El cine ha recibido muchas sentencias de muerte a lo largo de los años. Se pronostica su final de manera constante, y cada cambio implementado en la industria parece traer consigo una nueva ola de vaticinios de un final catastrófico. Desde la llegada del cine sonoro hasta el cambio en las cámaras, el final siempre parecía estar cerca. Ahora, con las nuevas reglas de distribución y las políticas de los estudios, ese final parece probable. Pero la misión de Tom Cruise, que ya ha decidido aceptar, es mantener a flote la industria cinematográfica, y hace todo lo posible para cumplir con ello.
Durante la pandemia, Hollywood sufrió uno de los momentos más complicados de su historia, se vieron obligados a cambiar la forma de distribución, las estrategias de prensa y los estrenos. Temíamos que volver a una sala de cine sería imposible, que ninguno podría mantener las puertas abiertas luego de esa pérdida. Pero el bueno de Tom no iba a dejar que esto pasara.
El camino del héroe
Tenet (2020) de Christopher Nolan, una de las películas que más sufrió el cambio en el modelo de distribución, lo tuvo a él como caballero en armadura, que se filmó frente al póster y en la sala; y con el barbijo puesto alentaba al público para que fuese a verla en pantalla grande, cómo había sido pensada.
Su figura como defensor del cine y patrono de los estrenos en pantalla grande empezó a tomar más relevancia en 2020 para el público en general, y se consolidó el año pasado con el estreno de Top Gun: Maverick, la película más taquillera de 2022.
El mismísimo Steven Spielberg -director al que lo acompañó en War of the Worlds (2005) y Minority Report (2002)- se lo dijo en el almuerzo para los nominados a los Oscar, luego de que la secuela menos esperada de la década se convirtiera en la más taquillera.
Salvaste el culo de Hollywood y puede que hayas salvado la distribución teatral.
Pero Tom Cruise no empezó su carrera de un día para el otro, ni se convirtió en un ferviente defensor del cine de la noche a la mañana. El actor ama el cine, parece una obviedad cuando hablamos de alguien de su profesión, pero nadie parece hacerlo de la misma manera.
De Canadá a Kentucky, cuando era chico se mudó mucho y por esto le costaba seguirle el ritmo a la escuela. Además, a las mudanzas se sumaba su dislexia. Entre sus opciones de carrera llegó a considerar entrar a un monasterio franciscano, pero la idea de ser actor lo tentó un poco más.
Se mudó a Nueva York y empezó a ir a castings, pero su oportunidad apareció cuando se fue a Los Ángeles y a principios de los ochenta empezó a consolidar su nombre en la gran pantalla. Primero con pequeños papeles y en películas que apuntaban a adolescentes, pero su talento y carisma no pasaba desapercibido.
Ya en 1983 trabajó con Francis Ford Coppola en The Outsiders, Martin Scorsese lo llamó para The Color of Money, en donde trabajó junto a Paul Newman; y unos años después llegó su gran protagónico, y el que definiría la dirección de su carrera. En 1986 protagonizó Top Gun, de Tony Scott, y su lugar en el cine de acción y romántico se consolidó.
Trabajó con Stanley Kubrick, Steven Spielberg, Brian De Palma y Paul Thomas Anderson, entre algunos de los realizadores más notables de su carrera. Sus películas eran siempre prestigiosas y, si bien los premios no lo tenían en cuenta a la hora de las nominaciones, su lugar como estrella y nombre que convocaba a las masas ya estaba cimentado.
Su misión, si desea aceptarla
Pero para referirnos a su rol como defensor del cine, el momento de inflexión fue Misión: Imposible (1996), primera película que produjo, y el origen de una de las sagas de acción más impresionantes de la historia del cine.
La primera entrega de Misión: Imposible, dirigida por Brian de Palma, supuso un antes y un después en la historia del cine. Puede que no sea la más recordada de la saga, pero le dio origen a un clásico, a una tradición gracias a la que todos podemos seguir siendo sorprendidos por el cine: Tom en el rol de productor, siendo parte central de la realización; y por supuesto, escenas de acción imposibles en las que no tenía doble.
Esto no era algo nuevo para él, ni siquiera en el ‘96. Es ya conocida la anécdota que durante la filmación de Top Gun aprendió a pilotear aviones y era fanático de las motos.
En una entrevista con Graham Norton contó que desde que era chico disfrutaba de esto. Hacía piruetas desde el techo de su casa a la nieve, y saltaba zanjas con la bicicleta. Cuando creció, esto se fue multiplicando y desarrolló pasión por los autos, las motos, escalar, caminar en la montaña. Todo lo que podía generarle un poco de adrenalina lo fascinaba.
En la interpretación, y en el tipo de películas en las que le gusta actuar, pero también realizar y llevar a la pantalla; encontró el lugar perfecto para explorar esto, y así conseguir que el resultado le sirviese a la historia, que no fuese solo una especie de realización personal.
Creo que cuando actúas pones todo de vos, física y emocionalmente, en el personaje de una historia. Me he entrenado durante 30 años haciendo escenas de riesgo, y eso nos permite poner las cámaras donde normalmente no se puede.
El último héroe de acción
El mito alrededor de Tom Cruise y cómo parece arriesgar su vida en cada una de sus películas no hizo más que crecer a lo largo de las décadas. En cada estreno parece querer superarse, la mejor escena de riesgo de la historia estará siempre en su próxima película.
En Mission: Impossible – Fallout (2018), la sexta entrega de la saga, realizó un salto HALO para el que tuvo que certificarse y entrenar por meses.
Para Dead Reckoning – Part One, la última entrega de la saga que ya llegó a los cines, subió la apuesta y saltó en moto al vacío con un paracaídas. Realizaron siete tomas para conseguir el mejor resultado posible, porque Tom estaba seguro de que podía quedarse más tiempo agarrado de la moto.
Lo primero que se puede pensar cuando se ve eso es “¿por qué?” Por qué Cruise arriesga su vida para estas películas, por qué siendo una estrella de cine consagrada y de su nivel elige no tener dobles de acción y hacer cada una de sus escenas. La respuesta es tan sencilla como la pregunta: porque si no lo hiciera no sería él, y sus películas no serían lo mismo.
Quiero darlo todo. Tener esa experiencia, ver que comunica a un público cuando es real. Es diferente. Hay apuestas, hay apuestas reales.
Esto aseguró Tom en una entrevista con el medio The Telegraph, y es imposible pensar estas películas de otra manera, pensar su carrera de otra forma. Es quién es y se ganó su lugar en la historia del cine, y su posición como estrella de acción, gracias a estas apuestas reales.
En el ciclo MasterClass Conversation en el Festival de Cannes, durante la presentación de Top Gun: Maverick, el actor dijo:
Nadie le preguntó a Gene Kelly: ‘¿Por qué bailas? ¿Por qué haces tus propios bailes?
Hacer escenas arriesgadas, correr el límite de lo que es posible en el cine y crear historias para la gran pantalla, para la posteridad, son parte de su identidad como artista, y no podría ser de otra manera. Y así como Gene Kelly bailaba, o Frank Sinatra cantaba, Tom Cruise pelea arriba de trenes y salta desde 25 mil pies de altura.
Estrella de cine, campeón de la pantalla grande
El cine cambió mucho en los últimos años, la industria sufrió transformaciones monumentales: desde la llegada del streaming hasta la consolidación de las franquicias y los universos cinematográficos de mil partes. Las historias a veces quedan en segundo plano porque se prioriza el uso de propiedades intelectuales registradas y referenciables porque es una “apuesta segura” para los estudios.
Los grandes directores y artistas no tienen otra opción más que trabajar para las plataformas y todos los estrenos pretenden romper la taquilla y cuestan millones, pero ese costo no se ve reflejado en el resultado final. El cine para el que trabaja Tom Cruise, el que busca; es casi un oasis en una época en la que las pantallas azules y el CGI mal realizado por la explotación de trabajadores gobiernan todo.
Trato de hacer todo lo que puedo, usar todas la herramientas que tengo para entretener a la audiencia.
Porque para él, el cine es eso: una herramienta para entretener, y todo lo que hace, lo hace justamente pensando en el público. Por eso se niega a trabajar en plataformas, por eso solo estrena en pantallas grandes, y por eso también se paró frente al póster de Oppenheimer (2023) con las entradas de la película, invitando a la gente a que vaya a verla al cine, por más que la negociación por el estreno de la última cinta de Christopher Nolan sacará a Mission: Impossible – Dead Reckoning Part I de las pantallas de IMAX de todo el mundo a una semana de su estreno.
No importa qué cambie alrededor: su misión de mantener el cine, de verlo de la misma manera que lo hicieron las grandes estrellas en el pasado se mantiene intacta. Lo que dijo en la alfombra roja en Roma hace un mes lo define como artista:
Hago películas para la gran pantalla. Entiendo que hay otras áreas y otras plataformas. Lo entiendo y lo he estudiado de arriba, abajo y al centro; desde hacer películas, hasta los estudios y la distribución y lo entiendo. Hago películas para audiencias ante todo.
Su coordinador de acción en la saga de espías más importante del cine es Wade Eastwood, quien ha mencionado a Buster Keaton -una de las primeras estrellas de la gran pantalla y el precursor de las escenas de riesgo sin doble- como una de sus mayores inspiraciones.
Tom Cruise es para el cine actual lo que Buster Keaton fue para el nacimiento de una de las formas de arte más bellas que existen y esto es algo que todos los que trabajan con él tiene presente.
En una entrevista con el medio británico The Times, Christopher McQuarrie (director de las últimas dos entregas de Misión: Imposible) dio una definición perfecta de la clase de estrella que es el actor.
Se ha abierto una brecha en la industria. ¿Eres un artista o un animador? Tom no los considera mutuamente excluyentes.
En el mismo artículo, Hayley Atwell, compañera de elenco en el último estreno del artista, confirmó que para él, nada es más importante que la experiencia del espectador.
No quiere hacer películas para castigar al público. No quiere películas con el mensaje de que si no entendés esto no sos inteligente.
Tom Cruise es una estrella de cine hecha y derecha, lo que más quiere es que la gente disfrute del cine, de todo lo que esto conlleva, porque ante todo, es un fanático total y absoluto de la pantalla grande, y por eso pasará a la historia. Gracias a eso, hace décadas nos regala capítulos imborrables en la historia de la mejor expresión artística creada por el hombre.
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