Mátate, amor (2025), la última película de Lynne Ramsay, no es una historia amable para con el espectador. Desafía, presentando personajes con los que no necesariamente encontramos facilidad al empatizar con ellos. Visceral y rabiosa, muchos se quedan con una lectura superficial sobre el personaje interpretado por Jennifer Lawrence, considerándola poco más que una mujer violenta y desquiciada.
Basada en el libro homónimo de la escritora argentina Ariana Harwicz, la película presenta con cruda honestidad una discusión sobre la maternidad que durante décadas fue considerada tabú. Al fin y al cabo, pocas relaciones son tan santificadas e idealizadas como aquel vínculo entre una madre y sus hijos.

Según la Organización Mundial de la Salud, por lo menos entre un 13% y un 15% de las mujeres embarazadas o que dieron a luz experimentan algún grado de depresión posparto. Aún menos conocido es el caso de la psicosis posparto (muy probablemente la condición que padece el personaje de Lawrence), ya que afecta a una entre cada mil mujeres.
Este trastorno mental puede llevar desde el insomnio a la irritabilidad en sus manifestaciones más leves. Pero los casos más raros y graves pueden llevar a que la madre padezca alucinaciones, llevando a que terminen en una tragedia si no son tratadas a tiempo.
Los pensamientos intrusivos que atormentan a las madres son una cruz que cargan con vergüenza y, lamentablemente, muchas veces en silencio. ¿Cómo iniciar esta conversación cuando la capacidad de maternar se nos vende como una cualidad innata? ¿Cuántas veces fue el sistema reproductivo femenino aquello que se usa para definir la misma condición de ser “mujer”?

Con los años, fuimos testigos de cómo este mal finalmente recibió un nombre clínico. Lo empezamos a naturalizar, hasta convertirse en un tema que eventualmente llegó a los medios audiovisuales, siendo abordado tanto por el cine como la televisión.
Exitosas series como Daredevil (2015-2018) o Scrubs (2001 – 2010) visibilizaron la problemática, mientras que ciertas películas lo hicieron parte central, o del subtexto en su trama. Si bien hoy podemos mirar atrás y entender cuántas veces vimos al cine banalizar el tema, subrayando la estigmatización de las mujeres que lo padecen, cada año aparecen más historias que se enfocan en desmitificar a las maternidades naturalmente perfectas.
En la siguiente lista, vamos a recomendarte cinco películas recientes que tocaron el tema con la honestidad que merece.

We Need to Talk About Kevin (2011)
Tras la presión de su marido, Eva (Tilda Swinton) se decide a ser madre. Siente que dejó atrás una vida de viajes y placer, junto con su independencia, en una negociación donde termino ganando la maternidad. Pero dar a luz tampoco se ajusta a lo que esperaba.
Eva no siente conexión alguna con su bebé, sospechando que éste la antagoniza y rechaza. Su relación no mejora con los años y, cuando Kevin (Ezra Miller) comete un crimen imperdonable, todas las miradas se posan sobre su madre como la culpable de aquella tragedia.
Basada en la novela de Lionel Shriver, al igual que Mátate, Amor, la película está dirigida por Lynne Ramsay. Si bien en ambas películas la depresión posparto no se nombra explícitamente, es una presencia de mucho peso. El personaje de Swinton carga con la condena social, con aquel señalamiento a los padres como responsables de las acciones de sus hijos.
Eva se nos muestra como una madre en ocasiones negligente y hasta egoísta. Aunque, también podemos verla como una víctima de sus circunstancias. Sin duda, es alguien que nunca recibió el apoyo psicológico que necesitaba, mientras su hijo padecía una condición que tampoco fue detectada, convirtiéndose así en una bomba de tiempo.

Tully (2018)
Marlo (Charlize Theron) parece cumplir con los estereotipos de la madre ideal. Para su sorpresa, el nacimiento de su tercer hijo demuestra ser todo un desafío. Notándola completamente agotada, su hermano contrata a Tully (Mackenzie Davis), una niñera nocturna que va a encargarse del bebé y entregarle horas de descanso.
Si bien Marlo tiene dudas en un comienzo, pronto el vínculo entre ambas mujeres se volverá uno de una profunda reconexión, uno que deconstruye las expectativas de la realidad y el refugio de la fantasía.
Escrita por Diablo Cody (Juno), Tully es ante todo disección del mito de la “supermamá”, en dóode la dinámica entre ambas mujeres protagonistas realza el peso de encontrar contención entre pares, así como el de poder pedir ayuda. De la misma forma, subraya la importancia de no caer en la trampa de cargar con culpa al no poder cumplir con las expectativas de los mandatos sociales.

A Mouthful of Air (2021)
Los mundos que Julie (Amanda Seyfried) crea en su serie de libros infantiles están llenos de colores. La realidad en casa es muy distinta. A pesar de tener un compañero amoroso y atento (Finn Wittrock), quien ayuda cuanto puedo en la crianza de su recién nacido, el intento de suicidio de ella es una sombra que todavía no se disipa con la luz de cada mañana.
Amy Koppelman adapta su propia novela y dirige un drama duro, difícil de ver. El contraste de los infantiles dibujos animados con la cruda realidad es una gran representación de cómo muchas de la mujeres que atraviesan esta situación se muestran positivas para el afuera, mientras esconden con vergüenza un dolor y pensamientos que no pueden controlar. Haciendo foco en la salud mental, la película marca que los tratamientos farmacológicos no son tampoco una solución mágica, recalcando la complejidad de un trastorno que afecta a toda la familia.

Nightbitch (2024)
El personaje de Amy Adams ni siquiera tiene nombre. Solo la conocemos como Madre, ya que la maternidad consumió su identidad por completo. Lejos parecen estar los días cuando era una artista visual que trabajaba en su estudio. Hoy, su rutina está completamente dedicada a la crianza de su bebé, mientras su marido ofrece en raras ocasiones “hacer de niñero”, pero su incompetencia demandando constantemente de la ayuda de su compañera.
Basada en la novela de Rachel Yoder, esta comedia dramática habla de la furia contenida. A través de lo que podríamos interpretar como surrealismo, muestra la literal transformación de Madre en una perra. Colmillos más afilados y pelo en el cuerpo son los primeros signos de cómo esta mujer es consciente de un instinto salvaje que lucha por salir. Nightbitch habla de la furia que las mujeres contienen en la soledad, usando el humor para mostrar arrebatos de la más sangrienta violencia como mecanismo de sobrellevar la realidad.

Witches (2024)
La directora de este documental, Elizabeth Sankey, relata con apesadumbrado lujo de detalles la dura experiencia de su propia maternidad. Desde los primeros indicios de la depresión, su internación, hasta el encuentro con otro grupo de mujeres que pasaron por la misma experiencia. Como un aquelarre, ellas se convirtieron en la red de contención que necesitaba para salir adelante.
Haciendo un recorrido por las varias brujas que vimos en el cine, Sankey explora la representación de mujeres que encajan en los estándares de la belleza y pasividad, así como la demonización de quienes no lo hacen. A su vez, en un estudio antropológico sobre aquellas que fueron acusadas de brujería, plantea un espejo entre el presente y pasado.
Desde una perspectiva moderna, se cuestiona por qué aquellas victimas que confesaban atrocidades sin necesidad de tortura, parecían encontrar paz al encontrar su final en la hoguera. Es un recorrido sumamente honesto y en primera persona, en donde varias voces femeninas dejan en claro la deuda histórica, médica y social que, hasta la actualidad, se tiene para con las mujeres.

💡 PopCon tip:
Postpartum Support International (PSI) es una organización sin fines de lucro que busca concientizar, brindar prevención y ayuda profesional de manera internacional. Su sitio web se encuentra tanto en inglés como en español.
Por supuesto, si sentís que padecés algún síntoma de depresión posparto o simplemente querés educarte en el tema, no dudes en consultar con un profesional de la salud mental.



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