El Hall H de la Comic-Con de San Diego es el salón más grande de toda la convención. Con una capacidad para 6500 personas (sin contar a los moderadores, camarógrafos y seguridad del evento), es el espacio en el que se presentan las producciones de cine y televisión más influyentes de todo el evento. Asimismo, el orden de importancia entre dichos productos también varía, es por eso por lo que lo más aclamado se presenta el sábado, lo de mediano interés el viernes y lo más nuevo el jueves.
La primera vez que se usó fue en 2004 cuando el Ballroom 20 (la ahora segunda sala más grande del Centro de Convenciones) quedó chica para los estrenos de ese año. No obstante, el Hall H se consagró como lo que se conoce hoy en día después del evento de Crepúsculo (de la saga Twilight) en 2008, que rompió todos y cada uno de los récords que tenía hasta ese entonces.
Sin embargo, lo que le dio al Hall H su reputación de imposible, increíble y emocionante es, sin dudas, Marvel Studios. Desde una presentación misteriosa sobre una desconocida “Stark Industries” en 2008, pasando por la aparición de Loki en 2013 para atemorizar a la sala entera y hasta el anuncio de la vuelta de Robert Downey Jr en 2024, Kevin Feige puede consagrarse, hoy en día, como el dueño total del Hall H. Todos queremos entrar el sábado para ver qué tiene este simpático productor entre sus manos y sorprendernos con su excelente puesta en escena.
Pero ¿qué hay que hacer para poder presenciar el show de Marvel Studios sin morir en el intento?
La respuesta más sencilla sería conseguir invitación por parte de alguno de los estudios participantes e ingresar veinte minutos antes de que empiece el primer panel. Pero como aún estoy más allá del bien y del mal y esas cosas no me pasan, me tocó tomar el camino largo. Y dice así.
La odisea nerd
La Comic-Con Internacional de San Diego se organiza de tal forma en la que cada cosa tiene su fila y, en ocasiones muy especiales, hay que hacer la fila de la fila. Este es el caso de Hall H que, como todas y cada una de las personas que están en la convención quieren venir a este show especial, te obliga a hacer fila un día antes para obtener una pulsera que te permite, el sábado, ingresar a la fila especial.
Suena “fácil” resumido en este pequeño párrafo, pero la realidad es que es humanamente imposible estar parada dos días enteros y, como mutante todavía no soy, recurrí a lo que hace la mayoría: unirse a un grupo de personas que resuelvan problemas, todo tipo de problemas, y que tengan tantas ganas de ver a Kevin Feige hablar de Marvel como yo.
Mi grupo se armó allá lejos y hace tiempo por el año 2022 cuando me topé con Jessica en Twitter, que respondió a mis plegarias por un grupo al que pudiera unirme para la fila del Hall H. Ella y su papá estaban en la misma situación que yo, entonces se decidió a armar su propio partido y ganar las elecciones, buscando fanáticos solitarios que tuvieran ganas de unirse por un bien común. El año pasado no lo repetimos porque la mayoría no vino debido a la huelga de guionistas y actores, pero en 2024 volvimos al ruedo, al igual que Marvel.
El grupo cuenta de más o menos 25 personas y Jessica se encarga, cada año, de armar un Google Drive en el que le asigna una cantidad de horas a cada uno para mantener el lugar en la fila. Algunos van a las seis de la mañana del viernes para guardar el lugar inicial porque sí, la fila para el Hall H del día sábado empieza el viernes a las seis de la mañana (o cuando el primer loco se pare en el espacio designado para tal fin). Otros, se quedan a acampar en los alrededores del centro de convenciones toda la noche para que, al otro día, podamos ingresar más temprano y así encontrar buenos lugares en Hall H.
La fila se empezó detrás de la marina en la que siempre se ubica el yate de IMDb y la exhibición de Abbot Elementary que trajo ABC este año. Para que se den una idea, son más o menos veinte cuadras desde la entrada al Hall H, por lo que llegar hasta allí es toda una aventura.
Como mencioné antes, mis compañeros comenzaron su turno a las seis de la mañana y fueron relevados a las 11 por Jessica, su papá y algunos integrantes más. A mi me tocó llegar a las tres de la tarde y quedarme ahí hasta el momento en el que entregarían las pulseras que era, según el cronograma, a las ocho de la noche. Spoiler alert: la entrega empezó mucho más tarde.
Durante las horas que duró mi turno, me las ingenié para armarme una especie de sombrilla para protegerme del sol con un paraguas y el trípode de la cámara y, a pesar de que tenía cosas para entretenerme, comprobé que el tiempo pasa muy lento cuando estás debajo del sol esperando que te den la entrada al mejor momento de la totalidad de la Comic-Con.
Cuando por fin se hicieron las ocho de la noche, el sol ya había bajado, el frío había aparecido, los nervios se hacían presente entre todos los que estábamos en la fila y no podíamos parar de preguntarnos si iban a empezar pronto, si íbamos a conseguir pulsera, o si nos íbamos a dormir antes de que pasara lo importante.
Las pulseras de Hall H se dividen en sección A, B, C y D. Son distintas para cada año y cada día y tienen impresa en ellas la fecha y el salón para el cual fueron creadas. Cada letra cuenta con 1500 pulseras, llegando a un total de 6000 y dejando los otros 500 cupos libres para los dichosos que son invitados a los paneles. Cuando se estaba por hacer la hora de la repartición, se me ocurrió estimar cuánta gente tenía adelante: estábamos en la cuarta fila, en la primera porción de gente, y no parecía tan terrible. “Ni ahí tengo 1500 personas adelante”, pensé. Y me equivoqué.
Un largo camino al cielo
Cuando los muchachos repartidores de pulseras, apodados “Blinky Blinks” por la comunidad comiconera (porque llevan unos chalecos con luces intermitentes que no recomiendo mirar fijo durante mucho tiempo), llegaron a donde estaba mi grupo, ya tenían pulseras con la letra B impresa en grande. Ahí fue cuando recordé, una vez más, que estimar grupos de personas (o cualquier cosa que involucre números) no es mi fuerte.
Uno de los Blinky Blinks se acercó a mi y me pidió que le muestre mi ID, que así es como le dicen en Estados Unidos al documento. Me explicó que lo hacen porque hay gente que compra las credenciales para ComicCon en alguna especie de side market y que, para evitar que se siga haciendo, tienen como nueva regla que el nombre en tu credencial tiene que ser el mismo que en tu ID. Pasé la prueba y tuve la pulsera en mis manos. A las 21.30 de la noche me saqué la foto de la victoria y me propuse a caminar las 20 cuadras de vuelta al centro de convenciones junto con Jessica y el resto del grupo.
Hubo integrantes que no estuvieron en la fila en todo el día del viernes, pero ellos, querido lector, son los más valiosos. Cindy, Tyler y Erik, los tres más valientes, se quedaron en la fila hasta la 1.30 de la mañana para luego ser llevados a acampar debajo de las carpas frente al Hall H. No podían irse antes porque aquellos que acampan tienen que esperar hasta que todas las pulseras sean entregadas, lo que llevó más o menos cuatro horas. El resto nos fuimos a dormir (o a intentar hacerlo).
Volví al Centro de Convenciones el sábado a las 6.30 de la mañana y me dediqué a hacer, una vez más, la fila para volver a la fila. Para poder entrar a donde estaban Cindy, Tyler y Erik, que pasaron la noche frente a la entrada de Hall H, había que pasar primero por unos detectores de metales que, como tomaban mucho tiempo, provocaron que se creara esta otra fila para poder entrar. A pesar de que llegué temprano, la cola tenía dos cuadras de extensión y me tomó una hora completa hasta que pude llegar con mis compañeros.
A las siete y media de la mañana me encontré, finalmente, con Cindy, Tyler, Erik y el resto del grupo para poder enfrentarnos, ahora sí, al final boss del Hall H de la ComicCon Internacional de San Diego. Las puertas se abrirían a las 9.30, así que todavía me esperaban dos horas de pensar qué iba a ser de mí cuando Kevin Feige se apoderara del escenario, pero ni en mis sueños más locos me imaginé lo que “El Gorras” se tenía entre manos.
Cuando por fin ingresamos, me despedí del grupo para poder encontrar un asiento en solitario lo más cerca posible del escenario y, luego de lograrlo, me acomodé para prepararme para lo que se venía. Eran las diez de la mañana y lo más importante para mí, Marvel Studios, ocurriría recién en ocho horas, a las seis de la tarde.
Pero ¿no se puede salir del Hall H en todo el día?
Sí y no. Cuando se hace la fila en la manera tradicional que acabo de describir, es posible salir de la zona de Hall H hacia el resto del Centro de Convenciones con un pase especial que te dan los mismos empleados de ComicCon. Sin embargo, nada ni nadie te garantiza que vas a poder volver a entrar, así tengas el pase especial, porque si quedaron espacios libres (lo cual es casi imposible), la organización de ComicCon deja entrar a más personas al Hall para llenar los asientos. Esto puede provocar que, cuando quieras volver a entrar con tu pase especial, la persona encargada de dejarte ingresar te rechace porque el Hall H ya está “con capacidad completa”.
Por estos motivos -y porque no tengo mucha suerte a la hora de apostar- decidí quedarme adentro del Hall H todo el día. Por lo menos el espacio cuenta con una pequeña plaza de comidas en las que los integrantes de este tan preciado Hall podemos ir a comprar pero, como esa es literalmente nuestra única opción, los precios son de los más inflados que vi en mi vida.
El primer panel de Hall H del sábado comenzó a las once de la mañana de la mano de Superman & Lois, que se despidieron de la audiencia con una presentación sobre la última temporada del show. Luego se presentó Keanu Reeves con BRZRKR, donde se discutieron detalles de la saga de cómics, una nueva novela, una nueva película de la mano de Netflix y donde el actor recibió, también, el Premio Inkpot por su gran labor en cómics y películas.
Se hicieron las 13.30 de la tarde y fue el momento del panel especial del Universo Star Trek, tradición de sábado por los últimos años, en los que presentaron contenido de Strange New Worlds, Lower Decks, Starfleet Academy y Section 31. Dos horas después siguió el panel de Entertainment Weekly Bold School, donde cinco de las mujeres más audaces e intrépidas de la industria contaron sus experiencias y nos entretuvieron hasta las 16.45 de la tarde, cuando The Penguin tomó el escenario para mostrar un adelanto de la serie, que estrenará en septiembre de este año.
Las horas se pasaron más rápido de lo que me había imaginado, y ya estábamos listos, a las 17.45 de la tarde, para que Marvel Studios nos vuele la peluca en unísono como solo Kevin Feige sabe hacerlo. Pero eso, mi querido lector, se merece una nota aparte.
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