Cambio de tono

Doctor Who – Mitad de temporada: Dando un giro hacia historias más oscuras

Probando que es más que una serie para toda la familia, los últimos episodios se destacaron al ser relatos más dramáticos con un toque de terror.

por | May 30, 2024

Desde la llegada de Doctor Who (1963- ) a Disney+ la serie pareció determinada a demostrar su costado más alegre y extravagante, agregando además un tono musical que va muy acorde a su nuevo hogar en la plataforma. Con sus bases y folklore ya establecidos, la primera mitad de la nueva temporada cierra tomándose un respiro, buscando un ritmo más lento y dramático que demuestra que también es capaz de tocar una melodía mucho más sombría.

Cuidado dónde pisas

El episodio cuatro, Boom (2024) marca la vuelta de Steven Moffat (Inside Man) como escritor en la serie tras haber dejado su puesto como showrunner en 2017. Acompañamos al Doctor (Ncuti Gatwa) y Ruby (Millie Gibson) en la primera visita de la chica a un planeta fuera de nuestro sistema solar.

La belleza del cielo multicolor de Kastarion 3 no se refleja en su tierra, ruinas de un territorio en conflicto en el que están involucrados los Marines Anglicanos. Una rama militar de la iglesia que ya había aparecido como aliados del Onceavo Doctor (Matt Smith) en The Time of Angels (2010) y Flesh and Stone (2010).

Valiéndose de poco más que la química entre Gatwa y Gibson, una buena cantidad de primeros planos resaltan la extrema ansiedad a la que son expuestos cuando el Doctor pisa una mina terrestre y Ruby debe por todos los medios calmarlo para evitar que esta se detone. El resultado es sobresaliente.

El Doctor de Gatwa se muestra emocionalmente vulnerable como nunca antes, mientras que su compañera prueba que es mucho más que una joven que sumisamente intenta seguirle el paso, llegando a tomar el control de la situación y hasta a desafiarlo.

Es un giro respecto a lo que veníamos viendo, dando la sensación de que el dúo de actores ya pasó un examen implícito, haciendo que los personajes genuinamente se sientan suyos.

Por otra parte, las varias capas de comentarios políticos quedan claras, mostrándonos principalmente cómo la religión puede ser manipulada para justificar los horrores de una guerra. También hace aparición el creciente rechazo que sentimos frente al mal uso de la inteligencia artificial así como, irónicamente, la fe ciega que llegamos a tenerle en nuestra vida diaria.

Representada por la ambulancia móvil (a la cual le da rostro y voz la actriz Susan Twist en su quinta aparición ya), son sus fríos algoritmos lo que puede sentenciar a muerte al ser humano dependiendo de la ventaja económica que cada individuo represente. Esto último es además una crítica al sistema de salud británico, la NHS, y el creciente desfinanciamiento al que es sometida hace años por parte del gobierno.

Punto aparte merece la aparición de Varada Sethu (Andor), actriz que ya se confirmó volveremos a ver en la siguiente temporada interpretando a una nueva compañera para el Doctor. Varada insiste en que el casting se realizó después de que interpretara a Mundy Flynn en este episodio, pero esto puede que no asegure la vuelta de la soldado.

Al fin y al cabo, no sería la primera vez que actores vuelven con personajes distintos y más prominentes, como fue el caso de tanto Peter Capaldi como Karen Gillan. Ambos compartieron su primera aparición en la serie en el episodio Fires of Pompeii (2008), años antes de que se convirtieran en el Doceavo Doctor y Amy Pond.

Todo lugar eventualmente se convierte en una playa

Esta frase tan simple como contundente que pronuncia el Doctor, nos recuerda que es consciente de su propia finitud así como de todo lo que lo rodea. Pero esa misma noción es abordada desde un ánimo completamente opuesto llegado el final del capítulo.

Splice (Caoilinn Springall), hija de un soldado injustamente ejecutado, no se muestra derrotada. Es el amor de su padre lo que trasciende a la muerte misma para salvar el día. La memoria y la presencia de aquellos que ya no se encuentran físicamente con nosotros, no están apegadas a las fronteras del tiempo. El capítulo termina con la nota perfecta de positividad que tanto nosotros como el Doctor necesitábamos.

Ni un paso más, ni un paso menos

El siguiente capítulo nos recuerda una vez más que Doctor Who puede funcionar casi como una antología. Siendo capaz de construirse en géneros completamente distintos, sus historias pueden llegar incluso a no hacer uso de su protagonista. Así sucedió con Blink (2007), episodio que dio fama intenacional a Carey Mulligan antes de su llegada a Hollywood.

En el caso del quinto episodio de esta temporada, 73 Yards (2024), su historia tranquilamente calza dentro de la categoría del folk horror. Jugado con un terror atado a las leyendas rurales, enfatiza una temática que viene ganando fuerza esta temporada desde que el Catorceavo Doctor (David Tennant) estableció en La salvaje lejanía azul (2023) el gran peso que la superstición y lo sobrenatural tienen sobre nuestro universo.

Tras aterrizar en las costas de Gales, Ruby y el Doctor no tardan en meterse en problemas. En lo que parece ser su nuevo mal hábito, el Señor del Tiempo pisa una figura circular hecha con hilos, notas y ornamentos, lo que en los mitos celtas es conocido como un aro de hadas.

Tradicionalmente, estos pueden ser reconocidos por ser figuras naturales hechas con hongos, lo que se supone marca los espacios en donde estas criaturas fantásticas danzan. Pero no carecen de peligro, ya que según las leyendas todo aquel que entre en uno encontrará la muerte. Distraída, Ruby ve a lo lejos una anciana y, cuando se da vuelta, el Doctor desapareció.

A partir de ese punto, somos testigos de lo que le pasa a una acompañante cuando es abandonada. Con una TARDIS que la mantiene afuera, Ruby nota que la extraña mujer la sigue incansablemente, siempre manteniéndose a 73 yardas de distancia.

La chica no puede acercase ni un centímetro más ni uno menos, por lo que cuando se cruza con una excursionista (interpretada también por Susan Twist) le pide que le dé un mensaje de su parte a la extraña mujer, lo que termina con la caminante huyendo aterrorizada.

Todos quienes se acercan a la anciana parecen caer en una especie de hechizo, no solo escapando, sino que demostrando rencor hacia Ruby. Ni siquiera la propia madre de la chica o Kate Stewart (Jemma Redgrave) -la Nick Fury del universo whovian– parecen salir indemnes de la maldición.

La pesadilla que enfrenta la joven se extiende a lo largo de décadas, al punto en que no solo aprende a convivir con estos miedos, sino que los naturaliza como una compañía constante. Es el año 2046 cuando Roger ap Gwilliam (Aneurin Barnar), el joven galés conocido como Mad Jack (el mismo apodo de un terrorífico espíritu de una leyenda de su tierra) aparece tal como el Doctor vaticinó.

Ruby, ya en sus cuarentas, inmediatamente recuerda el peligro que esto significa, consciente de que si llega a convertirse en Primer Ministro este hombre dará inicio a una tragedia a nivel nuclear. Decidida a usar a su ventaja a la anciana que constantemente se encuentra a 60 metros de distancia, la dirige hasta que esta espanta a Gwilliam, dando fin así a la amenaza.

Llevando la historia a una línea circular, la ahora anciana Ruby (Amanda Walker) se encuentra en su lecho de muerte cuando el mundo cambia a su alrededor. Percatándose de que se encuentra otra vez en Gales, también se ve a sí misma convertida en aquella extraña mujer, así como a su otra yo de solo veinte años a 73 yardas de distancia.

Reminiscente del episodio The Hungry Earth (2010), en esa ocasión vimos cómo Amy (Gillan) y Rory (Arthur Darvill) también se reconocían a sí mismos a lo lejos, pero antes de que pudieran acercarse a su propio encuentro el Doctor los detiene, advirtiendo que las paradojas temporales solo traen complicaciones.

Así como Kate Stewart había marcado que la desaparición del Quinceavo Doctor podría haber creado una línea temporal independiente, esta parece culminar con la muerte de la anciana Ruby, quien se ve a sí misma una última vez antes de desaparecer.

Su versión joven no está del todo desconectada de ella, ya que parece percibir su presencia así como vagamente su memoria. ¿Quiere decir esto que Ruby tiene la capacidad de trasladarse en el tiempo por sí misma? Eso podría explicar por qué puede manifestar elementos relacionados a la noche de su nacimiento, como la nieve, en el presente.

Si algo que hasta ahora quedó claro es que no es una chica ordinaria. Fue Maestro (Jinkx Monsoon) quien notó que dentro de ella se esconde una melodía, un villancico navideño. Esa nochebuena en que nació es sinónimo de uno de sus mayores miedos: ¿Qué razones tuvo su madre biológica para abandonarla?

Si bien nunca se explicita, puede que la anciana sea la representación de esa pregunta, un temor que se proyecta en todo quien intente acercarse a la verdad. El temor mismo de Ruby es lo que hace que los otros la rechacen.

Sólido y atrapante, uno de las mayores revelaciones del episodio es el talento de Millie Gibson, una actriz que para ese entonces tenía tan solo diecinueve años y fue completamente capaz de cargar la historia sobre sus hombros. Los terrores de los que habla el episodio funcionan al dejar más dudas que certezas, usando metáforas que reflejan cómo nos relacionamos con aflicciones que nos acompañan de por vida, como lo son los relacionadas a la salud mental.

Puede que ciertos elementos no sean nunca revelados, pero Russell T. Davies tiende a dejar pistas que encuentran resolución en la culminación de sus historias. Para ese entonces, por fin descubriremos la verdad detrás del misterio más grande de la temporada: ¿quién es realmente Ruby Sunday?  

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Ro Tapias

Artista visual. Madre de dragones, gatos y un corgi. Hablo de cine, a veces demasiado.