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Todas las razones por las que estoy esperando la película de Barbie

Todos estamos emocionados por la película de Barbie (2023), pero ¿de dónde sale esta emoción y cuál es nuestro vínculo con esta muñeca tan icónica?

por | Abr 19, 2023

Todas las razones por las que estoy esperando la película de Barbie

Hay recuerdos que quedan en nuestra memoria de por vida. Son aquellos que tienen más peso de lo que hiciste ayer o hace diez minutos, a pesar de que tal vez ocurrieron hace más de veinte años. A veces hasta quizás ni son relevantes, pero por alguna razón, tu memoria decide retenerlos y que te acompañen por el resto de tu vida. En mi caso hay tres recuerdos que me son imposibles de olvidar: 

  1. La primera vez que comí puré de calabaza 
  2. Cuando me perdí en un Zara a los cuatro años 
  3. El día que me regalaron una Barbie veterinaria 

Me voy a detener en el tercer punto porque creo que nadie quiere leer acerca de mi amor por la calabaza o mis traumas con perderme en un local de ropa. En cambio, hoy todos quieren hablar sobre Barbie y por todos me refiero principalmente a mí, que busco cualquier excusa para hablar sobre el acontecimiento histórico que se dará en las salas de cine de todo el mundo el día 21 de julio: el estreno de la película de Barbie

Hace ya algunos años salió la noticia de que Greta Gerwig (directora y guionista de Little Women y Lady Bird) iba a ser la encargada de traer al mundo una nueva película sobre la muñeca de Mattel. No solo eso, sino que también Margot Robbie sería la responsable de interpretar a la icónica Barbie y Ryan Gosling a su adorado Ken. El hype fue absoluto y hoy ya podemos emocionarnos con un tráiler rosa lleno de referencias. 

Pero hoy no quiero hablarles sobre detalles de producción ni de qué podemos esperar de esta película. Hoy solo quiero escribir sobre mi recuerdo, ese que no puedo sacar de mi cabeza y que para algo tiene que servir. 

El día que me regalaron una Barbie veterinaria. 

Recuerdo que no era mi primera Barbie, tenía un baúl transparente debajo de mi cama lleno de ellas. Algunas estaban un tanto maltratadas, como el personaje que interpreta Kate McKinnon, otras tenían ropa que había hecho junto a mi abuela y algunas tenían el privilegio de tener su propia casa y auto.

Me acuerdo que una estaba embarazada, pero había decidido separarse de Ken porque se había hartado de escucharlo hablar todo el día (creo que eso me pasaba a mí con mis compañeros de jardín y lo habré trasladado a mis Barbies). También recuerdo que una tenía rulos, esos que yo odiaba tener y que por primera vez en esa muñeca pude verlos como algo lindo y único. 

Pero la Barbie veterinaria era diferente. 

Margot Robbie y Ryan Gosling en el set de Barbie

Creo que una de las primeras profesiones soñadas que tuvimos las mujeres fue la de ser veterinaria (probablemente porque pensábamos que eso significaba jugar con perritos todo el día), o por lo menos la mía lo fue. Tengo una imagen muy vívida en la cual mi mamá me llamó a la cocina y no recuerdo bien que me dijo, solo sé que había un envoltorio rosa que tenía mi nombre: Barbie (es un buen momento para decirles que me llamo Bárbara y desde que tengo uso de razón me dicen Barbi. Si, sin la e).

Comencé a romper el papel desaforadamente y de la nada me encontré con ella: la Barbie veterinaria. Con su delantal blanco y unos pantalones fucsia, esa muñeca me dio las mejores tardes después del jardín que una niña podría haber tenido. Venía con un gatito y un perrito que cuidaba como si fuesen mi posesión más preciada. Mis padres me cuentan que a cada lugar que iba me llevaba conmigo esa Barbie y les decía a todos que yo iba a ser como ella, que algún día iba a cuidar a todas las mascotas del barrio y, por qué no, del mundo. 

Margot Robbie en la primera imagen prommocional de la película

Al año siguiente, mi sueño cambió y decidí que quería ser actriz. La Barbie veterinaria ya no era mi modelo a seguir, pero por suerte, Mattel tenía otra muñeca que validaba mi sueño y me convencía de que podía hacerlo realidad: la Barbie actriz. Venía con su propio Oscar y todo, Imagínense el escándalo que armé cuando mi primo perdió ese mini accesorio que para mí significaba el mundo. 

Vivía jugando con mis Barbies y había algo muy mágico en no solo encontrar mi propio nombre en ellas, sino también mis sueños más grandes. Siempre me consideré una persona ambiciosa, pero nunca me había detenido a pensar de dónde venía esa ambición tan fuerte. Capaz demasiado fuerte para ser una niña de menos de diez años. Hoy puede ser que se lo adjudique a Barbie

Hasta que me dieron mi primera Barbie, el único juguete que conocía yo y las otras niñas de mi edad eran los bebés de juguete. O sea, jugaba a ser mamá. Mientras mis primos eran pilotos de avión y corredores de autos, yo me tenía que contentar con una cocina y un bebé al que le cambiaba el nombre todos los días. Creo que mucho no lo quería.

Y así como las niñas se vieron anonadas con la primera Barbie de 1959 en el primer teaser de esta película tan esperada, yo me enamoré por completo de mi primera muñeca rubia y decidí dejar de jugar a cuidar a alguien para empezar a jugar a SER alguien. 

Podríamos estar horas hablando del capitalismo y de los estereotipos hegemónicos perpetrados por Barbie y Mattel, pero hoy no quiero escribir sobre eso porque con un solo trailer el mundo se volvió color de rosa y tengo 6 años otra vez. Hoy solo quiero amar a Barbie como lo hice desde el primer día y agradecerle por ser absolutamente todo lo que siempre quise ser. Por validar mis sueños y nunca entender de techos ni limitaciones. Por ser lo que quiso ser, una Barbie girl

Siempre me detuve a pensar en estos recuerdos que no se van, o imágenes porque a veces ni siquiera hay sonido en ellos, y busco darles una razón de ser, un motivo. Este texto en parte es eso, darle una razón de ser a esta memoria y conectarla con la película que creó mi directora favorita, Greta Gerwig

Greta es una artista que entiende al género femenino como muy pocos saben hacerlo. Lo abarca desde una pureza y delicadeza propia de su cine. Habla de la mujer en todas sus facetas, los obstáculos a los cuales nos enfrentamos desde que nacemos, el egoísmo de la adolescencia, la relación tan compleja con nuestra madre y la necesidad de ser amada hasta de ser independiente y hacernos valer por nosotras mismas. Greta ve a la mujer no por lo que la sociedad espera de ella, sino por lo que a nosotras nos pasa con eso y cómo queremos ser mil cosas al mismo tiempo.

Margot Robbie y Greta Gerwig en 2018

No puedo evitar pensar en el monólogo de Jo March (Little Women) en donde Saoirse Ronan da una de sus mejores interpretaciones diciendo:

“Las mujeres tienen mente y alma, así como corazón. Tienen ambición y talento, además de belleza. Estoy harta de que la gente diga que las mujeres solo viven por amor…pero me siento tan sola.”

En pocas líneas de diálogo se encapsula la complejidad que puede llegar a tener una persona y como tener un sueño o un objetivo no quita otras cosas del camino ni del deseo. 

Tampoco puedo dejar de lado la reivindicación de Amy March (Little Women), un personaje que históricamente siempre fue despreciado. Con el objetivo de cambiar esto, Greta decidió plantarle una mirada pura e inocente a la infancia de Amy para después dejar ver partes de ella en el futuro y así darle uno de los mejores monólogos en la historia del cine.

Empezando con un “quiero ser grandiosa o nada”, Amy explora la vida de una mujer en el siglo XIX y las limitaciones que tenían en ese entonces:

“No soy poeta. Solo soy una mujer. Y como mujer no tengo forma de ganarme mi propio dinero. No lo suficiente para sobrevivir o sostener a mi familia. Y en caso de tenerlo – que no lo tengo – pertenecería a mi marido en el momento en el que nos casásemos. Y si tuviésemos hijos serían suyos, no míos. Serían su propiedad. Así que no me digas que el matrimonio no es una proposición económica, porque sí lo es.”

En una historia en donde la favorita del público siempre siempre fue la femenista y revolucionaria Jo, es muy valiente y hasta necesario explorar otro tipo de deseos en las mujeres y darles la validación que merecen.  

Por esto y por mil razones más que no tengo caracteres suficientes para explicar, mi emoción por Barbie (2023) crece cada día más. Quizás por un momento vuelvo a aquellos recuerdos que no se desvanecen y puedo abrir el baúl debajo de mi cama para recordarme una vez más que una Barbie puede ser todo lo que uno quiera ser. Y nosotras también.

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