Los vecinos de Hawkins se ha convertido en parte de la historia de la televisión y también, en un referente inmediato de lo que el público desea ver en pantalla. No solo se trata de un inteligente ejercicio de nostalgia, sino una brillante concepción sobre la ciencia ficción, la fantasía y el terror envuelta en la inofensiva pátina de un clásico inmediato. Con un pulso que asombra por su precisión, los Duffer logran en Stranger Things (2016-) el perfecto equilibrio entre la referencia básica y esa asombrosa decisión de retrotraer la forma y el fondo con una batería interminable de detalles visuales que convierten a la serie en una colección de imágenes melancólicas.
Pero Paper Girls (2022-) está en la búsqueda de algo más. Más sensible, intuitiva, íntima, pequeña, construida desde el ingenio, la serie de Prime Video innova en la fórmula de su referente más inmediato, y lo hace con buen gusto y audacia. A la vez, en esa concepción del producto que se sustenta sobre su capacidad para innovar. Como mezcla entre la cultura pop, la ciencia ficción y una historia de crecimiento y madurez, Paper Girls explora la idea de la identidad, utilizando su contexto.
Sin embargo, es algo más que una serie construida para evocar una época y homenajear a una década: en realidad se trata de una celebración a los hijos de una generación nacida entre las bicicletas, walkie-talkies, televisores de tubo, radios, miedos y terrores casi inofensivos. Una generación anterior a la hipercontextualización y comunicación. A la inocencia en estado puro que Paper Girls logra recrear con un maravilloso sentido de la oportunidad y el buen gusto.
Amazon Prime (que, hasta ahora, ha tenido buenos resultados con las adaptaciones) toma el testigo de Netflix y se atreve a ir más allá de Stranger Things, que de alguna forma está limitada a su fórmula. Y trata de encontrar su propio mundo a la medida. Con guion de Fola Goke-Pariola, Stephany Folsom, Christopher Cantwell y Christopher C. Rogers, el conocido cómic Paper Girls de Brian K. Vaughan y Cliff Chiang, parece llegar con la nada disimulada intención no solo de emular el éxito de Stranger Things. Además, reflexionar sobre el impacto de historias que apelan a todo tipo de referencias cinematográficas y de época. O eso parece sugerir los paralelismos entre ambas series.
Pero Paper Girls sorprende por alejarse por completo de esa premisa y ser mucho más sensible al momento de profundizar acerca de sus personajes, como espacios misteriosos. El tránsito entre la vida común y lo que espera más allá, tiene una mirada amable y levemente inquieta, que se sostiene sobre la incertidumbre. Estas cuatro adolescentes repartidoras de periódicos son estratos de una misma idea: la soledad construida como elemento de auto reconocimiento. A la vez, una cierta concepción sobre los dolores de esa exclusión, que en cierto momento de la vida adolescente es inevitable e -incluso- un obstáculo insalvable.
De la misma manera que en el cómic, las protagonistas no están unidas por una amistad. No al menos, desde el principio ni mucho menos, por una decisión inmediata. Lo que hace que esa evolución hacia lugares elaborados de cómo se construyen las relaciones en cierta época temprana de la vida, sea mucho más convincente. La relación que se muestra entre ellas es la eventualidad de recorrer el pueblo en las típicas rutas de periódicos. Y -aunque parezca un detalle menor- esta carencia de lazos inmediatos entre los personajes, repercute e impacta en el resto del discurso.
Hay una cierta distancia y frialdad en la mirada amable, poco inconsistente sobre los personajes. Erin (Riley Lai Nelet), Tiffany (Camryn Jones), KJ (Fina Strazza) y Mac (Sofia Rosinsky) no son un equipo. En realidad, están destinadas a serlo. Están sostenidas sobre la percepción y la eventualidad que son heroínas en formación, a punto de descubrir su fortaleza en mitad de circunstancias extraordinarias.
La serie narra la misma historia del cómic. El argumento de Brian K. Vaughan cuenta las aventuras de un grupo de cuatro niñas que reparten periódicos en la Ohio de 1988 y que deberán enfrentar a lo desconocido, en medio de una serie de peripecias temporales, para intentar salvar el futuro de la humanidad. ¿Suena tópico? Sin duda lo es, pero Paper Girls es más compleja y conmovedora que una mera aventuras adolescentes, aunque no lo parezca. De la misma manera que el cómic, la serie se toma muy en serio su evidente origen como obra derivada de la ciencia ficción y comienza con una fecha emblemática para el género: el 50 aniversario la transmisión de la Guerra de los Mundos de Orson Welles.
También es el día de Halloween y, desde los primeros capítulos, la historia deja muy claro que la combinación de fantasía, elementos de terror y contexto paranormal son algo más que homenajes casuales a un mundo más amplio. De modo que ,mientras Stranger Things es un notorio ejercicio de nostalgia, aderezado con una narración tramposa sobre el amor y las relaciones interpersonales, Paper Girls está más preocupada por crear una versión de la realidad que puedan sostener sus enrevesados giros de trama y la percepción general de un nuevo tipo de recombinación de géneros.
Un viaje a lo desconocido en medio de un viaje temporal
Uno de los elementos más interesantes en el argumento de Paper Girls es su capacidad para sorprender. La historia profundiza todo tipo situaciones extravagantes, que juntas originan un entretenimiento de primer nivel que no olvida su origen como narración juvenil. De modo que, mientras las heroínas afrontan un viaje temporal de consecuencias imprevisibles y tropiezan con las mujeres que serán en el futuro, la historia tiene la suficiente solidez como para resultar simplemente divertida. A la vez, sus personajes maduran, crecen y se benefician del cuidadoso guion para hacerse cada vez más fuertes.
A diferencia de Stranger Things — que ha perdido algo de su encanto en favor de la espectacularidad de la trama — Paper Girls es una amplia travesía por lo insólito, que incorpora la idea de las relaciones emocionales con una inteligente sutileza. La serie tiene una complejidad subyacente al misterio, que usa para jugar con la narración hasta crear un inusitado recorrido por todo de extremos sobre los temas que plantea. Paper Girls se nutre de su propia rareza y, al contrario de la serie de Netflix, no necesita ser obvia para analizar su versión de la realidad.
¿Ambientada en los ochenta? Puede parecer que Amazon Prime intenta encontrar su propia gallina de los huevos de oro nostálgica, pero en Paper Girls la época es un punto de inicio y no la atmósfera de la narración. A diferencia de Stranger Things, la serie de Prime Video es mucho más pesimista y realista: la década que refleja es una colección de infortunios y dolores culturales que sostienen a los personajes y su interacción con la realidad. La aniquilación nuclear es un temor que les acompaña en todas partes, así como un cierto dolor cultural que se adivina en cada página y que, sin duda, será lo más notorio en la narración en la pantalla chica.
Paper Girls cuenta con seis volúmenes que alimentan un universo tan complejo como bien elaborado. Con sus dos premios Eisner a cuestas y dos nominaciones al premio Hugo, la historia es algo más que una excusa para capitalizar el éxito icónico de Netflix. Y Amazon Prime parece saberlo. Su adaptación en pantalla es una celebración a gran escala sobre la idea de lo formidable y la ciencia ficción como vehículo para analizar temas más interesantes y profundos. En especial, de los que se plantean a simple vista.
Paper Girls cumple con todos los requisitos en apariencia inevitables en la actualidad para que una producción ser un fenómeno del streaming. Tiene un grupo de personajes carismáticos, se nutren de una aventura desconcertante que, a la vez, es un tránsito emocional y espiritual de enorme valor. También, el tropo mayor del viaje en el tiempo es construido a la medida de una vuelta de tuerca al mundo de los futuribles. Y por si eso no fuera suficiente, tiene una graciosa y amable estética de la década de los ochenta, que envuelve toda la premisa en un aire vital.
La serie logra que todos esos puntos encajen en un inspirado y sensible mecanismo de historias interconectadas. Además de deslastrarse de la condición de ser un producto que se encuentra bajo la sombra de otro mayor, mucho más exitoso. Pero la serie es mucho más que eso. Producida por Legendary TV y Plan B, esta nueva serie forma parte de una ambiciosa búsqueda de identidad, y a la vez, de una mirada al tiempo y al género, como reflejo de la cultural. Un giro mucho más arriesgado que la fórmula Stranger Things y, quizás, esa es la mayor fortaleza de Paper Girls como premisa.
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