En enero el tiempo pasa de otra manera. Los días se sienten más largos y el silencio parece inundar todos los rincones. En enero, sumergirse en algún universo nuevo es siempre un buen plan y esa es la recomendación de hoy.
Como estamos en verano, me tomaré la libertad de atribuirle a esta historia el mote de “playera”. No por caribeña (más bien todo lo contrario), sino por ser de esas historias en las que entramos primero lento y después todo junto, mientras miramos el mar y no hay nada más importante alrededor que esto.
Para quienes no estén mirando al mar con alguna novela nueva con la que engancharse, para quienes estemos en una ciudad repentinamente calma en enero, Slow Horses es la historia ideal para sumergirse en esta época. Un drama de espionaje bastante único en un mercado plagado de series y películas de espionaje, lujo y FBI. Bueno, esta no es una de esas.
The outcasters
¿Qué tienen que ver Glee, El Oso y Slow Horses? Con canciones, recetas, o resolviendo casos, vienen a probar que los rechazados del colegio, de la vida o de la oficina merecen su oportunidad. Tal vez es una mirada cursi para una serie tan ácida, satírica, tan británica. Pero es que en los momentos en los que realmente hay cosas en juego, es el compañerismo de ese grupo de rechazados lo que les permite salir adelante.
Slow Horses (2022-) es la serie de espionaje de Apple TV+ creada por Will Smith (ese no, el otro) basada en las novelas de Mick Herron. En esta historia seguimos a (como la traducción lo indica) los caballos lentos, esos que se usan solo cuando ya no quedan otras opciones, el último orejón del tarro de los servicios de inteligencia británicos, los del trabajo sucio. Y no hablo de salir a la acción, sino más sucio aún, el trabajo administrativo.
Nadie es un caballo lento porque quiere, y menos aún, nadie quiere serlo para siempre. Como si fuera una familia disfuncional en la que personas de los más distintas y poco compatibles deben funcionar como un equipo, siempre esta presente la fantasía de salir de ahí. Pero en el mientras tanto, cada uno debe hacer algo con lo que les tocó.
Esta serie viene a darle un tono renovado al género, maneja un buen ritmo, y en su reparto tienen a Rosalind Eleazar, Saskia Reeves, Kadif Kirwan, y Aimee-Ffion Edwards, que le aportan el toque necesario de camaradería, humanidad y sensibilidad sin perder el tono ácido que la distingue. Cada temporada trae nuevas historias donde parece que al final The Slough Huouse se ve siempre en el medio.
Es también necesario mencionar que a quien seguimos temporada a temporada con su complejo de héroe es a River Cartwright (Jack Lowden), el nieto de David Cartwright (Jonathan Pryce), de quien se agradece cada una de sus apariciones. Ahora bien, hay que hablar de lo evidente.
Capítulo aparte para Jackson Lamb
Gary Oldman tiene un gran nombre, un Oscar en su haber y una gran carrera en el mundo del cine. Pero a sus 66 años, Jackson Lamb es su primer personaje realmente extenso en televisión. Así que -aunque hablar de su dotes actorales es mencionar lo obvio- cabe hacer un close up a uno de sus personajes con más minutos de cámara.
En Slow Horses, Gary Oldman interpreta Jackson Lamb, el perfecto líder de los rechazados. Amargado, rancio, alcohólico y completamente desesperanzado de cualquier cosa en la que alguna vez pudo haber creído, si es que lo hizo; con un ácido e hilarante sentido del humor siempre al pie del cañón para dar con un insulto a la vez ocurrente y duro sin ser realmente cruel.
Jackson Lamb es un personaje que anda sin poses y con el valor necesario para un agente de inteligencia, leal a los suyos y ocupado en las cosas que (él cree) que importan. Que con su poco presupuesto y su hedor se muestra en la mayoría de las ocasiones, mejor que cualquiera de la Central. Es su lealtad a su equipo y sus habilidades como agente lo que -incluso con los peores insultos de por medio y sin nunca caer en un ápice de sentimentalismo- nos deja entrever un vinculo entre aprendiz y jefe que es más que solo las circunstancias.
¿Por qué no verla?
Slow Horses también tiene sus puntos flojos. El personaje de Cartwright pareciera tener el mismo arco en todas las temporadas y cometer siempre los mismos errores, y el nivel de corrupción y encubrimiento de los puestos más altos de los servicios a veces quitan un poco la tensión de cuánto hay por perder.
Aún así, la serie mantiene un buen ritmo, nos sostiene con los vínculos del equipo de outcasters que van cambiando en cada temporada, las breves apariciones de Jonathan Pryce claramente le suman unos puntos y es entretenida en su justa dosis, con temporadas cortas y casos que no se sienten estirados en vano.
Para quienes disfrutan del género, no hay motivos para no sumarla a la lista, pero para quienes están en busca de una nueva historia, este thriller fresco, con buenas actuaciones y personajes entrañables, puede ser la serie perfecta para este verano. ¿Lo bueno? Aunque aún sin fecha definida, la quinta temporada ya es un hecho y se está filmando, así que es hora de ponerse al día.
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