La filmografía del norteamericano Sean Baker presenta un interesante -y tranquilizador- equilibrio entre la opresión que sufren sus personajes y la búsqueda de todos ellos por romper las paredes que fueron construidas a su alrededor o bien aquellas que han erigido para sí mismos. Al director siempre le atrajo esbozar trabajos de mirada entomológica de diversos microcosmos y sus idiosincrasias, entre ellos, la industria de la reventa que vemos en Prince of Broadway (2008); el cine para adultos que Baker registra en Starlet (2012); la prostitución en las calles de Los Ángeles vista a través del prisma de una amistad que se refuerza en la víspera de Navidad en Tangerine (2015); y la cotidianidad de unos niños que habitan en la pobreza en un motel de Florida muy cerca de Disney World en The Florida Project (2017).
Como ejemplo de ese deseo por encontrar instantes de alivio ante situaciones de agresión y de privaciones nos encontramos con ese gesto cómplice sobre el final de Tangerine, aquel en el que las amigas Sin-Dee Rella (Kitana Kiki Rodriguez) y Alexandra (Mya Taylor), dos mujeres trans envueltas en una noche de caos, llevan a cabo como si nadie más las estuviese mirando. Por otro lado, está la ingenuidad de Moonee (Brooklyn Prince), quien con sus pequeños amigos buscan llegar a Disney en esa secuencia donde importa más el mero hecho de correr que el destino al que se aspira a llegar. Algo está claro con Baker: el cineasta sí que sabe cómo concluir sus películas, sobre todo cuando se ciñe a esas figuras que hallan en el deseo de supervivencia momentos valiosos que contrarrestran la dura realidad que viven.
Lejos del golpe bajo, del didactismo, del regodeo en las carencias, el cineasta suspende a esos personajes, los vuelve libres y hermosos dentro de las imperfecciones. Baker se adentra en lo que, a priori, parecía impenetrable, y lo que saca de allí brilla aún en la tragedia. Mikey “Saber” Davies (Simon Rex), el protagonista excluyente de Red Rocket (2021), la extraordinaria película del cineasta que llegó este mes a HBO Max, es nada menos que el exponente más claro del objetivo de Baker: es un sobreviviente que no busca generar empatía, que simplemente va por el mundo destrozando esas paredes como si no importara nada a su paso más que su propio beneficio, su propia satisfacción.
Sonrisas vagas de un hermoso caos
En “Escamas” de Babasónicos podemos encontrar la frase “Puede que siempre salga con la mía, eso no se discute acá, hazme feliz esta noche como sea, empecemos desde abajo, empecemos”. Más que una expresión de deseo, un pedido. La vida de Mikey, desde que lo vemos por primera vez, transcurre a través de requerimientos a terceros. Luego de un paso por la industria pornográfica y tras 17 años de ausencia, regresa a Texas porque necesita un techo, si bien había asegurado que jamás regresaría a ese lugar al que denostó antes de irse.
Sin embargo, su necesidad es más importante que su orgullo y, muy seguro de que su personalidad lo llevará bien lejos, Mikey no duda en golpear la puerta de su ex esposa y su ex suegra para que lo dejen permanecer allí un tiempo. Para muchos, puede ser un fracasado sin escrúpulos. Para Baker -y su coguionista, Chris Bergoch– no hay juicio de valor posible y, de ser así el caso, la interpretación de Rex es un indicativo del rumbo que toma esta tragicomedia.
Cada acto persuasivo de Mikey, desde sus visitas al donut shop donde trabaja la joven que le gusta, Strawberry (ese espacio podemos considerarlo como un guiño a Tangerine, donde se genera una inolvidable pelea), hasta cómo logra que el vecino le preste su auto, es un acto de egolatría al que Rex le imprime un carisma irresistible. El actor, conocido por su intervención en la saga de Scary Movie, fue elegido tras él mismo incursionar en la pornografía, y es una rara avis que habita en Joshua Tree, lejos del mundanal ruido, quien resurgió con este protagónico indeleble y se llevó el Independent Spirit Award.
Con otro final que da en el clavo y un gag que habla de ese trainwreck que es Mikey pero también de cómo todas las figuras de la película buscan ser felices con lo que tienen, Red Rocket es otra gran obra de un director que conoce mejor que nadie lo que verdaderamente significa la supervivencia del más apto en un mundo abyecto que les da la espalda a los desprotegidos.
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