Power dressing

De las pasarelas de Milán a Hollywood: Giorgio Armani y su amor por el séptimo arte

El diseñador italiano que redefinió la sastrería moderna falleció a los 91 años. Hacemos un repaso por su aporte a la gran pantalla.

por | Sep 19, 2025

En la década del ochenta los diseñadores italianos estaban de moda. No es casualidad que en una sociedad cada vez más hedonista, donde la figura del empresario que lo tiene “todo” (dinero en exceso, éxito profesional y personal) fuese la vida aspiracional de muchos, la silueta del power dressing haya destacado del resto.

Línea de hombros marcada, fibras 100% naturales, sastrería impecable. Todos elementos directamente relacionados con la etiqueta que rezaba “Made in Italy”. Y si hubo uno de estos diseñadores que supo combinar este “hacer italiano” con el consumo aspiracional elitista a través de Hollywood fue Giorgio Armani.

Su desembarco en Hollywood

Armani abrió sus puertas en Milán, Italia en 1975, pero no fue hasta 1980 cuando su nombre logró reconocimiento internacional a través de su participación en el diseño de vestuario en la película que puso definitivamente en el mapa a Richard Gere: Gigolo americano. Julian Kaye, el acompañante masculino interpretado por Gere en la película dirigida por Paul Schrader debía lucir sofisticado, elegante, encarnando así al hombre moderno de la década del ochenta.

A partir de sus chaquetas suaves, trajes sueltos y ligeros, Armani logró alejar la imagen del traje como uniforme de trabajo para redefinir la sastrería masculina, conquistando así tanto a las élites como a las masas. La estética Armani se convirtió en un fenómeno cultural, un manual de estilo para el hombre de la época. Tener un traje Armani era tener el “traje perfecto”.

desde gángsters hasta agentes de bolsa

En 1987, con su marca ya consagrada, Armani vuelve al cine con la película Los intocables, de Brian De Palma, para vestir a Eliot Ness, el personaje que catapultó a la fama a Kevin Costner. En esta ocasión, ya no debía vestir a un hombre contemporáneo sino trasladarse a la década del 30 en Chicago durante la Ley Seca.

Los trajes de tres piezas, de líneas limpias y en una paleta tenue de colores refuerzan el personaje de agente federal idealista interpretado por Costner en contraste con las amplias chaquetas y las excéntricas corbatas de Robert De Niro, quien interpreta al reconocido gángster estadounidense, Al Capone. Dejando en claro, una vez más, que las prendas no solo visten cuerpos, también narran historias.

En 1990 Armani vuelve a reunirse con De Niro, pero esta vez bajo la dirección de Martín Scorsese en Buenos muchachos, una película que sigue el ascenso y caída de tres criminales durante varias décadas. Una vez más aparece el traje como elemento indisociable en la narración visual de estos personajes del mundo criminal de Nueva York reflejando la ambición de poder y la búsqueda del ascenso social.

Además, ese mismo año, Armani fue el protagonista del cortometraje documental de Scorsese Made in Milan, que examinaba los procesos creativos del diseñador. Otra de sus grandes colaboraciones se daría varios años después con la galardonada El lobo de Wall Street (2013), protagonizada por Leonardo DiCaprio.

En esta ocasión, Sandy Powell (diseñadora de vestuario de la película) buscó en los archivos de Armani la inspiración necesaria para recrear aquel característico estilo del power dressing, y el mismo Giorgio creó dos de los trajes (uno gris pálido y otro en color azul marino) que viste el personaje de Jordan Belfort (DiCaprio), el agente de bolsa de Nueva York cuya ambición desmedida se enmascara a la perfección detrás de sus trajes.

En 2008, a aquellos que amamos la moda, nos llamaron la atención los trajes hechos a medida que lucía Bruce Wayne en Batman: El caballero de la noche dirigida por Christopher Nolan. Y es que claro, los firmaba Armani. Resulta indiscutible que Wayne, interpretado por Christian Bale, fuese un magnate millonario luciendo esas chaquetas con su línea de hombros marcadas, dos botones y muescas en las solapas (amén de las corbatas de seda creadas en conjunto con la diseñadora de vestuario de la película, Lindy Hemming).

A lo largo de su carrera, Armani apareció en los créditos como diseñador de vestuario de más de 200 películas. No es casual entonces tampoco que el mismo diseñador haya reconocido que su primer amor no fue la moda sino el cine. Y no solo se dedicó a vestir a algunos de los personajes más icónicos dentro de la pantalla grande sino también a los actores y actrices fuera de esta.

Armani y las mujeres en la alfombra roja

En una industria donde la imagen ocupa un rol central, Armani supo aportar un antes y un después en la moda con su sastrería femenina. Hoy, ver a una mujer vistiendo pantalones en una alfombra roja probablemente no sorprenda a nadie, pero en 1978, cuando Diane Keaton recibió su premio Óscar a mejor actriz por Annie Hall (1977) y se presentó con un traje firmado por Armani, dejó a todos con la boca abierta: ninguna mujer se había vestido así para la gran gala del cine hasta ese momento.

Repetiría aquel impacto, para quedar definitivamente en el imaginario colectivo de la cultura pop, en el año 1990, cuando vistió a una siempre sonriente Julia Roberts en los Golden Globes. La foto de Julia sosteniendo su estatuilla (ganó en la categoría Mejor actriz de reparto por su interpretación en Magnolias de acero) con el traje oversize gris, camisa blanca y corbata psicodélica pasó inmediatamente a la historia.

En 1992 Armani lo hizo de nuevo: Jodie Foster ganó el premio Oscar por su actuación en El silencio de los inocentes y recibió la estatuilla dorada con un tailleur de saco largo y pantalón de paillettes blancos firmados por el diseñador italiano.

Su legado

En la cultura de la moda actual, donde se exige que la novedad sea constante, el diseñador que supo decir que “el verdadero estilo no conoce de tiempo”, logró algo excepcional: permanecer reconocible sin volverse repetitivo con su sastrería impecable como sello identitario. La razón de su permanencia es simple: su visión fue siempre elegante y funcional y su colaboración con el mundo del cine es un reflejo de esto. Su estética, precisa y atemporal trascendió la pasarela para ser protagonista de la narrativa cinematográfica redefiniendo el estilo y el poder en la gran pantalla.

1 Comentario

  1. Mariana Andrea Martinez

    Se me borró el comentario. Así que va de nuevo
    Hermoooosa nota. Super interesante. No sabía que había participado en tanto, solo en las alfombras.
    Siempre es un placer leer a cami

    Responder

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