La secuela de “Sex and the City” es un acercamiento sincero y frontal al duelo en su primera temporada. Una perspectiva inesperada que le brinda valor.

La secuela de “Sex and the City” es un acercamiento sincero y frontal al duelo en su primera temporada. Una perspectiva inesperada que le brinda valor.
Una serie de misterio, pero también de exploración sobre la naturaleza humana. ¿Qué tanto podemos ceder para encontrar cierta sensación de seguridad?
Protagonizada por Arnold Schwarzenegger, la serie no pretende ser otra cosa que diversión nostálgica, y un homenaje sincero y cariñoso a su estrella.
La nueva Rápidos y Furiosos deja claro que la franquicia necesita un final, justo cuando la saga vuelve a su esencia, en toda su adictiva identidad.
Una aventura visualmente espectacular y tan vacía como para perder identidad a fuerza de explosiones y conflictos a la sombra que nunca se revelan.
Esta versión intenta renovar el clásico, pero cae en un error frecuente de los recientes live action de Disney, al intentar complejizar la original.
Una historia compleja que narra dos etapas distintas de una sola vida. Con una inmensa Andrea Riseborough, la gran sorpresa entre las nominadas al Oscar.
Esta reinvención de la figura del mítico vampiro lo lleva a un lugar por completo nuevo de la mano de un Nicolas Cage más extravagante que nunca.