Vida o muerte

The Last of Us – Episodio 5: Los monstruos llegan en medio de la noche

La serie de HBO muestra a los monstruos que se esconden en la oscuridad en toda su furia. Y no solo los infectados por el contagio del Cordyceps.

por | Feb 11, 2023

En el capítulo anterior de The Last Of of Us (2023-) de HBO, Ellie (Bella Ramsey) y Joel (Pedro Pascal) atravesaron la nada. Lo que fue un país y una civilización quedó reducido a escombros. Pero ahora, en Kansas City, descubren los horrores escondidos en puertas cerradas y bajo el mando de la anarquía.

Los cazadores convirtieron a la ciudad en su coto de control, pero a la vez, en un emblema del mundo después el horror. Un punto inquietante porque más allá de la violencia de FEDRA y la percepción de la libertad radical de Las Luciernagas, hay algo más. 

El quinto episodio deja claro que la infección fúngica no fue solo un fenómeno físico. También fue lo más cercano a una hecatombe espiritual que destrozó hasta sus cimientos al mundo. En el anterior, con las notas de la conocida canción Alone and Forsaken del cantautor estadounidense Hank Williams, la serie tomó de pronto envergadura de solemne despedida. Al tiempo en que hubo hombres y mujeres en las casas abandonadas que Joel y Ellie atraviesan a su paso. Las carreteras llenas de actividad, las grandes construcciones que demostraban el poder del hombre y su inventiva.

Con un ritmo lento y sosegado, la serie encontró varios de sus mejores momentos. Pero en especial, una percepción acerca de la belleza decadente que conmueve y resulta casi dolorosa. El mundo que sobrevivió con esfuerzos al estallido de la infección, tiene su propia belleza rota. Una tan delicada y profundamente frágil, que sorprende a Ellie, que jamás vio otra cosa en su vida que los rigores de la zona de cuarenta. Pero es Joel, serio y angustiado, el que lleva la peor parte de este recorrido abrumador hacia el pasado. El personaje es el símbolo de lo que fue, lo que existió, lo que ya no está, lo perdido.

Tal vez por ese motivo, su rostro serio y cansado, sea más emblemático de lo que supone. El director Jeremy Webb dedica largos primeros planos al personaje de Pedro Pascal en un intento de analizar, con cuidado, esa desolación interior. Después de todo, los paisajes que atraviesa junto a Ellie son un reflejo de la pérdida, de todo lo que arrasó el contagio, de lo que jamás regresará. La huella inmensa de la muerte que está en todos lados. 

Entonces Kansas City se alzó como una pesadilla. La misma del arma que apunta a Ellie y que le dejó en medio de un nuevo espiral de incertidumbre. ¿Qué le espera en una ciudad rota, asediada por los horrores y que se sostiene sobre lo que parece un ataque aterrador de lo que se esconde bajo la tierra? 

Henry y Sam, rostros de la misma cosa

La respuesta es quizás un nuevo tipo de incertidumbre. Si hay un momento que recordar en el episodio cinco de The Last of Us es cómo, poco a poco, los huérfanos de una debacle total comienzan a vincularse entre sí. El escritor Craig Mazin analiza la relación entre Ellie y Joel desde una camaradería que nace de la soledad.

También, de la súbita solidaridad que nace entre Henry (Brandon Scott) — el fugitivo en una ciudad sitiada — y su hermano Sam (Nadji Jeter), aterrorizado en medio de la ciudad que hierve en fuego y amenaza. Para Ellie, es otra versión del mundo, de los temores que ahora tienen el rostro de una oleada de hombres y mujeres profundamente crueles.

La niña, a través de cuyos ojos el mundo se transforma, es una medida de la esperanza que lleva en las venas. Para su adaptación para la televisión, Neil Druckmann analizó a uno de sus personajes emblemáticos a través de la concepción de lo desconocido. Se trata de una adolescente que únicamente conoció los límites de una realidad pequeña y restrictiva. Ahora, que los monstruos que acechan, son bandas armadas que “liberan” a través de la violencia. 

¿Quién es ahora Ellie, cuando descubre que el mundo se extiende en todas direcciones? Sentada junto a Sam para enseñarle a leer o revelando que no es la primera vez que hiere a un ser humano, es una criatura frágil, nacida de un mundo roto. ¿Quién es Joel, que descubre que pasó décadas enteras alejándose del mundo en más de una forma?

Uno de los puntos que más asombra de la versión para televisión de The Last of Us, es su capacidad para captar lo esencial del juego del cual proviene y analizar lo importante en su premisa. Más allá de los monstruos y los horrores de un apocalipsis en ciernes, la importancia es narrar el afecto que dos desterrados, dos víctimas del miedo, comienzan a compartir. 

El miedo, en forma de estallido

Pero los monstruos llegan y finalmente, The Last of Us encuentra su vínculo con las partes más atroces y temibles de su historia original. Cientos de criaturas emergen desde la tierra, devoran, muerden y contagian. Una marejada de infectados que infiltraron a Kansas City y ahora atacan, como un enjambre condenado al terror. 

La violencia está en todas partes. Todos la sufren. Pero es el final — terrorífico y doloroso — del capítulo, lo que deja claro que la esperanza que encarna Ellie es mucho más que un anuncio. Es también una nueva realidad que podría dejar atrás las infernales sombras del miedo. Un punto y aparte que deja claro a Joel cuánto puede perder. Y a la niña, su real importancia. El mensaje más duro del capítulo. 

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