La verdad es que tuvimos miedo. Temimos que la segunda temporada nunca llegara porque HBO tardaba en confirmarla, mientras otras se renovaban rápidamente. No sería la primera vez que un fandom queda huérfano de serie y tiene que hacer campaña para salvarla. Ese fenómeno tan curioso de gente apasionada por una historia siempre me fascinó, especialmente porque los que toman las decisiones a veces no parecen hacerse eco.

Por suerte, esta vez los escucharon. Nuestra bandera es de muerte (tal es el título en la traducción al español) nos entregó una primera temporada absolutamente sorpresiva en 2022, de esas que se cuelan entre nuestras favoritas casi sin que nos demos cuenta.

Así vuelve a nuestras pantallas la primera workplace sitcom de piratas, que toma prestado el popular formato para hacer algo completamente original y transformarse en la mejor comedia romántica de los últimos tiempos. Basada libremente en una historia real, nos invita a creer.

Desamor en altamar

La segunda temporada encuentra a Barbanegra y El Caballero Pirata separados por los caprichos del destino -o más bien, por su propia incapacidad para ser felices. Mientras Stede (Rhys Darby) vuelve a una vida de frustraciones, solo para abandonarla por segunda vez y fingir su propia muerte, Ed (Taika Waititi) se sumerge cada vez más en su dolor. Pero por supuesto, no es la clase de dolor que se procesa sanamente, sino la que se extiende como pólvora y explota dañando a todos alrededor.

Un selecto grupo de la tripulación del Revenge recorre ahora los mares aterrorizando a piratas y civiles por igual, mientras la relación entre Izzy (Con O’Neill) -el MVP definitivo de esta temporada- y Blackbeard se vuelve cada vez más tóxica.

Por su parte, Stede y los demás trabajan en la taberna de Spanish Jackie (Leslie Jones) esperando juntar el suficiente dinero para recuperar su barco y zarpar hacia nuevas aventuras. Esta situación da lugar a algunas de las escenas más cómicas y livianas de los primeros episodios, preparando el terreno para lo que viene.

Viniendo de Jackie, ya podemos imaginarnos lo que pasa con esas esperanzas. La jefa se encarga de drenarles hasta el último centavo de sus ahorros y, para colmo, adopta al Sueco como uno de sus maridos. Con su ayuda, la tripulación intenta robar un valioso tesoro, y en esta empresa terminan descubriendo a una nueva e inesperada aliada -que bien podría convertirse rápidamente en enemiga.

Un toque femenino

El personaje de Susan (Ruibo Qian) es sin dudas la mejor adición a esta nueva temporada de Our Flag Means Death. Inicialmente encubierta como una simple mercader, rápidamente se revela que es mucho más que eso.

Es un lindo guiño al final de la primera temporada, cuando Ed le propuso a Stede escapar juntos a China, y una demostración de la completa ignorancia en que vive nuestra querida tripulación con respecto a lo que pasa en Oriente durante la la Era dorada de los piratas.

Las intenciones de Sue serán ambiguas durante toda la temporada, pero es un personaje que sorprende una y otra vez al no ajustarse a ninguna de nuestras expectativas -y, por supuesto, jugar con la posibilidad de subvertirlas. Su presencia es constante y cobra gran relevancia en la trama y, sin embargo, no interfiere con la historia principal. Muy por el contrario, será una de las principales responsables de uno de los reencuentros más esperados.

Por otro lado, Minnie Driver se suma como Anne Bonny, una de las más famosas piratas de su época, convertida en una figura histórica que desapareció sin dejar rastro. La serie reconstruye un futuro posible para la pirata, que protagoniza un solo episodio junto a quien podría ser la encarnación de la también histórica Mary Read. Lo interesante de este episodio es la dinámica entre ambas piratas y el marcado contraste con sus visitantes, pronosticando lo que podrían llegar a ser.

La segunda temporada compensa un poco en representación femenina lo que le faltó a la primera, pero el foco sigue estando en la tripulación original. Los guiones encuentran la forma de presentar a estos nuevos personajes sin alterar el balance del grupo que dio origen a la serie. Incluso la introducción de Madeleine Sami como una de las principales integrantes de la tripulación se siente necesaria y equilibrada, y contribuye al desarrollo de otro personaje.

Los mismos de siempre

La tensión de los primeros episodios se enfoca -por supuesto- en el posible reencuentro entre Stede y Ed. Mientras el primero escribe cartas y las deposita en una botella en el mar, el segundo se hunde cada vez más en su propia desgracia y violencia, incapaz de procesar la pérdida de su amor y de volver a mostrarse vulnerable delante de nadie. La situación a bordo del Revenge escala hasta un punto que parece irreversible y el tono de los primeros episodios -que estrenan juntos por HBO Max– reflejan esa tensión. 

Más drama, más violencia y más exploración de los personajes que ya conocimos y amamos. El cliffhanger será un punto de retorno obligatorio para los fans de la serie semana a semana, que pueden esperar una temporada llena de sorpresas y muy a la altura de la anterior (incluso superior). Personajes inmensamente queribles, impecable timing cómico, rápidas resoluciones, una selección musical superlativa y mucho, pero mucho romance. Y además, escenas de yapa después de los créditos.