El héroe colectivo

Héctor Germán Oesterheld: Un homenaje al mejor de nuestros historietistas

El guionista de El Eternauta es considerado el padre de la historieta argentina moderna, y nuestra ficción supo retratarlo de la manera que merecía..

por | Sep 4, 2023

Héctor Germán Oesterheld: Un homenaje al mejor de nuestros historietistas

Es la madrugada en Vicente López, el autor está en su oficina, como todas las noches. Pero ese día pasa algo diferente, una aparición se hace presente en la silla frente a él, una figura empieza a dibujarse, y unos ojos cansados se posan en los suyos. En ellos puede ver dolor, puede ver tiempo, ve que han observado todo.

El principio de El Eternauta marca que estamos por empezar una historia de ciencia ficción, una de las mejores que se hayan escrito. La historieta argentina estuvo adelantada al género y al formato en el que fue publicada, y se mantiene vigente hasta hoy -especialmente hoy-, la idea de que nadie se salva solo va en contra del concepto de héroe individual. Acá, el héroe que vale es el colectivo, y el héroe de nuestra historieta fue Héctor Germán Oesterheld.

Prefiero al héroe en grupo, antes que al héroe solitario

Una vida de ficción

Oesterheld nació el 23 de julio de 1919, hijo de un padre alemán y una madre de familia española. Estudió geología, carrera en la que se licenció y ejerció un tiempo, pero su verdadera pasión siempre fue el contar historias. 

Desde chico leía mucho, Joseph Conrad y Herman Melville eran de sus favoritos, y lo inspiraron a empezar a escribir cuentos, muchos para chicos, pero de a poco fue ampliando sus horizontes. En 1943 publicó el primero, y en 1956 fundó la Editorial Frontera con su hermano. Allí se llevaron algunos de los títulos que había creado en Editorial Abril, con los que había empezado a hacerse un nombre en la escena local de las viñetas.

Un año después lanzaron sus primeras revistas de historietas mensuales, Frontera y Hora Cero, que venían en formato apaisado. No solo la editorial ganaba renombre, también lo hacía él como autor, por más que muchas veces firmaba sus historias con pseudónimos. 

El 4 de septiembre de 1957 llegó a los kioscos de revistas la primera entrega del mayor éxito de la editorial. Con guion de Héctor y dibujos de Francisco Solano López, El Eternauta marcó un antes y un después en la ficción nacional y hasta 1959, con entregas semanales, mantuvo al público en vilo con una de las mejores historias de ciencia ficción jamás contadas. 

Pero la de Oesterheld no es una historia con un final feliz, su obra sigue tan vigente como el día en que llegó a los anaqueles; así como también sus ideales, aquellos que le costaron la vida. El 27 de abril de 1977 el autor fue secuestrado por la última dictadura cívico-militar argentina y al día de hoy continúa desaparecido. Sus hijas, Estela, Diana, Beatriz y Marina, dos de las cuales estaban embarazadas, enfrentaron el mismo destino. 

Fue su esposa Elsa, la única sobreviviente de la familia, la que se encargó de mantener vivo su legado, junto con Solano López y todos los colegas que lo ponen en la posición que merece: el mayor emblema de la historieta argentina.

Era un escritor de aventuras. El Eternauta es el relato más poderoso que se ha escrito en este país, no hay ninguna historia que tenga la capacidad de significado y resonancia que tiene ese folletín. Fue el mejor escritor de aventuras que tuvo este país.

Juan Sasturain

Del papel a la pantalla

En el año 2013 la Televisión Pública estrenó una serie unitaria que recorría, de manera ficcionalizada, los últimos años de Oesterheld. Germán, Últimas Viñetas estaba protagonizada por Miguel Ángel Solá y Claudio Rissi y fue dirigida por Cristian Bernard, Flavio Nardini y Federico Sosa

En esta miniserie no solo se imaginan los últimos años del autor, sino también el clima social y político que atravesaba el país, y cómo esto afectaba el día a día de una pequeña editorial de historietas cuyo principal comprador era el ejército argentino. 

Los proyectos fundados por Oesterheld no prosperaron y su editorial cerró, y a principios de los años ‘70, necesitaba trabajar en donde sea. Durante esos años el autor escribió historias en Columba y Record, casas editoriales que tenían ideales y mensajes completamente opuestos a los suyos. Pero había que pagar las cuentas y como siempre, su trabajo era intachable, aún cuando había que contar historias sobre soldados matando indios, cubanos, o extraterrestres.

Miguel Ángel Solá se pone en la piel del autor, y en su interpretación se refleja lo que muchos destacaban de H.G.O., como solía firmar. Un hombre tranquilo, generoso, que jamás compró el prestigio que lo rodeaba. Él no escribía por la fama, por la gloria o el reconocimiento: lo hacía porque lo amaba, y nadie podía hacerlo como él.

Su llegada a la editorial alegró a muchos, pero también asustó a varios de sus colegas. De un día para el otro, tenían que trabajar junto al padre de la historieta argentina moderna. Las dudas acerca de su trascendencia en ese momento no tardaron en llegar, y las mejores escenas en las que se refleja esto, son en las que los guionistas y dibujantes se juntan en un bar poco iluminado a debatir alrededor de una mesa los guiones de Germán.

Gabriel Martín Fernández interpreta al Comisario Connors, un personaje que, como bien indica su nombre, además de ser guionista de historietas de aventura, supo ser oficial de policía. Su visión del mundo e ideales son diametralmente opuestos a los de Oesterheld, es el que más se resiste a la entrada del guionista a la editorial, y el que más lo resiente.

Es justamente por esto que el suyo es el personaje más importante de la historia, porque es a través de los ojos de una persona que celebró la llegada de la junta militar el 24 de marzo de 1976, que se muestra el terror de lo que vendrá, no solo para Germán, sino para todo un país.

El artista y su obra

En Germán, Últimas Viñetas se presenta a un Oesterheld que ya tiene un compromiso político, que ya escribió historietas biográficas sobre el Che Guevara con dibujos de los Breccia, padre e hijo, que fue un éxito, pero que no pudo ser reeditada porque la dictadura de Onganía allanó la editorial. 

Por el contexto en el que se publicaría la historieta, el editor le propuso a H.G.O. que no lo firmara, que se publicara como anónimo. Un personaje como el Che no merece que su trabajo se haga a escondidas”, respondió el autor. Su esposa Elsa siempre creyó que lo habían marcado desde ese momento.

Netflix prepara una adaptación de El Eternauta, que estará protagonizada por Ricardo Darín y dirigida por Bruno Satgnaro.

La Elsa de la serie, interpretada por Beatriz Spelzini, teme todos los días cuando él llega tarde. Le pregunta por las hijas, Estela, Diana, Beatriz y Marina, todas militantes de la agrupación Montoneros, así como Germán. Miguel Ángel Solá, en una de sus actuaciones más medidas y conmovedoras, tranquiliza todo el tiempo a su esposa, le dice que todos están bien, que no tiene de qué preocuparse. 

Frente a él, uno de sus personajes lo mira, y sabe que lo que dice no es cierto. A lo largo de la miniserie, su gran compañero es Ernie Pike, el protagonista de la historieta que empezó a publicarse en la primera entrega de Hora Cero, con dibujos de Hugo Pratt. El corresponsal de guerra sabe lo que Germán piensa, y sabe lo que teme. Puede oler lo que se viene en el aire, y no quiere dejarlo solo. La inmensidad y la tormenta se cierne sobre ellos en la platea del Monumental.

Hasta que deje de nevar

No quiero seguir detallando ni contando sobre la serie, porque sé que muchos no la deben haber visto, y quizás sean varios los que hasta ahora no sabían que existía. Se puede ver gratis en la plataforma Cont.ar, y la historia de Héctor Germán Oesterheld es una que todos deberíamos tener presentes, porque es una de las que más duele de nuestra cultura.

En la ficción, al personaje se le da un final poético, casi onírico, uno que hubiese sido más justo, más apropiado para el padre de la historieta argentina moderna. La nieve llega a Buenos Aires, la nevada de la muerte, pero él no deja huellas.

En la vida real, un grupo de tareas rastreó sus huellas y el 27 de abril de 1977 fue secuestrado. Pasó por tres centros clandestinos de detención de los que se tenga registro, testimonio de sobrevivientes que compartieron celda con él así lo confirman.

El autor fue torturado, y no hay fecha exacta de su muerte, pero la evidencia apunta a que murió a principios del año siguiente. Lo sometieron a todo tipo de torturas, como a la mayoría de los detenidos de la dictadura cívico-militar. Sus hijas Estela, de 25 años; Diana, de 24; Beatriz, de 19; y Marina, de 18, también fueron secuestradas. Dos de ellas dieron a luz en centros clandestinos de detención y sus bebés fueron apropiados. La mayor tortura a la que sometieron a Germán fue mostrarle las fotos de los cadáveres de las cuatro. 

La revista Feriado Nacional publicó esta contratapa dibujada por Felix Saborido en la que todos los personajes creados por Oesterheld preguntan por él. Esta tapa salió en octubre de 1983, meses antes del retorno de la democracia.

Elsa falleció en 2015, y hasta el final de sus días fue parte de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo. Fue la única sobreviviente de la familia que una vez supo ser feliz en su casa de Beccar. 

Historias que trascienden

Oesterheld terminó los guiones de El Eternauta II desde la clandestinidad y se los enviaba a Solano López para que los dibujara. En esta historia, Juan Salvo ya no es el mismo que en la primera parte. Su diferencia con los enemigos, con Los Otros, es cada vez más difícil de encontrar, su compromiso político se cuela en cada parte de esta historia. Una aventura mucho más cruda, más oscura, más real.

Oesterheld fue un hombre que estuvo a la altura de lo que creía, de sus sueños, que tuvo la capacidad de trasladar el género de la ciencia ficción a escenarios reconocibles porque entendía que la aventura no era algo que ya estaba escrito, sino algo que había que generar en el tiempo.

Juan Sasturain

La de Oesterheld es una de nuestra historias más dolorosas, pero también es una de las más importantes, una que hay que tener presente. Es la prueba inequívoca del valor de las palabras, de la fantasía, de la aventura. Tan importante fue lo que escribió, lo que eligió contar, que tuvo que pagar con su vida, porque esos Otros temían lo que pudiese generar, lo que podía llegar a despertar en el corazón de los lectores. Las aventuras nunca son solo eso, los guiones no se quedan en las páginas, no los de él.

Nunca más la historieta es la misma después de Oesterheld. La transforma en un lugar donde además de poder disfrutar de leer y emocionarte, sus historias nos interpelan a nosotras y nosotros mismos. En su relatos, más allá del tiempo o el lugar donde transcurran siempre está presente la denuncia de la injusticia, el esfuerzo por ser mejores, más solidarios, más comprometidos, la necesidad de construir un mundo más justo.

Lautaro Fiszman

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