Aubrey Plaza no se compra el mote de “actriz cool”. Por el contrario, suele hablar de cómo está constantemente buscando la aprobación del público, la opinión sobre cada uno de sus trabajos, una devolución que calme sus inseguridades. Según ella misma expresó, se trata de un conflicto interno que incluso lo habla en terapia. Esa autoexigencia, claro, está bastante lejos del aura de la intérprete despreocupada que no parece alejarse de ella. Solo que esa no es la verdadera Aubrey. Y la verdadera Aubrey, quiera o no, siempre nos está sorprendiendo.

“Soy una ‘people pleaser’, y es un tema de conversación con mi psicóloga. Quizá no parezca porque proyecto una imagen de persona a la que no le afectan las cosas, pero la realidad es otra: me importa demasiado la opinión ajena y ojalá no me sucediera”, manifestó la actriz de Delaware quien, en sus inicios en la industria, comenzó a esbozar una carrera anclada en la comedia.

Su debut como actriz se produjo en 2006 nada menos que en la brillante sitcom 30 Rock (2006-2013), el paso previo perfecto a un rol que, en cierto modo, marcaría el tono de otros personajes que interpretaría a posteriori: el de April Ludgate en Parks and Recreation (2009-2015). En esos primeros trabajos, Plaza aprehendía el denominado deadpan humor, es decir, un estilo de comedia en el que los chistes son verbalizados con neutralidad emocional, lo que los vuelve aún más divertidos. Esa manera de impactar en el espectador con un determinado gag fue lo que hizo que, por varios años, Plaza quede encasillada en esa fórmula. Por lo tanto, hubo un momento en que actriz y personaje(s) se fusionaron. “No es ese mi humor o mi carácter, en realidad”, aclaró en una oportunidad.

“Me gustaría ser así, preocuparme menos, pero no está en mi esencia”, reconoció. Luego de su paso inevitable por ficciones televisivas como Portlandia (2011-2018), Drunk History (2013-2019) y la subvalorada Easy (2016-2019), Plaza dio un giro de timón con Legion (2017-2019) y este año cautivó con su participación en la segunda temporada de The White Lotus (2021-), la serie de antología de Mike White por la que podría aspirar a un premio Emmy este año en el que, como si fuera poco, se está preparando para la anticipada Agatha: Coven of Chaos. Con el papel de Harper Spiller en la ficción de White, esa mujer liberal que con su marido Ethan (Will Sharpe) se van de vacaciones con una pareja de amigos a Sicilia, la actriz demostró (como ya lo había con varios largometrajes) que no solo dominaba a la perfección el humor deadpan, sino también momentos dramáticos de varias capas.

Si bien esto es extensivo a toda la sátira y su crisol de actantes, el personaje de Harper es particularmente interesante, una mujer a quien creemos conocer hasta que una mirada de más o unos ojos llenos de lágrimas nos revelan lo contrario. “Trabajar con Mike fue un sueño que pude cumplir, me parece una persona brillante y Harper es un rol muy diferente a los que venía haciendo”, expresó en la actriz, quien está ratificando lo multifácetica que es desde su primer protagónico en cine con la joyita indie Safety Not Guaranteed (2012) de Colin Trevorrow en la que formaba una gran dupla con Mark Duplass en esa perfecta simbiosis del romance y la ciencia ficción con dos personajes entrañables en el centro.

El indie como escenario natural

Desde su participación en la mencionada serie Easy de Joe Swanberg que se volvía evidente que Aubrey Plaza y la creación independiente (en ese caso, la que viraba hacia el mumblecore) se llevaban más que bien.

“Como actriz, me gusta entregarme al proceso, ir con la corriente, entregarme a lo que surja, por eso siempre me salgo del guion, porque estoy tratando desesperadamente de encontrar momentos reales. Aunque eso sea incómodo , es un proceso que priorizo siempre antes que hacer algo falso, artificial. Eso sí que me molesta, porque mi objetivo es crear un personaje que se sienta genuino”, manifestó.

Dentro de esos personajes, uno de los más memorables fue el de Ingrid Thorburn en Ingrid Goes West (2017), la gran película de Matt Spicer en la que Plaza interpretaba a una mujer fuera de sí que se obsesionaba con las redes sociales y con ser una copycat de Taylor Sloane (Elizabeth Olsen), una influencer a la que emula por el contenido que consume y a quien termina conociendo. El extraño vínculo que ambas forjan se aborda con toques de comedia negra y con empatía hacia Ingrid, una joven que está perdida en un mundo donde el exceso de información puede conducirte a la falta de personalidad. La personificación de Plaza es entre hilarante y emotiva, tanto así que es inevitable no ponerse del lado de esa underdog a la que su actriz le aporta humanidad.

Luego, Aubrey se pondría al hombro un thriller más que interesante: Black Bear (2020) de Lawrence Michael Levine, un prometedor preludio a esos roles más oscuros que Plaza estaba deseando personificar y que encontró un excelente vehículo en la flamante Emily the Criminal (2022), cuya actuación le valió una nominación en la categoría mejor interpretación del año en los Independent Spirit Awards.

Emily the Criminal, un trabajo consagratorio

¿Quién es Emily Benetto? Ni ella misma lo sabe. Si bien quiere ser ilustradora, sus deudas le impiden abocarse a ello y por eso trabaja de manera independiente para un restaurante de Los Ángeles. Un día, un compañero de trabajo le pasa el contacto de Youcef (The Rossi, un actor magnético con el que Plaza se saca chispas, una pareja de gran química), un hombre que se mueve en la ilegalidad y que le ofrece a Emily realizar ciertas tareas por altas sumas de dinero. Luego de un momento de duda, ella acepta. Lo interesante es que no lo hace solo porque necesita mejorar su economía, hay un trasfondo que Emily the Criminal, la ópera prima de John Patton Ford, navega con intensidad.

“Lo que amo de esta película es que comienza ya con Emily hastiada de todo lo que tiene que soportar, de estar llena de problemas. La mayoría de las películas empiezan con un personaje que está en el fondo y que paulatinamente logra salir, pero no es este el caso. Ella está hundidad cuando la conocemos y todo va a empeorar”, explicó la actriz sobre uno de los roles más atractivos que interpretó en su carrera, uno que la enfrentó a sus propios demonios. Cuando Plaza contó que dependía mucho de la opinión del público, no era una hipérbole. “Soy tan insegura que me gustaría ser más como Emily en ese aspecto, ella llegó para demostrarme que puedo tener certezas sobre lo que hago, que puedo establecer límites entre lo que se dice de mí y cómo me afecta, algo para lo que no soy buena”, reveló.

En la actualidad, Plaza no se propone abandonar la comedia sino que se produzca una sinergia entre ese género y otros en los que no ha profundizado tanto como debería. Aubrey sabe cómo darles carisma a personajes que, a priori, resultan algo apáticos. “Espero que la gente se olvide de Harper de The White Lotus cuando vea Emily the Criminal y viceversa”, declaró la actriz. “Son dos mujeres muy diferentes y eso es una muestra de lo que quiero hacer de ahora en más: no repetirme a mí misma. Eso es lo que tiene Hollywood: haces algo bien y todos quieren que lo hagas una y otra vez. Eso no me interesa. Yo quiero hacer arte, quiero hacer películas y programas que la gente recuerde, que perduren, que no desaparezcan”. Hasta el momento, Plaza lo viene logrando.