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Saturday Night: el caótico relato de la noche que hizo historia en la televisión

Mucho más que un homenaje, esta biopic nos lleva en tiempo real por los eventos que casi impiden que este clásico de la comedia llegara a la pantalla.

por | Ene 17, 2025

Es sábado a la noche, el 11 de Octubre de 1975. Lorne Michaels (Gabriel LaBelle) es la cabeza de algo que jamás se ha visto antes. Tras haber reclutado a varios jóvenes y prometedores comediantes, planea hacer el primer y más grande show de humor, en vivo, de la televisión. Lorne sueña con un espectáculo creativo, de variedades, que celebre a toda una nueva generación dispuesta a romper con todos los esquemas.

Pero las cosas están saliendo mal. Terriblemente mal.

Para colmo, David Tebet (un Willem Dafoe que en 2024 no paró de aparecer en grandes películas), uno de los ejecutivos de la NBC, le recuerda que Saturday Night aún no ganó su derecho a agregar el “Live que en el futuro sería parte fundamental de su título. Lorne está advertido. Si no se organiza, el canal está listo para transmitir repeticiones del programa de Johnny Carson en su lugar y las aspiraciones de este grupo de novatos serán solo un sueño.

¡Luz, cámara, acción!

Lejos de ser una biopic tradicional, hay hasta un gustito un tanto meta en la forma en que Jason Reitman (Ghostbusters: Afterlife) decide contarnos como fue la caótica noche de estreno de un show que se volvió tan icónico que, este año, celebra su cincuenta aniversario.

Para Reitman, también debió ser un desafío ponerse a la cabeza de un elenco tan extenso y talentoso, además de encontrar la manera de sacarle jugo a cada actor en un poco menos de dos horas. Y es que el tic-tac del reloj es de gran peso en una historia en donde el pasado le pone límites al futuro de los idealistas. Por más que la realidad nos haya spoileado su final, esta es una milimétrica coreografía que mantiene la ilusión de estar presenciando la redención de un desastre en tiempo real.

Esto queda claro ya desde que se nos da la bienvenida en un intrincado y maravilloso plano secuencia. Atravesando las puertas del 30 Rockefeller Plaza, pasamos por seguridad y entramos a los sets de filmación. Al talón de Michaels, nos escabullimos por los pasillos mientras el ritmo del bongó nos acompaña, encontrándonos ahí tanto con caras conocidas como los trabajadores del detrás de escena. Desde el rol más importante al más pequeño, se nos da una idea de todo lo que resulta fundamental para hacer televisión de esta magnitud. Y si, también hay una llama.

Nos adentramos en el frenético detrás de escena en la noche de estreno de Saturday Night (Universal Pictures)

Tu cara me suena

El hacer una biopic de artistas que aún (por suerte) están con vida, implica que estos no siempre se pondrán de acuerdo a la hora de comparar sus memorias. Y esto es algo de lo que Reitman se percató al entrevistarlos, mientras aún escribía el guion que homenajearía este punto tan importante en sus vidas. Consciente de que atarse completamente al realismo y una verdad universal no era una opción, la película sigue los hechos a grandes rasgos mientras se enfoca en reflejar la sensación que dejó esa noche tan mágica.

Aquellos que no conocen el lore del programa entenderán su espíritu, mientras que los fans podrán deleitarse con sus incontables referencias. Nos encontramos así con la inspiración de futuros sketches, como aquel en que Dan Aykroyd interpretó a una Julia Child que convirtió a su cocina en un set tan sangriento como una película de terror.

Otro ejemplo es aquel violento encontronazo entre Chevy Chase (Cory Michael Smith) y John Belushi (Matt Wood). Si bien había una rivalidad entre ambos comediantes, este es un evento que jamás existió o que nunca se hizo público. Reitman lo toma para darnos una idea de quién es Chase al referenciar la noche de 1978 en que volvió al show como anfitrión y terminó resolviendo sus diferencias a los puños.

Gabriel LeBelle como Lorne Michales, Kaia Gerber como Jacqueline Carlin y Cory Michael Smith como Chevy Chase en Saturday Night (Universal Pictures)

El gran logro de Saturday Night (2024) es que, a pesar de que icónicas figuras como Billy Crystal (Nicholas Podany) apenas tienen unos momentos en pantalla, cada personaje logra contar, por mínima que sea, una historia. Tan solo hay que ver como Jim Henson (Nicholas Braun) es prácticamente víctima del bullying de sus compañeros, que no entienden la magia que sería capaz de conjurar con sus muppets.

Si bien el maquillaje ayuda, Braun logra dar una actuación completamente distinta al transformarse también en Andy Kaufman, una tarea que se le ofreció cuando Benny Safdie (Uncut Gems) tuvo que bajarse del proyecto por cuestiones de agenda. Pero la doble interpretación de Braun demuestra lo mejor que sabe hacer la película. Sí, el homenaje está, pero cada actor da mucho más que una simple imitación.

Jim Henson es uno de los dos personajes que Nicholas Braun interpreta en Saturday Live (Universal Pictures)

Probablemente, la única decepción que genera es aquello mismo con lo que Lorne batalla: la necesidad de pedir más. Es tan fácil disfrutar de este loco y enorme elenco que para cuando pasan las casi dos horas de metraje, nos quedamos con ganas de ver mucho más de ellos.

Pero, aunque Reitman hubiera caído en la tentación de hacer una miniserie que realmente demuestre el enorme talento de este ensamble, el formato de Saturday Night es el correcto. Contando la historia fuera de tiempo real se hubiera perdido esa sensación de inmersión que consigue con éxito. Por interesante que resulte, el foco no es la vida personal de sus personajes, sino el caos del hacer.  

El director también consigue un momento para que cada actor brille a su propia manera. Dylan O’Brien (Maze Runner) se atreve a explorar un lado de Dan Aykroyrd que muchos no conocíamos, mostrándolo como un descarado galán en su juventud. Matt Wood (Sunset Park) nos da a un Beluschi más sobrio y completamente comprometido con no comercializar su arte, mientras que Rachel Sennot (Bottoms) demuestra con calma aceptación y una confiada sonrisa el extraño pacto laboral y romántico entre la guionista Rosie Shuster y Lorne Michaels.

En tiempo real, presenciamos el caos que casi impide que el programa salga en vivo en Saturday Night (Universal Pictures)

Pero Cory Michael Smith (Gotham, May December) destaca con su Chevy Chase, hoy día casi más conocido por su arrogancia y mal genio que por su talento. En apenas unos minutos, Smith encuentra distintas capas de vulnerabilidad en este joven e inexperto Chase, cuya ego sufre un golpe de realidad cuando su talento y hombría son cuestionados por uno de los rostros de la comedia pasada, Milton Berle (J. K. Simmons).

A pesar del antagonismo entre compañeros o ese momento de castración simbólica, igualmente los vemos trabajar en equipo para sacar la noche adelante. Con pocas y bien elegidas escenas, nos encontramos con la búsqueda por mostrar a estos legendarios comediantes como personas multifacéticas y no el arquetipo del héroe, el villano o los amantes perfectos.

Cory Michael Smith interpreta a un joven Chevy Chase en Saturday Night (Universal Pictures)

Saturday Night es una película que logra cruzar la frontera de hacer un tributo para atrapar como un relato de mérito propio. Acompañamos a un grupo de jóvenes soñadores que, inclusive con sus diferencias y choques, entienden que para salir adelante hay que remar para el mismo lado. Es una oda al proceso creativo, a cómo el ego del artista a veces se rehúsa a comprometer aquello que considera sus principios.

Lorne no quiere dejar afuera ninguna idea. Es un optimista que considera que el trabajo duro es suficiente para que todo lo que imagina en su cabeza salga calcado en la pantalla. Pero parte del arte es esto: enfrentar que las cosas no siempre suceden como uno espera. Como la vida misma es resolver los obstáculos, adaptarse y seguir adelante.

Sobrellevar el ego de la visión del artista es el desafío de Lorne, así como aceptar que las cosas a veces están fuera de control. Y así lo acompañamos a través de cada difícil paso, viajando al pasado gracias a un diseño de producción impecable y una melodía que, para cuando aquellos fans del programa la reconozcan, les dará piel de gallina. Aunque pocas cosas emocionan como escuchar la mítica frase que se hace desear hasta el final. Después de tanta lucha, realmente se siente como una victoria:

“¡En vivo, desde Nueva York, es Saturday Night!”

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Artista visual. Madre de dragones, gatos y un corgi. Hablo de cine, a veces demasiado.