Sangre y miel

Winnie the Pooh: Blood and Honey – Así se paga el precio de la libertad

El popular oso ya es de dominio público y en su primera aparición fuera de Disney cambia el tono y abre el debate sobre el futuro de otros personajes.

por | Mar 22, 2023

El osito Pooh hacía ejercicio delante del espejo, cantaba “el un dos, no es para mí, me impide respirar”, se terminaba toda su miel, y se iba a pedirle más a sus amigos del bosque de los 100 acres. Ese es el oso mañoso que conocieron varias generaciones gracias a las películas animadas de Disney. Pero el 1 de enero de 2022 el personaje, publicado por primera vez en octubre de 1926 en el libro de A. A. Milne, entró en dominio público.

Esto significa que está libre de toda exclusividad en su acceso y disponible para ser utilizado por el público general, sin restricciones. A pesar de los esfuerzos de varias compañías por alargar los tiempos, luego de 95 años de la publicación original, las creaciones entran en el dominio público, y para el oso más simpático del bosque, esto supuso un cambio de imagen bastante notable.

Ahora que Pooh está libre para ser adaptado y utilizado por cualquier persona que lo desee, era esperable ver nuevas versiones del personaje y sus amiguitos del bosque, todo lo creado por Milne ahora podía servir de inspiración para contar nuevas historias. Para Rhys Frake-Waterfield, director y guionista de películas británicas gore y de muy bajo presupuesto, era el momento perfecto para hacer una cinta de terror en la que el peluche fuera un asesino despiadado.

Winnie the Pooh: Blood and Honey (2023) es el primer ejemplo del uso completamente libre de los personajes. Acá no cantan, no hacen ejercicio, y no son muy simpáticos tampoco. Después de que Christopher Robin se va para la universidad los deja atrás, pero no son peluches, aunque tampoco animales, son bestias antropomorfas que, abandonados a su suerte y sin el chico que les traía comida, recurren a sus instintos más salvajes.

La idea de un Pooh asesino que solo quiere vengarse de la persona que los abandonó suena, al menos, interesante. Ver un personaje que siempre fue asociado con lo tierno y adorable convertido en una máquina de matar es llamativo. Lo sería más si el resultado fuera bueno, o al menos mirable.

¿Consumo irónico o interés real?

Pero hay una realidad, y es que el hecho de que esta película llegue al cine es gracias a -o por culpa de- internet. La idea de Frake-Waterfield a la hora de empezar este proyecto no fue jamás llegar a la gran pantalla. Creían que a lo sumo, su producción de 30.000 dólares iba a salir en algún servicio de streaming y no mucho más.

En mayo del año pasado todo cambió cuando la noticia de la cinta empezó a circular por internet y la respuesta de los usuarios fue mucho más de lo que él o su colega de Jagged Edge Productions, Scott Jeffrey, podrían haber esperado.

En una entrevista con The Hollywood Reporter, el director admitió que luego de ver esto, intentaron hacer algunos cambios y reshoots para poder estrenarla en cines, las ofertas para llevarla a diferentes países eran muchas y no querían dejar pasar esta oportunidad. Pero la recepción de la película parece ser el ángulo menos importante sobre este lanzamiento.

Poco importa que tenga uno de los peores guiones que se hayan visto en el cine, que la continuidad sea nula y esté repleta de errores evidentes hasta para el espectador menos entrenado. Que los personajes sean no solo chatos, sino que parece que buscan activamente ser encontrados por los asesinos. No, lo más llamativo es que ahora estos personajes, alguna vez tiernos y simpáticos, pueden girar en cualquier dirección.

Un multiverso del horror

El año pasado, luego de que se confirmara la noticia de que esta producción era una realidad y no solo un chiste de Twitter, Frake-Waterfield aseguró que esta no sería su última incursión con personajes de este estilo. En otra entrevista con THR confirmó que ya estaba trabajando en un guion sobre Peter Pan. Peter Pan’s Neverland Nightmare tomará a los protagonistas de la novela de J.M. Barries y les dará el esperable giro siniestro. Al parecer, en esta versión Campanita será “obesa” y una adicta en recuperación. 

Este no es el único proyecto que tiene planeado: también quiere usar al ciervo más famoso del cine y hacer una película gore con Bambi como protagonista. Su plan es que todo esto ocurra en un mismo universo, lo que dejaría todo preparado para un enfrentamiento entre el Pooh sanguinario y el Bambi asesino. 

La propuesta del cineasta es tomar los recuerdos de la infancia, las historias con las que muchas generaciones crecieron, y darles un giro “retorcido”. Y gracias a las leyes de dominio público, cada año tendrá más posibilidades de ampliar su catálogo.

Arte libre, le pese a quien le pese

Todos los 1 de enero la Facultad de Derecho de Duke publica el listado de las obras que pasan a dominio público. Desde libros, pasando por canciones, películas y personajes, todo lo que aparece ahí puede ser utilizado de manera libre por quién sea y cómo sea. 

Aunque esto no es del agrado de todos, en este momento el plazo para que las creaciones entren en el dominio público es de 95 años, o de 120 si el autor de la obra es anónimo o utilizó un pseudónimo. Pero este no siempre fue el límite, de hecho cuando se empezó a aplicar, tenía que ser renovado por el titular de los derechos cada 14 años. Siendo justos, esto era en 1790, cuando se crea el acta de Copyright en Estados Unidos. Luego se amplió a 28 años, después a 56 y así hasta llegar al plazo actual.

Lo interesante, es que las últimas dos ampliaciones de estos tiempos, fueron concedidas por el Congreso de Estados Unidos luego de los pedidos realizados por Disney, que es una de las compañías que más se beneficia de tener a sus personajes protegidos. En especial el ratón con pantaloncitos más famoso del planeta.

En 2024 Mickey Mouse pasará a dominio público, y la empresa fundada por Walt Disney hará todo lo posible para impedir que esto ocurra, por más que vaya en contra de lo establecido por el acta de Copyright, y la opinión de varios expertos.

Steambot Willie (1928) fue el primer dibujo animado sonoro distribuido con Mickey como protagonista.

En una entrevista con Temple Now, el decano adjunto de asuntos académicos y enlace de equidad, diversidad e inclusión de la Facultad de Derecho de Beasley, Donald P. Harris, diferenció entre la protección de las obras para cuidar su significado; y la ganancia económica.

“El objetivo de conceder protección es incentivar a la gente a crear. No se trata de hacer millonarios a todos e impedir que la gente utilice estas obras para siempre. En algún momento, queremos que la obra pase al dominio público para que la sociedad pueda acceder a ella y crear nuevas obras”.

Agregó también que Disney perderá millones en productos cuando finalmente Mickey entre en el dominio público. Cuando él le pertenezca a todos, puede que salgan adaptaciones o interpretaciones que no nos gusten nada, como pasó con cierto oso que cambió la miel por la carne humana; pero muchas veces la libertad viene de la mano de riesgos, y que el arte tome todo tipo de formas, rara vez es malo.

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