Una placa negra nos muestra una fecha. Es el 13 de Junio de 1990, nos encontramos con una Argentina de calles vacías y sumidas en lo que a simple vista parece el más puro silencio. Sin embargo, dentro de cada hogar los televisores y las radios hacen eco a la voz de un mismo locutor, ya que un país entero está pendiente del partido disputado entre nuestra selección y la de Rusia. Es un momento idóneo, aquel en donde nadie ve nada, nadie escucha un grito. El asesino toma un recuerdo, algo que el cadáver ya no va a extrañar. Este es tan solo uno de varios asesinatos que traerán el terror al barrio de Bernal.
Micaela (Sol Wainer) está perdida en su mundo. Atendiendo la disquería de sus padres, tiene su propio negocio haciendo cintas personalizadas con las que, gracias a su fanatismo y gran conocimiento musical, busca sorprender y enganchar a nuevos clientes. Pero, a medida que las muertes se multiplican en los siguientes partidos, ella y su amigo Tomás (Byron Barbieri), descubrirán que el asesino que esconde su rostro detrás de una máscara quizá está mucho más cerca de lo que pensaban.

Nada que envidiarle al cine de afuera
Si bien estos últimos años el terror argentino tuvo un resurgimiento a nivel mundial gracias a Cuando acecha la maldad (2023), hay que recalcar que este género siempre tuvo grandes exponentes locales. En un rápido repaso de títulos que salieron en estos últimos 5 años podemos nombrar a Historia de lo oculto (2020), Nocturna –Lado A: La noche del hombre grande (2021), Al tercer día (2021) o El escuerzo (2023). Y esta es tan solo una pequeña parte en un gran catálogo que abarca diversos de estilos.
Con Nadie va a escuchar tu grito (2025), Mariano Cattaneo ofrece algo que nos resulta conocido, pero con un toque bien local. Basada en las películas slasher estadounidenses que tanto marcaron el mercado del horror en los ochenta y noventa, la película de Cattaneo demuestra el espíritu argentino yendo más allá del mero cambio de lengua, al contextualizarla en un barrio quilmeño.
La misma idea remite a nuestra propia historia. Porque si bien el director no hace alusión alguna a hechos políticos, es difícil encontrarse con un relato en donde algo tan icónico como la copa de FIFA es usada como pantalla para esconder crímenes atroces y no pensar en cómo el gobierno militar de la dictadura hizo lo propio en el Mundial de Futbol de 1978. Es una referencia no necesariamente buscada pero íntegra, que inadvertidamente refuerza una narración con un marcado arraigamiento a nuestra tierra e idiosincracia.

Estéticamente muy lograda, los colores de neón por momentos dan esa sensación de ver un filme importado del norte, pero la ambientación rápidamente es reconocible como regional. Desde el canto del zorzal una soleada tarde de invierno hasta la tipografía en un televisor o la de un diario. Un vaso de los Halcones Galácticos sobre una mesa de luz o casas con la típica arquitectura de un suburbio. El espíritu porteño y de época está muy logrado.
Lo mismo puede decirse de la banda de sonido, fundamental para redondear y dar credibilidad al mundo de Mica. Si bien pone al centro una banda contemporánea, la música de los franceses que componen a Black Rain captura completamente la esencia del rock de fines de los ochenta y comienzos de los noventa.
Casi un diez
Con cada fecha de un nuevo partido, somos testigos de un nuevo y brutal asesinato. Encontrando un digno balance entre CGI y toques de efectos prácticos, las muertes pueden que no resulten del todo originales para quienes ya son catadores de este tipo de cine, pero no por eso impactan menos. Cattaneo no duda en ofrecer primeros planos que se aprecian, mostrándonos cada muerte en todo su esplendor.

Por supuesto, no carece de algunos puntos que le restan. El ritmo en particular no siempre se mantiene y por momentos parece estancarse. La misma propuesta que resulta el gancho de la historia solo permite que nuestro enmascarado actúe contadas veces acompañando cada partido, dejando con ganas de ver un poco más del caos que siembra.
Se nota que cada toma está planificada con sumo cuidado y detalle, entregando una composición en cada imagen que realmente es para destacar, aunque la edición de ciertas secuencias no siempre consiga la fluidez que merecen. Sin embargo, a pesar de estos puntos que a veces nos hacen salir un poco de la historia, el guion logra concretar un misterio que funciona y que suma un par de giros que satisfacen una vez llegado el clímax.
Con apenas 80 minutos de duración, Nadie va a escuchar tu grito transmite que está hecha con ganas, cuidado y cariño, demostrando que Cattaneo merece estar en el radar de los amantes del género.

💡 PopCon Tip:
Gracias a su participación en muchas películas de ciencia ficción y terror argentinas, Germán Baudino es una de las caras conocidas para los fans del cine fantástico local. Sin duda varios lo reconocerán inmediatamente en Nadie va a escuchar tu grito.
Además de la ya mencionada Historia de lo Oculto, podés verlo en el corto Breve historia en el planeta (2015), Los Olvidados (2018), Abrakadabra (2019) y en Me encontrarás en lo profundo del abismo (2022), entre otros de los grandes títulos que lo tienen como parte de su elenco.
0 comentarios