Si hay algo que se debe destacar en primera instancia es que esta producción es una serie de ficción, no un documental. Por eso mismo, cuenta con elementos y líneas narrativas que, para aquellos que solo les interesa el relato puntual del hecho, pueden estar de más.

Es una serie difícil de ver, no porque esté mal hecha, sino porque uno ya sabe, como espectador, lo que va a pasar. Y es horrible. Sin embargo, algunos en esa época éramos muy chicos como para recordar los detalles de lo que pasó y otros ni siquiera existían, por lo que tener este tipo de producto audiovisual para representarlo es algo positivo si de memoria colectiva hablamos.

TraGedias del pueblo argentino

No es la primera tragedia histórica cercana convertida en película o serie: ya existen La Sociedad de La Nieve (2023) o Argentina, 1985 (2022), entre otras. Tanto esos proyectos como el de Cromañón (2024) sirven para reflejar, a un público que no sabe mucho del tema, los puntos importantes de cada una. Y en el caso de Cromañón, para recordar el pedido de justicia y de que una cosa así no vuelva a suceder.

Ahora bien, la serie se centra en un grupo de amigos veinteañeros que, si bien es discutible que su representación no es cien por ciento acertada a cómo se vivía en 2004, se acerca bastante. La idea de narrar una historia sobre ellos viene para contar los hechos desde otro lugar, ya que si solo se quisiera hablar del día de la tragedia en sí, se haría un documental común y corriente como los cientos que ya existen.

Cromañón tiene como protagonistas a Malena (Olivia Nuss), Lucas (“El Purre” José Giménez Zapiola) y Nicolás (Toto Rovito) que, mediante el recurso de un típico triángulo amoroso, avanzan la trama para llegar hasta el día de lo ocurrido en el boliche. Algo que yo no sabía -o no recordaba- es que Callejeros había tocado tres noches seguidas (las tres bajo las mismas condiciones deplorables) y que la tragedia ocurrió en la tercera.

Los primeros cuatro episodios sirven para introducirnos a la vida de los personajes antes -y algunos después- del hecho trágico. La narrativa de la serie va y viene entre el 2004 (año en el que ocurrió el incendio) y el 2008 (año en el que se comenzó con el juicio) y refleja el estrés post traumático y por sobre todo la culpa que siente Malena, la protagonista, por haber sobrevivido. “Por qué yo y no ellos” es un pensamiento intrusivo que toda persona culposa sintió alguna vez que le pasa “algo bueno”, y esta serie representa muy bien ese sentimiento.

Cuando vemos a Malena y a sus amigos asistir a los dos primeros conciertos, la serie se encarga de generar en el espectador una sensación de anticipación que es horrible y, a veces, insoportable. Si hay algo que esta serie hizo excelente, eso es la capacidad de incomodar a quien la mira.

De a poco y de manera sutil, vemos el problema de la falta de agua de la mano de Julia (Carolina Kopelioff), una chica que trabajaba en el baño del boliche de noche y en limpieza de día. Junto a ella también aprendemos sobre la idea de Chabán de cerrar con candado las salidas de emergencia y el peligro inminente con el toldo inflamable que ella ve colocar en el techo.

LAS NOCHES PREVIAS A LA TRAGEDIA

En las noches del 28 y 29 de noviembre, vemos junto a Malena cómo varios asistentes del concierto encienden bengalas y no pasa nada. Ella se incomoda por el humo y el olor y la serie se encarga de remarcarlo, pero no hay consecuencias graves para los personajes más allá de un poco de tos e insultos. En el tercer show, el 30 de noviembre, sin embargo, el desenlace es otro.

A diferencia de los otros dos shows, el relato para el tercero es distinto. Vemos cómo es el viaje en bus desde Villa Celina, el barrio en el que vivían los protagonistas, hasta el boliche ubicado en Once. Vemos cómo también va Anita (Olivia Molinaro Eijo), la hermana menor de Cheti (Lautaro Rodríguez), para demostrar que esa noche también había menores.

Vemos a todo el grupo de amigos haciendo la fila momentos antes de entrar y tenemos también una participación fuerte de Tamara (Antonia Bengoechea), la hermana de Lucas, que era fotógrafa para la revista Rolling Stone y fue la encargada de cubrir el evento. A través de sus fotos, conectamos con los personajes y su relación en un principio y vemos el lado crudo de lo ocurrido hacia el final de la serie.

Cuando los amigos están ingresando a República de Cromañón, somos testigos de cómo uno de ellos, Tuca (Alan Madanes), se queda afuera porque pierde su entrada. Es en el interín que le toma ir a comprar otra y volver a la fila, que inicia la tragedia. Suerte o destino, su personaje sirve para reflejar, quizás, este lado más ficcional que tiene la serie y para retomar la idea, en el último episodio, de que a veces lo que sucede conviene, para bien o para mal, y para sumar a este personaje al grupo de los que se sienten culpables por sobrevivir.

LA SECUENCIA DEL INCENDIO

La narrativa se mueve de Tuca comprando su entrada e ingresa a Cromañón con el resto de los chicos. Enfocados en Malena, Nicolás y Lucas con su triángulo amoroso, vemos cómo Callejeros toma el escenario y comienzan a cantar. No más de dos minutos después, pasa lo que ya sabíamos que iba a pasar y, como dije antes, es horrible. La forma en la que está relatada logra dejarte sin aire, logra hacerte creer que estás ahí, logra la desesperación y logra el horror. Alguien grita “fuego”, Lucas mira al techo, Malena y Nicolás miran al techo, y el resto es pánico.

Ninguna anticipación de los hechos te prepara para el desenlace de la historia y para lo que le pasa a cada uno de los personajes. A Malena y Lucas, que estaban en el medio del pogo, a Tamara, que como estaba sacándole fotos a la banda sale del lugar rápido y con seguridad, a Julia, que queda atrapada en el baño, a Tuca, que se salvó de milagro y a Nicolás, que junto a un montón de gente intenta huir por la Salida de Emergencia, que estaba encadenada y se convierte en una trampa mortal.

Otro personaje que se destaca también es Javier (Kevsho), que es quien saca a Malena de Cromañón en 2004. Y también quien la trae de vuelta, en 2008, a lo que ella había intentado escapar por casi cuatro años, tras intentar suicidarse por no soportar ser sobreviviente.

Luego del impacto, vemos a algunos que salen y a otros que no, a algunos que viven y a otros que mueren. En ese momento, la serie le da entidad a los padres de estos chicos y cómo se enteran de lo que está pasando. Entre ellos se destacan Betty (Soledad Villamil), que nos muestra, en perspectiva, la odisea de una madre para intentar encontrar a su hija, Malena, con vida luego del desastre.

Pero quien se debería llevar varios galardones es Luis Machín que, en la piel de Carlos Binder, el papá de Lucas, también encuentra a su hijo, pero lo encuentra sin vida y nos da, quizás, una de las mejores actuaciones argentinas de este año. Carlos Binder, además de ser el padre de Lucas y de Tamara, también es abogado. Si bien lo vemos lamentar su pérdida junto a su mujer Silvia (Muriel Santa Ana), Carlos es quien se pone al hombro, en esta ficción, el juicio a los responsables por la tragedia y la representación de las partes afectadas ante la justicia.

Cromañón DE CARA AL FUTURO

La narrativa de esta serie no es lineal. Va y viene entre el 2004 y el 2008, enfocándose en los intentos fallidos de Malena por olvidar el trauma generado por la situación trágica y poder seguir con su vida. Nos muestra, también, cómo ella comienza a lograrlo una vez que se involucra en el pedido de justicia y en relacionarse nuevamente con sus conocidos.

A pesar de que hay opiniones contrariadas de que si la serie representa o no lo que fue la tragedia, la realidad es que es un producto audiovisual bien logrado. Si quisiéramos ir directo a la noche en la que ocurrió una de las tragedias más importantes de nuestro país en los últimos 20 años, miraríamos un documental.

La realidad es que, si bien hay un triángulo amoroso cliché, algunos desaciertos en cuanto a la moda de la época y temáticas que, quizás, no vienen al caso, la serie de Cromañón, escrita por Josefina Licitra, Pablo Plotkin y Martín Vatenberg, cumple con uno de los mayores objetivos que vino a prometer: recordarle al pueblo argentino que no se repita.