En un año muy difícil para la industria editorial y la creación artística, la historieta argentina le encontró la vuelta para seguir existiendo y produciendo. Como todos los años, el talento no tiene límites y hay novelas gráficas para todos los gustos. En esta lista, sin ningún ranking ni orden particular, vamos a repasar las mejores historietas editadas en nuestro país en formato de libro o fanzine. Preparate y buscá estos libros en las comiquerías y librerías más cercanas.
La Rebelión, de Ian Debiase (Hotel de las Ideas)
En una época de la historia argentina en la que la represión policial sigue siendo moneda corriente y muchos derechos corren el riesgo de ser vulnerados, mirar al pasado es más que una consecuencia: es una práctica de cuidado.
La Rebelión es una colección de historias sobre el Cordobazo, uno de los movimientos populares más importantes previos a la última dictadura militar. Más que una historieta documental, es una crónica, porque cuenta en primera persona los acontecimientos.
Durante los años de la dictadura de Onganía, puesto a la fuerza como presidente por las fuerzas armadas, su plan económico y social instaló un descontento tal que tanto trabajadores como estudiantes se aliaron en movilizaciones en contra del gobierno.
Pese a una fuerte represión policial, los manifestantes se organizaron para ganarle a la policía en un hecho histórico sin precedentes, que tuvo lugar el 29 de mayo de 1969 en la ciudad de Córdoba. Cuando al día siguiente Onganía intentó recuperar el control de la ciudad, muchos levantamientos populares se estaban generando en todas las ciudades del país, y en 1970 el dictador se vio forzado a dejar el mando.
Ian Debiase escribe y dibuja este evento y la narra a partir de una suma de pequeñas historias producto de una exhaustiva investigación, y de entrevistas con los implicados. La historieta, como formato, debido a que no tiene el prestigio de otros medios como la literatura o el cine, puede darse el lujo de narrar cosas que son difíciles de contar, ya que nadie se toma tan enserio los globitos y los cuadritos. De esa manera, esta historieta cuenta cosas muy fuertes, y hasta medio políticamente incorrectas. El capítulo más fuerte es el de los gatos, que se queda en la memoria de cualquiera que lo lea.
Debiase tiene un estilo muy particular de dibujar que es muy agradable de ver, usa colores pasteles, personajes estilizados y le agrega muchos detalles de negro para hacer contraste. Además, tiene muchos recursos para contar escenas de acción. Una historieta apasionante y necesaria para darle forma gráfica a un periodo de nuestra historia que está más vigente que nunca, aunque muchos no lo quieran ver.
Dios y el Diablo en Sao José Río Das Mortes, de Rodolfo Santullo y Germán Genga (Loco Rabia)
La historia transcurre en la década del cuarenta en un pequeño pueblo de Brasil. Muere el alcalde del lugar, dejando el puesto vacío. Hay dos candidatos fuertes para reemplazarlo: uno es un respetado doctor y el otro es un mafioso super poderoso y célebre. En el medio, hay una misteriosa mujer que da a entender que los candidatos están apelando a la brujería para ganar.
Rodolfo Santullo es un escritor uruguayo que es garantía de calidad. Y el dibujo de Germán Genga, aunque resulte un poco extraño, ayuda a la atmósfera que quiere construir. Sin ser gracioso, distorsiona la realidad y la vuelve en una caricatura, mientras que el color digital nos encierra en una atmósfera que parece de realismo mágico. Una historieta contundente, muy entretenida y que se lee de una sola sentada.
Basta Monito, de Dolores Alcatena (Jano Comics)
Dolores Alcatena ya hace varios años que está en la lupa de los difusores de historieta, hasta el punto de que seguir hablando de revelación ya está dejando de hacerle justicia. Edita al año varias historietas autopublicadas, cada una mejor que la otra, con un estilo personal e inconfundible que se va puliendo con los años.
Siguiendo una obsesión por la mitología de culturas antiguas que se ha hecho presente en otras obras de la autora, esta historieta es una adaptación gráfica del Ramayana, una de las dos epopeyas más importantes del hinduismo. El poema narrativo cuenta la épica del dios Rama, su mujer, Sita y su guerra contra el demonio Ravana. Pero esta novela gráfica cuenta una historia chiquita dentro de esa gran historia: la vida de un monito que va a vincularse con el ejército de chimpancés que ayudarán a Rama.
En la cultura hindú los monitos son famosos por sus berrinches, y así el protagonista, un pequeño mono llamado Upendra, verá con muchos caprichos y ojos de novato el misterioso mundo que se desprende ante él. Alcatena sabe contar historias sin necesidad de narradores, con diálogos precisos y cortos, y unos dibujos increíbles llenos de trazos gruesos, sombras y texturas detalladas. Y siempre que lo hace, el resultado es impecable y digno de ser leído.
Domingo a la tarde, de Camila Torre Notari (Maten al mensajero)
Cuando los problemas allá fuera son enormes, las pequeñas felicidades nos pueden salvar la vida. Y esta historieta es una suma de pequeños momentos felices. Suceden cosas inesperadas, sí, pero en la escala de la anécdota, lo cotidiano. Y eso a veces es necesario y suficiente.
Domingo a la tarde es la historieta más tranqui, bonita y wholesome que ha salido en el 2024. Es una historia costumbrista qué cuenta como cuatro miembros de una familia pasaron un domingo, y lo que soñaron ese día. Eso es todo. Con un diseño muy tierno de personajes, viñetas y escenarios. Pero es suficiente para que te haga feliz y hasta te de envidia la vida sencilla de esta gente. A veces lo chiquito puede ser gigante.
Dora, la ciudad muda, de Ignacio Minaverry (Hotel de las Ideas)
La saga de Dora, la espía lesbiana que caza nazis en la década del cincuenta es probablemente la más importante de la historieta argentina del siglo XXI. Para quienes la leímos desde el principio, y recorrimos todo su arco, volvernos a encontrar con ella es como llamar a una amiga para ver en qué anda.
La historia principal ya terminó en el volumen anterior, que fue recopilado dentro del libro Dora Integral, que salió hace un tiempo y se puede conseguir en librerías. Este nuevo tomo es como un epílogo, aunque más bien puede ser el inicio de una nueva saga.
Esta es una historia súper introspectiva, donde lo importante es la relación entre las dos protagonistas, Dora y Lotte, mientras redescubren su relación en una Italia en los años sesenta donde el mundo ya está empezando a ser otro y los nazis parecen haber quedado atrás. La narrativa es impecable.
Ya que los libros tardan muchos años en salir, leer a Dora es un poco crecer con ella, y la experiencia es siempre hermosa y compleja. Si no han leído Dora, léanla, arranquen desde el principio. Si ya la leyeron, lean esta nueva entrega. Y esperamos seguir teniendo Dora para leer por mucho tiempo más.
Efecto Malena Integral, con dibujos de Matias De Vincenzo y guiones de Rodrigo Canessa (Deriva)
Con el tono y la calidad de un manga seinen de maestros como Tatsuki Fujimoto, esta historieta -que después de años de salir como números individuales finalmente fue recopilada en libro- es una historia inquietante e inolvidable, probablemente un nuevo clásico dentro de la producción nacional.
Es sobre una chica que nació un 29 de Febrero en un año bisiesto y por lo tanto existe y no existe al mismo tiempo. No solo simbólica, sino también físicamente, ya que ella desaparece ciertos días y reaparece otros, como si en una dimensión ella siguiera existiendo, mientras que en otra no hay rastros de ella.
Esa existencia fragmentada está explorada con mucho dramatismo en una narración que abarca desde el día de su nacimiento hasta sus años de adultez. Y en el medio se cruza con un relato policial, con un detective que también tiene una identidad fragmentada y está encargado de resolver el caso.
El guion más fino y cuidadoso que ha visto una historieta argentina en muchos años, y un dibujo que es capaz de expresar con gran maestría el extraño misticismo y la inquietud de las contradicciones que encierra la vida de su protagonista, que vemos a través de los ojos de las personas que están a su alrededor. Impecable.
Empatía por el diablo, de Lubrio y Sala (Multiversal)
Que Lubrio es un guionista virtuosísimo no es novedad para nadie, demostrando gran habilidad tanto para los diálogos como para los giros en las tramas. La rompió con El último recurso, su enfoque argento à la Doom Patrol, que ya es un clásico. Y la vuelve a romper acá, en una historieta que sigue el mismo tono pero nos presenta otra galería de personajes tan interesantes como los de su obra anterior.
Acá tenemos una historia policial, con una dupla protagonista que tiene un poco la dinámica de una buddy movie, pero con un giro. Los dos son detectives de homicidios. Él se llama Coburn y es un viejo parco, gigantón y malhumorado. Ella se llama Pathy Leese y es una chica joven, pero tiene una particularidad: posee una condición de empatía por las víctimas de los casos que resuelve, hasta el punto de sufrir físicamente las mismas condiciones que ellos.
Hasta que no resuelve el crimen, ella se enferma y tiene que vivir con eso. Y no es solo eso, sino que pertenece a una familia de personajes con condiciones similares, lo que transforma a esta historia en otra especie de relato de superhéroes camuflado.
Las comparaciones son fastidiosas, pero sirve como referencia que esta historia tiene el tono de una serie animada “para adultos” onda Invencible (2021) o Creature Commandos (2024-), con sus toques gore. Es una historia bien contada, divertida y que fluye muy bien. Y es probable que vayamos a tener más historias sobre estos personajes. O al menos es lo que hace falta.
Jeny y el post-mundo, de Horacio Langlois (Hotel de las Ideas)
Esta historieta ambientada en un mundo post-apocalíptico es un delirio porque es una especie de elseworld de la tira de El pequeño Timy, una historieta que en los años pandémicos se burlaba tanto del extremismo cientificista como de la total incertidumbre que nublaba el juicio de la gente.
La protagonista es Jeny, la hermana de Timy, que acá es una renegada en un mundo post-apocalíptico asolado por un imperio malvado. Hay algunas pistas del pasado y aparecen algunos personajes de la tira de Timy.
Por fuera de los guiños y la obvia bizarreaba, esta es una historieta de acción, aventura y ciencia ficción muy bien lograda, con un estilo que hace pensar en los mangas de los años setenta y ochenta (particularmente Tezuka o Toriyama). No lleva mucho a ningún lado y probablemente la historia no termine donde quedó, pero la narrativa es muy dinámica, y deja super enganchado a cualquiera que la lea.
Aunque está llena de referencias a la tira, incluso puede ser disfrutable para alguien que no conozca el mundo de Timy, en una época en la que las historias distópicas abundan menos en la ficción que en la realidad.
Frank Momo, detective del caribe, de Juanungo y Pablo Zweig (Historieteca)
Esta es una historieta tipo policial de ese que parece negro, pero que termina teniendo resoluciones disparatadas a lo Sherlock Holmes. Transcurre en una Cuba de los años cincuenta, anterior a la revolución pero medio atemporal, y tan imprecisa que parece una Buenos Aires de esa época también. El estilo es el de la línea clara, de inspiración franco-belga y tiene un tono caricaturesco que le sienta muy bien. El detective es muy simpático y los casos son muy divertidos.
Acá Pablo Sweig hace lo mejor que sabe hacer, que es contar gráficamente historias divertidas con mucha acción y giros inesperados se no se toman mucho en serio. Y Juanungo, que en su labor como artista ha demostrado ser un narrador gráfico muy preciso, acá se restringe a los guiones para ponerle palabras a todo ese despliegue visual.
Encima del factor policial, a la historia se le suman algunos elementos fantásticos como magia negra, vudú y otras referencias caribeñas como los boleros. La combinación de todo eso hace que esta historieta sea muy agradable para leer. Las tres historias son muy entretenidas y te aseguran un buen rato de diversión.
Chamán, de Carina Altonaga (Primavera Revolver)
Esta es una excelente historieta de terror ambientada en el noreste argentino. Aprovechando el carnaval de Jujuy, un grupo de personas se encuentran con un chamán para tener una expedición y encontrarse con los diablos. A medida que avanzan las viñetas, aprendemos más acerca de las motivaciones de los personajes y su oscuro pasado.
El desarrollo de los personajes es excelente, y el dibujo es muy sólido, acompañando las extrañas revelaciones que van surgiendo a medida que avanza la trama. Otro ejemplo de que el terror y la cultura argentina maridan muy bien.
Extra: edición argentina de historieta extranjera
Q, de Santiago Musetti (Historieteca)
Desde hace algún tiempo, la editorial Historieteca viene lanzando una colección de historieta uruguaya. Q, de Santiago Musetti es la tercera de las entregas. Combinando la biografía con la ficción, esta historieta cuenta la vida de Horacio Quiroga, el escritor más escalofriante de la literatura latinoamericana.
Pero no narra toda su vida, solo un episodio específico: la expedición que, junto al escritor Leopoldo Lugones, realizó a las ruinas de las misiones jesuíticas, en calidad de fotógrafo. Ese viaje fue fundacional para la carrera de Quiroga ya que, a partir de ahí, se instalaría en la selva y eso impregnaría todos sus escritos.
La novela gráfica también va un paso más allá y ahonda en los traumas pasados que afloran en su viaje, y sus años futuros que acechan como fantasmas. Cualquiera que haya tenido que estudiar la biografía de Horacio Quiroga en la escuela secundaria sabe que su vida estuvo marcada por diversas tragedias: muertes de familiares y amigos, acompañadas de una fuerte sensación de culpa.
En este relato, toda a esa oscuridad tiene forma de locura y horror, y lo que parece una historieta de aventuras se transforma en una auténtica pesadilla. El estilo de Mussetti, construido a partir de manchas blancas y negras, aparentemente sencillo, pero con fondos muy detallados, es realmente atrapante.
Y así se fueron algunas de las mejores producciones del noveno arte del año más tumultuoso desde la pandemia. Como todo repaso del año, se trata de una lista imperfecta e incompleta, pero que trata de hacer justicia a la explosión de creatividad, tinta y color y llena todos los años las librerías argentinas. Esperamos que hayan aprovechado el viaje.
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