Del cómic al mundo

The Sandman: Un verdadero triunfo de la imaginación en todos los medios 

La serie basada en la obra de Neil Gaiman que estrenó en Netflix abrió el debate sobre las posibilidades y límites de las adaptaciones a la pantalla.

por | Ago 16, 2022

A raíz del estreno de la serie en Netflix, en nuestro equipo fue surgiendo un fervor cada vez mayor por ver adaptada la obra de Neil Gaiman, con todos las ilusiones, miedos y ansiedades que eso implica. El resultado, para la mayoría, fue incluso superior a nuestras más grandes expectativas, que de por sí no eran muy altas, dado el historial de adaptaciones fallidas y canceladas que quisieron llevar esta ópera magna -y muchas otras del género- al medio audiovisual.

Por eso, dedicamos varios análisis a explorar qué fue lo que salió bien, desde distintas perspectivas y experiencias con la obra. Algunos viejos lectores de los cómics y algunos más recientemente familiarizados con sus páginas, pero todos con la misma convicción de que se pueden hacer las cosas bien si se destinan los recursos, la dedicación y -sobre todo- el cariño suficiente para llevar una obra tan querida y relevante de las páginas a la pantalla

The Sandman (2022-) disparó conversaciones muy interesantes sobre los límites de las adaptaciones, el estado actual de la industria con respecto a las dichosas IP (propiedades intelectuales) y el legado de estas obras en nuestro acervo cultural. Así surgió la idea de generar un espacio para notas colaborativas entre miembros del equipo con perspectivas similares o -en otros casos- muy diferentes entre sí. Este es el primero de una serie de debates que publicaremos sobre temas de la cultura pop que nos atraviesan e interpelan. ¡Ojalá lo disfruten!

Introducción (por Aglaia Berlutti)

En The Sandman (2022-), la idea de la adaptación es mucho más circular que lineal. Como versión televisiva de uno de los cómics fundacionales de la cultura pop del siglo XX, la envergadura del trabajo de crear una historia compacta y comprensible es considerable. En especial, cuando la historia original de Neil Gaiman se extiende por 75 números y cientos de ramificaciones complejas sobre personajes, lugares y circunstancias. 

El cómic original, publicado por la extinta editorial Vertigo de DC entre 1989 y 1996, abarca un argumento de múltiples dimensiones, poblados por cientos de referencias culturales, filosóficas y religiosas. Producir en pantalla una exploración al mundo del cómic que resultara comprensible para el público que no se encuentra con la historia, requirió tomar algunas decisiones precisas que convierten a la serie de Netflix en un triunfo argumental.

Una obra en conjunto (por José Argañaráz)

Neil Gaiman se unió a Allan Heinberg -guionista de Wonder Woman (2017), Gilmore Girls (2000-2007), Sex and the City (1998-2004) y Grey’s Anatomy (2005-) y David S. Goyer -guionista de The Crow (1996), Blade (1998), Batman Begins (2005) y The Dark Knight (2008) y creador de las series Flashforward (2009-2010) y Foundation (2021); dos personas muy unidas al mundo de la televisión y el cine. Y eso se nota en cada escena que cambiaron o simplificaron para que sea un producto más accesible a las masas televisivas. Pero siempre respetando la premisa original, el espíritu literario y complejo pero accesible de los cómics.

Tomemos como ejemplo la escena inicial. Nos introducen al Ensueño, el Soñar (The Dreaming en su idioma original) a través del vuelo de un pájaro. Y en este primer pantallazo al universo de Sandman podemos sentir la fascinación ante un mundo nuevo, un punto de partida ideal para que los televidentes vayan viendo que todos visitamos al reino de Morfeo aunque no lo recordemos al despertar, y que la historia nos llevará entre el mundo despierto y el soñado, y que los dos son igual de importantes. En los cómics esto no sucede, ya que nos vamos directo a la mansión de Roderick Burguess y solo mucho más tarde veremos el lugar donde nacen y viven los sueños. Es un cambio positivo que suma.

Lo inefable hecho carne (por aglaia)

Por otro lado, la premisa sobre un ser cósmico que abarca varias facetas de un concepto tan abstracto como el de los sueños tuvo que ser traducida a una versión elaborada a partir de un planteamiento central: ¿Qué es la capacidad para el ideal y cómo se estratifica? Si en el cómic el interrogante que se plantea es un recorrido a través de las diferentes dimensiones del bien y del mal moral, enlazadas directamente con la concepción sobre lo humano como centro motor, en la serie se analiza el poder de lo invisible. Y se construye a partir de sus versiones antropomórficas. De modo que Dream/Morpheus (Tom Sturridge) es una criatura que en sus propias palabras “contiene el inconsciente colectivo”. Una frase mayor que, sin embargo, se extiende como un hilo conductor que abarca cientos de direcciones distintas.

Dream/Sueño es capaz de entender (y sostener) la connotación humana sobre el anhelo irrealizable. También del ideal como sostén de la esperanza (que invoca en varias oportunidades) y, a la vez, la percepción amplia y profunda sobre el sufrimiento de la frustración. Mientras que en el cómic el proceso del sueño se relaciona con la búsqueda de Dream de su identidad (y con él, la convicción del hombre y su circunstancia sobre la conciencia de lo inefable), en la serie el personaje engloba mundos. Lo insinúa en varias de las escenas más trascendentales. Lo muestra al analizar, de forma elegante y bien construida, la percepción sobre la incertidumbre.

Tom Sturrigde, el Morfeo ideal (por josé)

Aquí es donde debemos aplaudir una vez más a Neil Gaiman, que eligió a un casi desconocido Tom Sturridge para darle vida a este complejo conjunto de ideas que llamamos Sueño (o Dream o Morfeo u Oneiros); sobre su espalda está todo el peso -simbólico y real- de The Sandman. Y sale más que airoso. Se nota desde el primer momento en que vemos su cuerpo -que trabajó durante meses- con ese aspecto casi etéreo e inhumano. También con sus movimientos, que irán cambiando con el correr de los episodios y con el reencuentro con las cosas que fue perdiendo en ese siglo encerrado, vemos que el actor se comprometió hasta los huesos con su rol. Y usamos esta expresión ósea porque el mismo Sturridge la usó en varias entrevistas, quiso que la obra calara en su cuerpo. Desde el primer momento quiso estar a la altura de la obra, y lo logró con creces.

Otro logro de la adaptación es que no todos los detalles visuales de los cómics pueden llegar a la pantalla, lo cual es lógico porque son dos medios distintos. Pero cuando lo hacen, es un guiño a los lectores y es también un deleite visual para los espectadores. Por ejemplo, los ojos de Morfeo son dos pozos más profundos que las estrellas, no tienen iris o siquiera pupilas. Pero en la serie televisiva, Tom Sturridge habla mucho con sus ojos, actúa mucho con ellos; por lo que taparlos con efectos especiales sería un error. Ya lo había dicho Gaiman en entrevistas previas, no íbamos a ver las estrellas más que en algunas ocasiones. Y es en esos momentos donde entendemos por qué hay que confiar siempre en el autor, la mirada más vieja que el tiempo es otro mimo que celebramos.

Todo lo que sabemos sobre la serie de The Sandman en Netflix, dream

El Ensueño somos todes (por Aglaia)

El Reino de los Sueños es un lugar, tal y como Gaiman lo concibe. Pero también, es una intersección de fuerzas mayores que convierten a este reino en un punto en común de considerable valor para su versión humana. Los espacios de poder de Dream se reconstruyen, se alteran, se sostienen, se contienen, se manifiestan. Pueden acoger a la muerte, pueden tomar la vida. Y como el cómic sugiere, ser un espacio ultraterreno en que la fe, el amor y el asombro convergen en un vórtice que abarca todo tipo de ideas sobre la conciencia humana. Un logro mayor que la serie consigue con soltura.

Coda (por José)

La serie estrenada en Netflix adapta y enriquece la historia de The Sandman y es prueba definitiva de que todo es posible si su propio autor nos muestra el camino. En el cómic encontrarán detalles que son dejados de lado en la pantalla, pero que aún así son importantes. Porque el Ensueño no tiene límites ni principio ni final, solo un conjunto de ideas, conceptos e historias para descubrir todas las noches al cerrar los ojos. Gracias por los sueños, Neil Gaiman

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