Hace tan solo 4 meses me encontraba en las calles de Nueva York viendo cómo la mismísima Sarah Jessica Parker bajaba de un auto, con un vestido Alexander McQueen, para transformarse una vez más en Carrie Bradshaw. Entre las tantas personas que se encontraban viendo este momento, pude escuchar comentarios como “esta serie me cambió la vida”, “¿vos sabés lo necesario que era tener a Samantha Jones en los ’90?” o mi favorito, “yo la entiendo a Carrie, mirá lo lo bombonazo que es Big”. Esa última era argentina.
En lo único que pensé durante toda esa experiencia era en lo afortunadas que éramos de tener una serie que nos interpele de esa manera. Que a pesar de tener diferentes edades y haber vivido distintas cosas, siempre íbamos a poder compartir un capítulo de Sex And The City (1998-2004) y sentirnos representadas con alguna o todas esas mejores amigas. Es por eso que también pensé “qué lindo que las vamos a volver a ver”. Y así fue.
Hace diez jueves que And Just Like That… (2021-) se volvió parte de nuestra rutina. Ya sea acompañando un desayuno, una merienda o una copa de vino, no podíamos evitar entrar a HBO Max para volver a encontrarnos con Carrie, Charlotte y Miranda. Acá en PopCon hasta hicimos reseñas de todo lo que les iba pasando, desde la ausencia de Samantha, hasta Carrie volviendo a Perry St. Hoy nos toca darle un cierre a esta serie y entender lo que hizo bien, pero también todo lo que hizo mal.
the sex (mal)
En mi primera reseña de And Just Like That celebraba que la serie se distinga de su antecesora y le dé lugar a estas mujeres a tener historias diferentes. Sin embargo, And Just Like That… pierde por completo el aspecto sexual que hizo a Sex and the City un ícono de la cultura pop y lo que eran charlas de mujeres sobre sexo y derivados se convierten en cirugías de cadera e hijos maleducados.
No está mal que nos muestren los problemas de la vida adulta a los que nuestros personajes se enfrentan, pero me parece un desperdicio no haber explorado la sexualidad de las mujeres adultas, algo que en la actualidad es súper necesario. Unas de las pocas conversaciones que se dan al respecto es cuando Charlotte le dice a sus amigas que su hija Lily casi la encuentra practicándole sexo oral a Harry, y Carrie y Miranda se quedan en shock. Esto no solo nos indica que el grupo de amigas que en los ’90 y 2000 se identificaban por ser unas vanguardistas sexuales, les parece extraño tener sexo oral a los 50 años, sino que tampoco hablan de eso. Se me hace muy difícil creer que todas esas charlas de desayuno se terminaron en algún lugar del camino o, peor, que las dejaron ir con Samantha a Londres.
LA AUSENCIA DE SAMANTHA (BIEN Y MAL)
Cuando se anunció que Kim Cattrall no iba a participar de esta segunda parte y que, por lo tanto, nos íbamos a quedar sin nuestra Samantha Jones, todo fue bronca y dolor. Si tengo que describir SATC siempre voy a recurrir a alguna cita de Samantha o a su introducción como “una inspiración neoyorquina” en el piloto de la serie. Era la más abierta y vanguardista del grupo y siempre tenía las palabras perfectas para cualquier situación. Fue la responsable de que millones de mujeres pudiesen explorar su sexualidad y no sentir que había algo malo al respecto. De más está decir lo importante que es Samantha Jones en nuestra historia.
And Just Like That… sabía que había perdido a su mejor jugadora, a su MVP, y de alguna manera tenía que manejarlo. A pesar de que la excusa de su ausencia tiene poco que ver con el personaje, y que realmente no existe un mundo en donde Samantha no esté para Carrie en algo tan crucial como la muerte de Big, la serie supo cómo mantenerla presente y apelar a nuestra nostalgia.
Sé que hay varias personas que creían que lo mejor hubiese sido la muerte de Samantha, pero 1) hubiese sido demasiada tragedia y 2) los mensajes de texto fueron exactamente lo que mi corazón necesitaba. Hay una realidad y es que lo que más nos atrajo a ver esta serie es la nostalgia. Y debo decir que cuando más feliz me sentí fue al leer esas palabras escritas por un guionista que en mi cabeza tenían la voz de Samantha Jones.
Hay muy pocas chances (para no decir nulas) de que Kim Cattrall se sume a la segunda temporada de AJLT, pero por lo menos siempre tendremos esos mensajitos de texto.
CHARLOTTE (BIEN)
Mi querida Charlotte York, cuántas disculpas te debo. La primera vez que vi SATC recuerdo haber odiado a este personaje, todo acerca de ella me enojaba y se me hacía imposible entenderla. Hoy es mi personaje favorito.
AJLT entiende a la perfección cómo la tradicional Charlotte puede encajar en esta nueva generación, sin perder su esencia ni su frescura. La encontramos en el mismo departamento de Park Avenue, queriendo caerle bien a todo el mundo y sintiendo una presión enorme por ser la mamá perfecta, classic Charlotte. A lo largo de la temporada la vemos enfrentándose a situaciones que para ella son muy difíciles por la educación conservadora que recibió de chica, pero así mismo trata de hacer las cosas bien y es súper gratificante verla feliz.
A pesar de que ciertas cosas alrededor de Rock me parecieron forzadas e innecesarias (como hacerle gastar toda esa plata a tu mamá para una fiesta que vas a cancelar el mismo día), siento que todo ayudó al crecimiento de Charlotte y terminó siendo el personaje mejor desarrollado. Puntos extras por el gran momento de ella teniendo su propio bat mitzvah, podría haber pasado en SATC tranquilamente.
DIVERSIDAD (MAL)
¿Cómo que mal? ¡Si tuvieron a un personaje no binario, pansexual y latinx! Lamento decirles que con eso no alcanza. En estas épocas en donde pareciera que todas las series icónicas tienen reboots, remakes y secuelas, los guionistas aprovechan esta oportunidad para arreglar todos los errores que se les criticaba en la original. De más está decir que la mayoría de estos errores tienen que ver con la falta de diversidad propia de la época.
Todos sabemos que SATC es 100% blanca y heteronormativa, desde Carrie invalidando la bisexualidad en la tercera temporada hasta Miranda juzgando a Samantha por estar en una relación con una mujer, la serie está lejos de ser perfecta. Sin embargo, todas estas cuestiones se las podemos adjudicar a la época en la cual se escribió y que, a pesar de todo, sigue siendo icónica y entretenida.
Por obvias razones AJLT quiso remediar esto y decidió tratar la representación como una checklist en una agenda. Che Diaz, su personaje más inclusivo, cumpliendo con ser no binarie, latinx y pansexual, terminó siendo el más odiado por todos los fans. Si, en parte se debe a que formó parte de la destrucción total del personaje de Miranda (¿se nota que es un tema sensible para mí?), pero también porque todo acerca de su personalidad era insufrible.
Che es arrogante y desubicade, ya en el primer capítulo la vemos forzando a Carrie a abrirse sexualmente cuando ella no se sentía cómoda haciéndolo. También se comporta fatalmente con Miranda, diciéndole que no quiere nada tradicional ni que sea su novia, ¿pero al mismo tiempo le pide que se mude a Los Ángeles con elle? ¡Encima se lo dijo en frente de todo el mundo, en vez de hablarlo en privado con ella! Dónde habrá quedado la responsabilidad afectiva, me pregunto yo.
Los demás personajes agregados para llenar la cuota de diversidad son Rock, Seema, Lisa Todd Wexley y Nya Wallace, quienes solo están para acompañar a nuestras amigas principales e impulsar sus historias. A pesar de que se les da un poco de narrativa personal, ninguna se explora demasiado y todas están vinculadas con Carrie, Charlotte o Miranda. Al tratar de esta manera a los personajes, esta representación termina pareciendo súper forzada, como si nuestras protagonistas tuvieran que aprender en un nuevo mundo deconstruido. No hay nada orgánico en eso.
Un ejemplo de una serie que trata muy bien estos temas es la reciente The Sex Lives of College Girls (también de HBO Max), que encuentra la manera de ser inclusiva sin caer en lo forzado, sino todo lo contrario. Los personajes se complementan de manera orgánica porque tienen personalidades que funcionan por sí solas y no para acompañar la narrativa de alguien blanco.
EL DUELO DE CARRIE (BIEN)
Cuando And Just Like That… decidió matar a Big al final de su primer episodio, debo decir que se ganaron mi respeto. Sentí que ese golpe era necesario en la vida de Carrie y el punto de partida para volver a encontrarse así misma. Es de público conocimiento que Mr. Big nunca fue lo mejor para Carrie y cada vez que estaba con él, un poco de ella se iba. Y es así como su muerte nos dejó con la gran pregunta: ¿cómo es la vida de Carrie sin Big? La primera temporada de AJLT nos responde esa pregunta a medias. A pesar de que los tiempos fueron un poco confusos, cuando llegamos al décimo capítulo de la serie sabemos que pasó un año desde que John murió y es ahí cuando Carrie parece volver a vivir realmente.
Siento que la serie manejó bien el duelo de nuestra protagonista, aunque me hubiese gustado que hayan más saltos temporales y haber llegado a este punto en la mitad de la temporada. Es esta la Carrie que quiero ver, la que tiene un podcast sola y sale con diferentes hombres. AJLT se hubiese beneficiado muchísimo de estas dos cosas, porque ya de por sí ¡SATC era un podcast de Carrie! Todos los capítulos eran acompañados por su voz y de alguna forma funcionaban como ese formato.
Me emociona su storyline para la segunda temporada porque me imagino la cantidad de aventuras que va a tener y ojalá nos lleve de vuelta por un ratito a Sex And The City.
MIRANDA (MUY MAL)
Podría escribir una nota entera sobre esto (y lo voy a hacer) porque Miranda Hobbes era mi personaje favorito y a, medida que iban pasando los capítulos de And Just Like That…, veía cómo poco a poco la iban destruyendo por completo.
Todo acerca de esta colorada me daba ganas de ser ella. Su independencia, su ambición insaciable, su pesimismo crónico, pero gracioso, y el increíble amor que tenía hacia sus amigas. Miranda era ese personaje que aspirábamos a ser porque todo acerca de ella era fascinante. Lástima que todo cambió.
Desde el primer capítulo de AJLT todo se sentía diferente. A pesar de un comentario sobre cómo extrañaba el distanciamiento social, Miranda se veía insegura de todo lo que decía, las palabras se le chocaban y, en una escena tan vergonzosa como innecesaria, la vemos hablar de racismo con una torpeza tan poco propia de ella. La ansiedad y la incertidumbre la acompañan durante toda la temporada y, por supuesto que podemos adjudicárselo a una crisis personal y a lo infeliz que se encuentra en su matrimonio, pero la serie realmente no sabe cómo manejarlo sin perder la esencia de Miranda en el camino.
No hay nada malo en cambiar, como bien se lo dice a Carrie en el medio de la serie, pero ¿acaso eso significa convertirse en una persona completamente diferente a la que eras? ¿Dejar tu ambición de lado por una persona con la que estás saliendo hace un mes? ¿No acompañar a tu mejor amiga de toda la vida a esparcir las cenizas de su difunto esposo por dicha persona? Cambiar está bien, perderte en el camino nunca lo está.
STEVE (mal)
Aprovecho para descargarme también sobre este personaje, que era uno de los que más quería en la serie original. Mi pareja favorita siempre fue Miranda & Steve y, a pesar que tenían su dosis de problemas, el amor siempre estaba ahí. And Just Like That… destruye al personaje de Steve para convertirlo en un comic relief horrendo que me hizo acordar a como muchas veces escriben a las mujeres en el cine y la televisión. Lo entorpecen y lo vuelven un estereotipo de bufón, para que nosotros empaticemos con Miranda y apoyemos su divorcio y, obvio, su amorío con Che.
Recordemos que en la primera película de Sex and the City (2008) Steve engaña a Miranda con otra mujer y, aunque se lo cuenta automáticamente, ella decide separarse y está todo el film haciéndolo sufrir por eso. AJLT pareciese haberse olvidado de esto, porque en ningún momento Miranda se siente culpable por haber engañado a Steve y la única razón que tiene para divorciarse de él es que, si no lo hace, no puede estar con Che. ¿Acaso tenemos que apoyar esto? It’s a no for me.
JUSTICE FOR STEVE.
LA AMISTAD (MAL)
Creo que hablé mucho de la “esencia” de esta serie en estas reseñas, pero todos sabemos que el corazón de SATC siempre va a residir en la amistad inquebrantable de estas mujeres. Una de mis escenas favoritas de la serie original es cuando Charlotte dice lo siguiente: “capaz podríamos ser nosotras nuestras almas gemelas”. Eso es Sex And The City, entender que las parejas van y vienen, pero una amiga nunca te va a faltar.
AJLT se aleja de esto para contarnos otra historia. Una sobre mujeres grandes que tienen problemas de mujeres grandes. Pocas veces sentimos la amistad de SATC, o tal vez en pocas escenas como la de Charlotte y Miranda peleando en el parque, pero realmente ninguna siquiera se acerca a la icónica cita de arriba.
La muerte de Big hubiese sido el momento perfecto para que Charlotte utilice esos dones maternales para encargarse de toda la situación y cuidar a Carrie, pero en cambio la hacen quedar como una egoísta que hace que todo gire en torno a ella. Lo mismo cuando tienen que cuidar a Carrie después de la operación y Miranda le falta el respeto teniendo sexo con Che en su cocina. Tampoco parecen contarse nada sobre sus vidas, ya que en ningún momento Charlotte discute el tema de Rock con sus amigas ni Miranda les cuenta que piensa mudarse a Los Ángeles. Pero la gota que rebalsó el vaso fue el viaje a Paris.
Es impresionante ver cómo Carrie les pide por favor a Miranda y a Charlotte que la acompañen a esparcir las cenizas de Big en el Pont d’ Arc y Miranda la pone al mismo nivel de importancia que CHE DIAZ. Lo peor de todo es que la mini pelea del baño entre Carrie & Miranda no lleva a absolutamente nada, ya que se soluciona con un personaje nuevo que les dice “no se peleen” y ya está. TOP 5 peores escenas que vi en mi vida.
A pesar de todo eso, realmente pensé que la serie iba a enmendar todos estos errores y terminar con una escena hermosa todas juntas en Paris y Miranda dándose cuenta que lo más importante en su vida siempre van a ser sus amigas. PERO NO. Carrie despide a Big en soledad, pero por lo menos siempre va a tener unos tragos con Samantha.
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