Viene con sorpresa

Ironheart: La serie de Marvel está más cerca de la magia que de la tecnología del UCM

A pesar de ser entretenida y con buen planteo narrativo, la serie se va por las ramas mientras se sostiene en los efectos visuales y promesas futuras.

por | Jun 24, 2025

Desde sus inicios, y más específicamente en esta nueva fase, el Universo Cinematográfico de Marvel se fue dividiendo paulatinamente en distintos reinos que apuntan a diferentes intereses dentro del “género” de superhéroes. A grandes rasgos, la fantasía y ciencia ficción dominan las narrativas llenas de drama, acción y comedia que propone Marvel Studios, pero para los fans que siguen fielmente el desarrollo de este universo, las líneas argumentales y los personajes principales se dividen -y cruzan caminos- entre el reino mágico, el tecnológico, y el del espacio exterior. 

Magia y ciencia suelen cruzarse a menudo en este universo cinematográfico -que por supuesto también incluye las series originales de Disney+ en streaming- y por otro lado, el mundo tecnológico se entrelaza casi siempre con el callejero, con las luchas cuerpo a cuerpo y los mafiosos con delirios de grandeza, principalmente en la pantalla chica (o en casos como el de Spider-Man). 

Así, cada reino se mantiene contenido dentro de sus propias reglas, funcionando con una lógica interna que de vez en cuando se ve irrumpida por factores externos, generalmente para los grandes eventos, como presentar un nuevo personaje o una reunión de héroes.

Pero en Ironheart (2025-) encontramos de todo. Los diferentes reinos de Marvel conviven en una sola serie, lo cual hace que por momentos se sienta abrumadora, desprolija y hasta incoherente con su propia lógica interna, pero también contribuye a que en su totalidad sea sumamente entretenida y atrapante, con misterios a resolver continuamente y grandes dilemas morales. 

Quién es la protagonista

En Black Panther: Wakanda Forever (2022), Riri Williams (Dominique Thorne) hace su primera aparición para ayudar brevemente a los héroes, al estilo de Spider-Man en Capitán América: Civil War (2016). En esta oportunidad, la joven genio es rescatada por las heroínas wakandianas, que la llevan a su nación donde Riri encuentra los recursos necesarios para fabricar su traje -a imagen y semejanza de IronMan– y la energía del vibranium para potenciarlo.

Luego de esta breve introducción, y sin saber todavía mucho sobre el personaje ni su búsqueda, nos encontramos nuevamente con una joven frustrada por las limitaciones de su entorno y la falta de oportunidades. Expulsada de la universidad, Riri toma su traje -que fabricó a base de genialidad y recursos prestados- y vuelve a su natal Chicago. 

La frustración inicial de Riri pronto se convierte en un ímpetu por superar su situación actual, lo cual la lleva a tomar decisiones de dudosa moral. A diferencia de los típicos héroes, Riri tiene sus intereses puestos en el dinero y hará todo lo posible por conseguirlo, aunque eso implique comprometer sus valores y poner en riesgo a sus seres queridos. 

En ese sentido, es una heroína muy bajada a tierra, que además cuenta con un pasado traumático que funciona como historia de origen. Desde la primera escena, sabemos que Riri tenía una amiga muy cercana, Natalie (Lyric Ross), quien murió en un trágico suceso junto a su padre adoptivo. Esta doble pérdida disparó en Riri un mecanismo de defensa a través del cual cerró todas sus demostraciones de afecto y comunicación con el exterior, actuando como escudo emocional.

Es así como el traje de hierro que la protege cobra también un importante simbolismo, atado a su pérdida y movido por el deseo de conseguir lo que quiere a toda costa, ya que siente que el mundo se lo debe. Esta búsqueda resuena con el conflicto interno de su antagonista, que busca por medios todavía menos convencionales ejercer el poder de someter a los demás para cumplir sus propios objetivos. 

La cosa nostra

El factor familia elegida juega un importante rol en la vida de ambos, pero su egoísmo es tan grande que no les permite ver el alto precio a pagar por conseguir lo que buscan tan desesperadamente. El elevado IQ de Riri es inversamente proporcional a su inteligencia emocional, lo cual le trae más problemas que soluciones. En ambos casos, sus propias emociones reprimidas se interponen en sus objetivos y generan efectos secundarios que afectan sus vidas de maneras inesperadas.

En el caso de la protagonista, este efecto no deseado da lugar a la aparición de uno de los mejores personajes de la serie, aunque la lógica que lo sostiene es bastante inconsistente y se va adaptando sin mucha coherencia a lo que la trama requiere. En el caso de Parker Robbins alias Hood (Anthony Ramos), su conflicto interno abre la puerta al reino de la magia y lo inexplicable, que por supuesto no se puede resolver a través de la lógica científica.

Esto da lugar a la aparición de otro de los grandes personajes de la serie, interpretado por Regan Aliyah, quien -casi hacia el final de la historia- demostrará sus grandes habilidades y su enorme potencial dentro del Universo Cinematográfico de Marvel. En este punto, hay que tener en cuenta especialmente los sucesos de la primera película de Doctor Strange (2016), aunque los diálogos se ocupan de refrescar nuestra memoria y explicar de dónde proviene el poder de Hood.

Por el costado tecnológico, la historia de Riri Williams debería remitirnos inmediatamente a IronMan, y lo hace, pero no de la manera que pensamos. La protagonista deja muy en claro que no hace lo que hace por admiración al trabajo de Tony Stark -aunque lo respeta por su inteligencia- sino porque, según ella, es la única forma en la que la gente presta atención al poderío tecnológico y la capacidad de construir algo.

En este punto se resalta el estatus “icónico” del traje de IronMan, sin perjuicio de quien esté dentro del mismo. Honestamente, hubiera sido raro ver a una chica de escasos recursos en un barrio negro, quien se jacta de sus orígenes humildes y su desprecio al sistema, construir algo en honor al hombre blanco y poderoso por antonomasia. Aunque deja clara su admiración, también se distancia de su figura y su trabajo.

Esto además, convenientemente, le da licencia para distanciarse también de su imagen pública y sus valores como superhéroe, convirtiendo al traje en una simple herramienta para conseguir sus objetivos, independientemente de su iconicidad. Sin embargo, su camino se cruza con el de IronMan en forma de ironía del destino, cuando conoce a Joe (Alden Ehrenreich).

De vuelta, no hace falta tener tan presente la trama de IronMan (2008), ya que el diálogo expositivo se encargará de recordarnos todo lo que hace falta saber para comprender la relación simbólica de ambos. Es una lástima que el desarrollo de Joe quede relegado a un segundo plano, mediante convenientes elipsis que aceleran su participación en la serie. 

Un final inesperado

Llegados a este punto, y sin haber revelado ningún spoiler ni giro importante de la trama, sería una picardía hablar directamente de un final que tiene todos los componentes para ser la gran sorpresa de la serie -y disparar infinitas y acaloradas discusiones online. Solo diremos que la incorporación de Sacha Barón-Cohen (Borat, El dictador) como uno de los nuevos personajes de este Universo es un acierto enorme, dentro de los desaciertos de la serie.

Lo más flojo de IronHeart es su desprolijidad narrativa, las dudosas motivaciones de los protagonistas que cambian a conveniencia de lo que requiere la trama y la irregularidad que produce esto en el ritmo de los episodios. El primero quizás sea uno de los mejores “pilotos” de las series de Marvel, atrapante y entretenido por sí mismo, pero luego la historia se enrarece, causando altibajos que hacen que cueste seguirle el ritmo.

Sin embargo, nunca deja de ser entretenida e interesante, a pesar de todas sus irregularidades. A nivel visual, es también de lo mejor que nos ha dado Marvel Studios en la pantalla chica, junto con la serie de Loki (2021-2023). El traje se ve impecable, al igual que los escenarios y las escenas de pelea, lo cual aporta esa calidad “cinematográfica” que Marvel pregonó desde el principio para sus producciones televisivas.

El lastre es el mismo de siempre: a pesar de tener todo para construir una trama coherente con su propia lógica interna y un discurso cohesivo con la búsqueda de la protagonista, otra vez la necesidad de construir hacia adelante en el gran plan narrativo del Universo Cinematográfico de Marvel termina jugando en contra de una historia contenida y autoconclusiva. 

No solo necesitamos tener en cuenta los sucesos del pasado en el ya inmenso y casi inabarcable Universo CInematográfico de Marvel, sino que el final abierto quedará inconcluso durante mucho tiempo. Tal como pasó con Moon Knight (2022-), Hawkeye (2021-), Doctor Strange and the Multiverse of Madness (2022) y otras tantas series y películas de las que aún no hay ni noticias de su continuación y el destino de sus personajes. La gran maldición de Marvel.

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