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The Super Mario Bros. Movie: Nintendo completa el nivel y gana una estrella

La película inspirada en la franquicia de videojuegos más famosa estrenó rompiendo récords de taquilla y enfrentando a críticos y fans.

por | Abr 10, 2023

Esta semana estrenó la película basada en el popular videojuego Super Mario Bros. Y de inmediato se convirtió en una ida obligada al cine para mí. Y no porque Mario y Luigi hayan acompañado mis tardes de infancia, necesariamente. Creo que jugué un juego de Mario por primera vez con quince años, en la casa de una amiga. Pero resulta que mi marido, en cambio, ha jugado todas y cada una de las iteraciones del fontanero de bigote, así como cualquier otro producto de la saga. Desde la Nintendo 64 a la Switch, en consolas portátiles o emuladores de computadora, dudo que se haya perdido de ni una entrega de la saga.

Por mi parte, aprendí a querer a los personajes sin demasiado esfuerzo, pues si hay algo que nadie puede negar es el carisma de Mario, Donkey Kong, Luigi o Peach (que, en mi caso, girly y fan de las princesas, se convirtió de inmediato en mi favorita). Es fácil entender por qué han cosechado legiones de seguidores lo suficientemente comprometidos para volver una y otra vez a esta historia. 

Con todo esto, una adaptación cinematográfica estaba destinada a generar expectativas, pero corría serio peligro de decepcionarlas. Si tomamos en cuenta el historial de adaptaciones de videojuegos, incluyendo una versión live action de Mario estrenada en 1993 y convertida en un éxito del consumo irónico, las probabilidades no parecían estar a favor de Mario y Luigi.

Sin embargo, 2023 parece ser el año en el que los videojuegos encuentran finalmente su lugar en las pantallas y, tras el exitazo de The Last of Us, las esperanzas de gamers y público general están renovadas. Encima, cada nuevo adelanto prometía más y más, atrayéndonos con una animación fluida y hermosa que aún los videojuegos más avanzados de la franquicia no han logrado dominar y una construcción de mundo que sabe aprovechar casi 40 años de escenarios, personajes y objetos.

La película parte de una premisa muy simple: Mario (Chris Pratt) y Luigi (Charlie Day) son dos hermanos que viven en Brooklyn y tienen una empresa de plomería. Por accidente, terminan descubriendo una serie de tuberías (verdes, obviamente) que corren debajo de la ciudad Nueva York y que los transportan a un universo paralelo en el que terminan separados.

Luigi va a parar a las tierras oscuras, un escenario que recuerda claramente a su juego en solitario “Luigi’s Mansion”, gobernado por las fuerzas malvadas de Bowser (Jack Black) y Mario termina en el reino Champiñón, donde unirá fuerzas con su reina, Peach (Anya Taylor Joy) para rescatar a su hermano y salvar al reino de la amenaza de Bowser que se cierne sobre ellos.

Esto llevará al grupo, integrado también por el aventurero Toad (Keegan-Michael Key), a buscar la ayuda de Donkey Kong (Seth Rogen), para lo cual deberán recorrer este nuevo universo, dándonos así una interminable cacería de easter eggs y referencias para los más nostálgicos. 

En la última semana la película, que ya se alzó con el récord a la película animada con el estreno más exitoso de la historia, destronando a Frozen 2 (2019), y que ostenta más de 700 mil espectadores solo en Argentina, ha estado en el centro de un enfrentamiento entre la crítica y la audiencia general.

Críticos de prácticamente todos los portales de noticias han señalado lo básico del guion, los chistes obvios y la sobre explotación de referencias. Sin embargo, fanáticos grandes y chicos han salido en defensa de la película en cuanta plataforma les haya permitido dejar su opinión. 

Punto para Illumination

Es innegable que la película no viene a cambiar la historia del cine de animación. Sin embargo, sí es una película divertida, estéticamente impecable y que sabe tocar las fibras nostálgicas causando una o dos sorpresas.

Para una fan de Disney como yo, encontrarme con que hay formas de explotar la nostalgia sin reversiones una y otra vez las mismas historias en live-actions cada vez más olvidables, es sin duda una bocanada de aire fresco.

Como alguien que conoce el universo de Mario de segunda mano, me perdí de numerosas referencias (sin contar las mil veces que mi marido me aclaró que “el ringtone es la música de apertura de la consola Nintendo GameCube” o que “el nombre de la pizzería es el nombre original de Mario” o “esa estrella nihilista es una críatura llamada Luma que viene del Mario Galaxy”), pero ninguna de ellas es necesaria para seguir la trama.

Sin duda un punto fuerte son las voces, que en el idioma original suman a la construcción de personajes que, si bien conocemos desde hace casi treinta años, no tenían demasiada personalidad antes de hoy. La Peach de Anya Taylor-Joy es una princesa hecha para el 2023, una líder que se ha ganado al pueblo de hombres-champiñon a fuerza de ternura y talento.

Quizás acá sea un poco subjetiva, pues no creo que Jack Black haya hecho nada mal en toda su vida, pero su voz convierte a Bowser en un villano súper divertido con escenas musicales memorables. Seth Rogen como Donkey Kong es otro acierto indiscutido, y Chris Pratt también está muy bien como Mario, aunque no deslumbra de la misma manera que sus compañeros de elenco.

En el corazón de la historia están Mario y Luigi. Dos hermanos que, si están juntos, son más fuertes que todo. Y no puedo dejar de pensar que es interesante que esta fuera la película que destronara a Frozen del podio del que parecía que ninguna familia disfuncional mágica ni monstruos amarillos podían sacarla.

Porque al fin y al cabo, Mario y Luigi también se salvan el uno al otro, incluso con una escena que me recordó mucho a Anna interponiéndose frente a Hans para salvar a Elsa. En esta película, Peach no solo no necesita ser salvada, si no que no es interés amoroso, sino más bien aliada. Mis amigos shippers no tienen nada que temer: las chispas están, solo que está claro que la película no va a ir por ahí.

Es cierto: es una película simple, con chistes fáciles y una trama sin demasiadas pretensiones. Para muchos, acostumbrados a una nueva era de películas animadas como Spider-Man: Into the Spiderverse (2018), The Lego Movie (2014) o Soul (2020), puede resultar decepcionante porque no viene a aportar ninguna lectura trascendente ni a reinventar la rueda.

Pero, sentada en la sala de cine entre mi esposo de 30 años y decenas de padres con sus hijos vestidos de Mario, Luigi o Yoshi, me queda claro que no hace falta. Mario no necesita de esta película para estar vigente, es un espectáculo hecho con muchísimo corazón que nos permite adentrarnos en un mundo que muchos reconocen como propio desde hace años, invitándonos a todos a unirnos a la fiesta. Y en ese sentido, cumple con creces. 

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