Queridísima mamá

“Quizás es cierto lo que dicen de nosotras”: Entrevistamos a sus directores

Esta coproducción chileno-argentina busca, desde una perspectiva intimista, encontrar sentido al horror retratando el caso de la secta Antares de Luz.

por | Jul 29, 2024

Rompiste dos vidrios.” Es una de las primeras cosas que observa Ximena (Aline Kuppenheim) al abrazar a Tamara (Camila Milenka), tras el inesperado regreso de la chica a casa. No parece haber recriminaciones, pero si una cierta distancia. Es evidente que el tiempo que su hija pasó en una supuesta comunidad espiritual dejó su huella y cambios en su personalidad.

A cuenta gotas veremos los indicios del trauma, la negación y los choques, cuando inevitablemente el hogar materno ya no pueda refugiarla de su pasado. Cuando oficiales llaman a su puerta, una investigación policial revelará no solo que Tamara dio a luz a un bebé sino que este se encuentra desaparecido.

Sin bien los personajes son ficticios, la película está basada en un hecho que en Abril de 2013 sacudió a todo Chile debido a lo macabro de su naturaleza. La noticia tenía a la secta Antares de la Luz como protagonista y encajaba completamente con las temáticas que la dupla de directores chilenos conformada por Camilo Becerra y Sofía Paloma Gómez se encontraban investigando.

Pronto, el trabajo se volcó en un guion que abarcaba el tema lejos de todo sensacionalismo, contando la historia con un enfoque intimista. De esta forma y gracias al apoyo del INCAA, esta coproducción chileno-argentina es una película que no llega al morbo pero tampoco escatima en su crudeza. Sin necesidad de juzgar a sus protagonistas, igualmente logra explorar maternidades negligentes, así como el cruce de los límites que llevan a víctimas a convertirse también en victimarios.

Estuvimos presentes en el estreno de internacional de la película en el cine Gaumont y tuvimos la oportunidad de hablar con sus creadores sobre el proceso detrás de Quizás es cierto lo que dicen de nosotras:

Uno de los diálogos más simbólicos de la película se sucede al principio, cuando Ximena construye una metáfora en donde una ventana representa el espacio en donde encontramos sentido. Ella lo describe como algo que nos separa y protege del mundo.

Camilo Becerra: Ese dialogo que Ximena plantea estaba desde el guion, fue una escena que trabajamos muy minuciosamente y podríamos decir que, de alguna manera, es la síntesis de toda una investigación previa que estuvimos haciendo. Uno de los temas que más nos llamaba la atención era:

¿Por qué alguien va a seguir a un profeta? ¿Por qué alguien cae en algo así?

Entonces, por una parte estudiamos todo el material con el que trabajan las sectas, que tiene que ver con el control mental destructivo. Nadie entra a una secta. Hay personajes que pueden ser incluso intelectualmente bien dotados pero frágiles emocionalmente, que están en una profunda búsqueda de sentido y de pronto entran en una comunidad que les ofrece eso. Muy sutilmente se van dando mecanismos en donde se empieza a romper la voluntad al sentido crítico. Ese es principalmente el objetivo: ir rompiendo el sentido crítico de las personas para hacerles creer lo que le interesa al tirano principal, al líder de la secta.

Siempre quisimos que Ximena fuera una psiquiatra o psicóloga, alguien vinculada y con herramientas para dar respuestas sobre cuestiones psicológicas. Alguien entrenada y que ha profundizado en esos conocimientos. Ahí nos parecía interesante esta idea de los relatos identitarios que va construyendo el yo, los argumentos desde el psicoanálisis. Son cosas con las que uno puede estar de acuerdo o empatizar para dar teorías de porque alguien se comporta de alguna manera.

Nosotros no intentamos escribir un tratado de psicología, sino que más bien es como el personaje usa sus herramientas para darse una explicación a si misma de porque está pasando lo que está pasando.  De alguna manera esa teoría que ella plantea y todas las herramientas que ella pone en juego terminan no sirviéndole del todo.  Por eso los vidrios se rompen. Los vidrios que ella plantea se pulverizan en otras escenas de la película.

Sofía Paloma Gómez: Siempre nos imaginamos a Ximena como una mujer que mira por la ventana. Teníamos esa imagen muy presente escribiendo la película como en una idea un poco contemplativa. Ella observando hacia afuera y esta división entre ella y el mundo. La película de hecho empieza con la rotura de un vidrio. Esos vidrios que se van repitiendo a lo largo de toda la película las van acercado (a ella y su hija) y en momentos separando. Siempre hay personajes que se observan a través de distintos límites. Eso para nosotros era importante.

Esto es algo que además vemos reflejado visualmente y en la manera en que Ximena y de los padres de las otras víctimas de la secta no logran formar alianzas. Los vemos alegando que sus hijos son más víctimas que los del otro.

CB: En la escena de los padres, en el fondo hay un intento de armar una causa común. Pasa algo que para nosotros es idiosincrático. Quizás tambien es universal.  Mientras lo estábamos desarrollando para nosotros era algo muy propio de nuestro punto de vista sobre la sociedad chilena. Y probablemente de esa clase social. No me atrevería a decir exclusivo de esa clase social pero era un punto de vista que nosotros queríamos reflejar.

Al final termina convertido en individualismo puro. No hay una comunidad ni el afán de construir una comunidad ni siquiera en ese dolor. Ni siquiera en esa tragedia hay un afán de construir comunidad. Precisamente ahí hay algo que, no sé si explica, pero tambien es un tema a evaluar de porque en este caso los hijos de estos personajes terminan todos sumergidos en una comunidad sectaria.

Más allá de lo que había en el guion, ¿hubo un trabajo con las actrices a la hora de construir estos personajes?

CB: Si, claro. De hecho, principalmente ese trabajo previo fue con Camila Milenka, la actriz que interpreta a Tamara. Porque había que construir de alguna forma y ella la verdad no solamente fue muy generosa sino que fue muy inquieta. Le interesaba investigar por su propia cuenta. Sabía que el desafío era enorme y entonces trabajamos con ella muchísimo, incluso ensayando, materializando en el ensayo la parte en donde ella está en la secta, que es lo que no se ve en la película. Eso había que construirlo con el personaje. El trabajo previo para llegar no solo al clímax de la película. En toda la película ella cargaba con un material que trabajamos muchísimo los tres juntos, Sofía, Camila y yo.

SPG: Claro, la experiencia. Que ella tuviera la experiencia en el cuerpo de un ensayo y después poder traerlo a escena.

CB: De que pasó, como eran esas relaciones en la secta, como era ese líder, como la trataba.

SPG: Todos los personajes tienen sus propias verdades, sus propias respuestas. Entonces construimos eso. Si bien en la película eso no está explicito, ellas si defienden a sus personajes a raja tabla. 

Muchas de las escenas ya llegando al clímax plantean una gran intensidad. ¿Cómo se maneja ese clima en un set? ¿Cómo es la preparación?

SPG: El trabajo con las actrices protagónicas fue distinto. En el caso de Aline y Camila, trabajamos metodologías distintas. Mucho diálogo. En el set lo poníamos en discusión de alguna forma también. Porque es tan delicado lo que ahí ocurre que para nosotros fue súper importante tener ese dialogo con ellas y tambien con el equipo, para prepararnos para esas situaciones.

En el caso de Camila, nosotros lo que hicimos fue trabajar imágenes mentales de alguna forma. Para nosotros era importante que ella pudiese ver el crimen. Que pudiera visualizarlo y traerlo como a ese eco, a la situación.  En el caso de Aline, el dialogo fue muy importante, poner en discusión todas las escenas. Tuvimos un trabajo un poco más clásico con ella.

Lo que sucedía en el set era que directamente había gente que no quería estar en esa situación. Evidentemente todos habían leído el guion. En una secuencia que dejamos para el final del rodaje, porque nos parecía que había que cargar a la película con todo el proceso para llegar a ese momento explosivo, duro y de cierta violencia entre ellas. Hacerlo de la mejor manera, cargado y con un cierto manejo. No era fácil. Porque nosotros siempre tuvimos esa intención de que fuera un momento muy explosivo y emotivo. Entonces sí, con mucho cuidado y respeto también, evaluando los límites a los que podíamos llegar.

CB: Es una escena (el clímax) en donde de alguna manera las líneas narrativas de los personajes, sus arcos literalmente chocan. Colisionan muy fuertemente. Es donde se ponen a prueba las estrategias de los personajes. Entonces, como dice Sofía, hay muchas cosas que son a nivel subtextual, que no son explicitas. Trabajar esa capa era difícil. Sobre todo con Camila, porque ahí es donde uno tenía que ver la secta, ver lo que ella vivió. Probablemente esa fue la escena que más trabajamos en toda la película. Desde el guion, desde ir más o menos entendiendo lo que está pasando ahí, porque se transgreden una serie de límites. Es radical para ambos personajes. Uno podría decir que la parte más compleja la lleva Tamara, pero la verdad es que para Ximena tambien, porque transgrede limites profesionales, maternos…

¿Cómo es en este momento la financiación de las producciones culturales en Chile? ¿Cómo se da esta alianza con el INCAA?

CB: Bueno, el financiamiento en Chile sigue siendo igual que hace muchos años. La verdad es que nosotros, y me atrevería a decir que todo el sector del audiovisual en Chile hace tiempo que venimos un poco proponiendo y tratando de generar un cambio en la manera en que se financia la cultura. No solo lo audiovisual, sino que también la cultura en general. Hay un ministerio de la cultura, las artes y el patrimonio que entrega un financiamiento para el desarrollo y ejecución del proyecto que es anual y tiene el formato de competencia. Es decir, si un proyecto gana significa que los demás pierden. Esa lógica la verdad hace mucho tiempo que nos genera ruido.

Nosotros tuvimos la suerte de ganar ese fondo. Con el dinero que entrega el ministerio de la cultura la verdad que alcanza para una parte. Pero la verdad es que se vuelven muy importantes las alianzas y las coproducciones. En Chile se hacen muchas, o se hacían muchas y ojalá que se sigan haciendo, con Argentina. A mí me parece de lo más orgánico y natural que haya coproducciones entre Chile y Argentina.

Tengo entendido que también hay argentinos detrás de cámara.

CB: Eso fue parte de la coproducción. Siempre las coproducciones tienen que ver con el trabajo de los profesionales de los países que están en la coproducción. Entonces, en el caso de Argentina fue Manuel Rebella como director de fotografía y Martin Heredia que fue su primer asistente de cámara. Ellos viajaron a Santiago, estuvieron toda la preproducción y el rodaje con nosotros. Lo que fue genial porque la verdad es que nos hicimos muy amigos. Luego, toda la post producción de la película se hizo en Buenos Aires.

La verdad que, volviendo al tema del financiamiento, me parece que tanto para Chile como para Argentina es importante seguir manteniendo esta posibilidad de hacer coproducciones. Es una ayuda enorme para levantar proyectos porque yo me imagino un poco conversando con los colegas en Argentina también, nunca es fácil hacer una película. Desde el punto de vista material, no en sencillo ni en Chile ni en Argentina. Me imagino que hay lugares donde es un poco más fácil quizás, pero claramente no es nuestra realidad latinoamericana. Entonces me parece que no es solo un camino viable sino que fundamental.

Estrenada en Argentina en el cine Gaumont, Quizás es cierto lo que dicen de nosotras (2024) continua en su cartelera y también se encuentra disponible en Amazon Prime Video.

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Ro Tapias

Artista visual. Madre de dragones, gatos y un corgi. Hablo de cine, a veces demasiado.