un motor económico del mismo”,

El Festival de San Sebastián,  que se extendió por casi 10 días a fines de septiembre, exhibió en esta edición 26 películas argentinas que, en palabras de las actrices Maricel Alvarez, María Alché y la directora Lola Arias, fueron el “fruto de políticas cinematográficas que, a través del INCAA, fomentaron activamente nuestra industria audiovisual, prolífica y reconocida a nivel mundial”.

Las artistas denunciaron el estado de “parálisis” actual en ese organismo y la posibilidad de que la falta de políticas actuales lleve a la “muerte del cine argentino”. Ese mismo que los excitados libertarios de las redes piden ahora “no politizar”.

“En la próxima edición no habrá 26 películas. Probablemente haya cinco, dos, ninguna. Imaginemos lo que eso significa en los cines de la Argentina, sin películas nacionales que proyectar, en las que nuestro público pueda verse, pensarse. Al igual que la ciencia, la universidad pública, los jubilados, el cine es una moneda de cambio más en una guerra cultural que a nadie beneficia y que no aporta nada a la nación. Más bien parece una cortina de humo para distraer a la sociedad en una economía donde día a día se hace más difícil acceder a las cosas más elementales, generando hambre, ignorancia y odio”.

Mientras en el mundo el cine argentino es celebrado por los más diversos representantes, y Martin Scorsese produce una película como El aroma del pasto recién cortado (2024), de Celina Murga, la tropa digital libertaria se divierte con el desfinanciamiento del INCAA y la interrupción abrupta del apoyo a la producción y la exhibición de las producciones argentinas. 

La película El Jockey (2024), de Luis Ortega, ganó de hecho el premio a Mejor Película en la sección Horizontes Latinos de San Sebastián y su actor protagonista, Nahuel Pérez Biscayart, dedicó unas palabras a alertar sobre el embate que sufre el cine local:

“El gobierno actual de la Argentina está empecinado en llevar a cabo un plan de destrucción del cine nacional y con eso también se lleva puesta nuestra cultura”

“Se creen muy pillos y muy militantes de la libertad, pero detrás del engaño en el que viven y el odio que profesan no hay libertad, sino una profunda soledad”, advirtió el actor. Un certero ataque al corazón de la tropilla que pide “no politizar” al El Eternauta.

De la pantalla grande a las fronteras

También habló Leonardo Sbaraglia, otro de los embajadores del cine argentino en el mundo. En ocasión de la presentación de El hombre que amaba a los platos voladores (2024), la película de Diego Lerman sobre el mítico presentador televisivo José de Zer, el actor hizo suyas palabras del director Adolfo Aristarain y llamó directamente a “salvar” no solo al cine argentino sino al país.

“Como dijo Adolfo, no hay que salvar al cine argentino, hay que salvar a la Argentina. ¿Hasta dónde va a llegar esto? No hay voluntad de diálogo. El gobierno nacional está ciego frente a una industria exitosa, que da trabajo a muchas familias y que trae divisas, y ha generado un escenario de conflicto donde no lo había”.

Así se lamentaba Sbaraglia, que conoce la industria desde joven y participó en proyectos televisivos y cinematográficos de los más variados registros y alcances. Como todo artista de trayectoria que puede mirar atrás, el actor citó a Aristarain, que se había pronunciado en esa línea durante el homenaje que le hizo en Buenos Aires la Academia de Cine Español.

En un acto que se llevó a cabo a principios de septiembre en el Museo Malba, Aristaraian –que fue condecorado en el país ante la imposibilidad de viajar a Europa– exhortó a defender la argentinidad, su materia prima y su materia gris incluso más allá de los límites del cine. El histórico director, de 80 años, dijo sobre el actual gobierno:

“Ha manifestado su desprecio por el cine y yo lo que me canso de repetir, además de sentir mucho desprecio por el gobierno que tenemos en este momento, es que no tenemos que defender al cine, es mucho más grave que eso, hay que defender al país”. 

Si bien alertó que la administración libertaria “está saqueando al país” -una posición suya ya conocida sobre la peligrosidad de este gobierno-, el realizador eligió un mensaje optimista para el final y aseguró que, una vez que pase esta experiencia traumática, “el cine va ir resurgiendo y no lo van a matar”. Lo escuchaban atentos, entre muchos otros artistas, Sbaraglia y Cecilia Roth, que lo acompañaron en la conmemoración. Un discurso que Sbaraglia llevó luego a San Sebastián, en una suerte de “traspaso de mando”. Eso es la tradición.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Notas Relacionadas

El cine argentino se defiende donde sea: el último grito fue en San Sebastián

La producción nacional es reivindicada en todo el mundo a contramano de la política de achicamiento actual. Manual para responder cuando pidan “no politizar” el cine argentino.

Intensa-Mente 2: reír, llorar y ahondar en el tema de la inteligencia emocional

Si bien repite la estructura y no sorprende como su predecesora, esta secuela expande en todas las cosas que hicieron lucirse a la película original.

Floricienta: Todo lo que tenés que saber (o recordar) para ver Margarita

Con el regreso triunfal de Cris Morena por Telefe y 5 episodios semanales en Max (ex HBO), repasamos los momentos clave para la trama de Margarita.

Friends: Las claves de la amada sitcom que cumple 30 años de amistad y risas

La comedia de los seis amigos neoyorquinos que todos queremos tener cumple tres décadas de su estreno y nos preguntamos qué la hace todavía relevante.

Nicolás Poggi

Licenciado en Comunicación Social de la Universidad de La Plata (UNLP). Trabajó en la agencia Diarios y Noticias (DyN), A24.com y en la Agencia Télam. Actualmente es jefe de Política en la agencia Noticias Argentinas.