¿Cómo es tu relación con la ropa? ¿Y con tu cuerpo? ¿Cómo son tus hábitos de consumo? ¿Pensaste alguna vez en quién hace tu ropa? ¿Te pasó alguna vez soñar con tener esa cartera de diseñador de lujo? ¿Sentiste alguna vez que ya estabas grande para ponerte una prenda en particular? ¿Quién define lo bello? ¿Quién decide qué cuerpo sirve para vestir?

El mundo de la moda está lleno de interrogantes como estos y la docuserie Desvestida, la moda pasó de moda (2025-) conducida por Mariana Fabbiani nos invita a repensar todo lo que creíamos saber sobre ropa, cuerpo, identidad y consumo a lo largo de sus siete episodios desde la plataforma Disney+.

A través de entrevistas con diversos personajes de la industria (y viajando por capitales emblemáticas de la moda como New York, París, Milán, México y, por supuesto, Buenos Aires), Mariana invita a mirar con consciencia lo que hay detrás de una “simple” etiqueta.

Cuando pensamos en “moda” como concepto solemos quedarnos con la parte frívola, la pasarela, las luces y los cuerpos hegemónicos. Pero la moda es mucho más que eso porque es imposible separarla de un contexto social, político y económico.

Y justamente es desde ese lugar que la serie lo aborda: la presión por los cuerpos “perfectos”, la falta de representación por parte de cuerpos diversos, el “edadismo”, las identidades de género, el consumo de lujo, el impacto ambiental de la moda, y cómo la ropa muchas veces reproduce prejuicios arraigados en la cultura.

Ahora bien, la docuserie aterriza en un presente en el que los viejos estigmas están siendo revisados. Sin embargo, muchas de esas tensiones ya estaban insinuadas en ficciones que hoy son parte del ADN cultural de toda una generación.

El cuerpo como gag recurrente

En la década del noventa llega Friends (1994-2004) a la pantalla chica y junto a ella uno de sus personajes emblemáticos: “Fat Monica”. En la serie, a través del recurso de flashbacks, nos muestran la versión de Monica (Courteney Cox) joven que es, por sobre todas las cosas, gorda.

No solo usan su cuerpo como chiste, sino que exponen una lógica que Desvestida crítica de frente en su primer capítulo (“Demasiado gorda para la pasarela”): el cuerpo que se sale de la norma no es digno de deseo. La docuserie expone cómo la moda, a lo largo de su historia, ha rechazado a los cuerpos diversos (según el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, el cuerpo promedio de las argentinas no entra en la mayoría de las prendas que ofrece el mercado) y Friends lo confirma: Monica solo se vuelve “deseable” cuando adelgaza.

Bajar de peso para “encajar”

En la película The Devil Wears Prada (2006), cuando Andy (Anne Hathaway) decide finalmente hacerse cargo de su nuevo presente y encajar dentro de la empresa, Nigel (Stanley Tucci) le muestra un enorme guardarropa lleno de prendas de lujo y le dice “no hay nada en todo este closet que le pueda entrar a una talla 6”. En otra famosa escena, vemos cómo el personaje de Emily (Emily Blunt) reconoce solo estar comiendo un pedazo de queso cuando siente que está a punto de desmayarse de hambre, con tal de viajar a París viéndose más delgada.

En el segundo capítulo de Desvestida (“Sufrir para verse bien”) se habla justamente de la obsesión por “encajar” en un talle junto con los sacrificios extremos que se hacen. Todo para pertenecer a un ideal de belleza que solo trae inseguridades que pueden ser muy peligrosas. Sin ir más lejos, Argentina es el segundo país en el mundo, detrás de Japón, con más casos de trastornos alimentarios.

Edad y deseo

De vuelta en Friends, Ross (David Schwimmer) se pone unos pantalones de cuero muy incómodos para una cita con una mujer más joven porque él mismo quiere parecerlo. En Sex and the City (1998), la icónica Samantha Jones (Kim Cattrall) vive desafiando las normas establecidas con respecto a lo que una mujer “de su edad” puede o no puede hacer con su cuerpo y cómo debería vestirlo.

En el capítulo “Tener canas y arrugas” de la nueva docuserie de Disney+, la conductora se anima a hacer una producción de fotos sin utilizar maquillaje. Mariana Fabianni confiesa que se siente así vulnerable, pero, también, mucho más libre del tabú arraigado en la moda que celebra la juventud y deja al margen a quienes se salen del margen etario.

Sí, son las botas Chanel

Cómo olvidar la escena de The Devil Wears Prada en la que Andy (después de su transformación estética) entra en la oficina luciendo las anheladas botas Chanel frente a la mirada de una estupefacta Emily. Las botas funcionan como un rito de pasaje, un símbolo de acceso: Andy, por fin, encaja en la lógica del lujo.

El quinto episodio de la docuserie (“El lujo es vulgaridad”) revela cómo la industria del lujo se sostiene sobre la idea de que ciertos objetos garantizan estatus, pertenencia y validación social. La misma validación que busca Cady (Lindsay Lohan) en Mean Girls (2004) cuando decide usar rosa todos los miércoles para ser parte del grupo liderado por Regina George (Rachel McAdams).

El futuro de la moda

Desvestida: la moda pasó de moda pone en evidencia aquello que estas series y películas dejaban entrever: vestirse implica mucho más que el ejercicio de poner prendas sobre el cuerpo. Es también habitar en un mundo que mira, mide, etiqueta y ordena. La docuserie no pretende dictar verdades absolutas, abre la puerta al debate sobre una industria que pareciera estar en constante movimiento pero que, a su vez, perpetúa muchos de los mandatos que ella misma impuso alguna vez.