Dentro del caudal de contenido que recibimos semana a semana en Netflix, cada tanto aparece una joyita escondida que de forma silenciosa comienza a escalar los primeros puestos de la plataforma. Este es el caso de Las Cosas por Limpiar (Maid, 2021) una de las miniseries más vistas del momento. Una historia esperanzadora que nos da una cachetada de realidad, mostrándonos la vida de una joven madre soltera que tiene que sobrevivir entre la pobreza y el abuso doméstico. Margaret Qualley, a quién seguro recuerdan como la hippie de la última obra de Tarantino Once Upon a Time in Hollywood (2019), logra hacernos cómplices de todas sus emociones de una manera muy transparente y realista.
La serie rompe la cuarta pared de una forma peculiar pero maravillosa, mostrándonos los cálculos mentales que hace la protagonista con el poco dinero que lleva encima. Este recurso consigue que vivamos muy de cerca la desesperante pero honesta historia de Alex, quien nos da una lección de resiliencia y nos transmite la pureza de la maternidad.
La historia está basada en el best-seller internacional Maid: Hard Work, Low Pay, and a Mother’s Will to Survive, un relato que contiene las memorias de Stephanie Land durante sus duros años como empleada domĂ©stica. Molly Smith Metzler (Orange is the New Black, Shameless) fue la encargada de trasladar esta historia solitaria a la pantalla chica y. para hacerlo, cambiĂł algunos puntos importantes, como la familia de la protagonista. En el libro, nuestra heroĂna no tiene relaciĂłn con nadie, pero la guionista logrĂł enriquecer su presente con una madre bipolar -interpretada de forma brillante por su madre en la vida real, Andie MacDowell– y un padre complicado (Billy Burke), sin dejar de mostrarnos la soledad que enfrenta Alex dĂa a dĂa.
En diez episodios de casi una hora, la serie producida por la compañĂa de Margot Robbie se toma muy enserio el problema del abuso domĂ©stico y emocional, confirmando que no necesitás contar con un moretĂłn para que sea válido. Nos muestra la realidad de otras mujeres de forma muy Ăntima y sin apelar al melodrama. Si bien recurre a la empatĂa con golpes bajos, sale airosa y con mucha entereza en gran parte por el sublime trabajo de Margaret Qualley y su madre Andie MacDowell.
AsĂ es como. por momentos. podĂ©s sentirte tan angustiada como ellas y, en otros, festejar con alegrĂa sus pequeños logros, que transmiten con tanta esperanza que parecen enormes. El Ă©xito de esta historia confirma que la audiencia apuesta cada dĂa más por producciones realistas, que muestren de manera más cruda y transparente las relaciones y los altibajos de la vida. El pĂşblico busca identificarse con los personajes y generar cierta conexiĂłn palpable, algo que Maid logra con creces.
Por otro lado, la serie le da mucha entidad a los personajes femeninos y nos muestra distintas perspectivas y problemas que enfrentan las mujeres cada dĂa, más allá de su posiciĂłn econĂłmica. La dinámica que existe entre Alex y Regina -una mujer adinerada que la contrata- es excelente, su vĂnculo logra que ambas derriben prejuicios y comiencen a ver la vida de otra manera. Se exploran temas importantes como el anhelo, el deseo, el Ă©xito y la pĂ©rdida de la identidad. Nos muestran el funcionamiento de un refugio para mujeres maltratadas desde adentro de forma muy efectiva, y nos confirman que no hay nada más importante que el apoyo de otra mujer.
Las cosas por limpiar tambiĂ©n expone la severidad de la pobreza, critica al gobierno estadounidense y sus programas de asistencia, y nos deja en claro que incluso trabajando duro todos los dĂas, es un pozo muy difĂcil del cual salir. Es muy interesante que hayan elegido a una actriz bella, inteligente y capaz, para evidenciar que la pobreza no hace diferencias, todos podemos estar en esa situaciĂłn. TambiĂ©n es cautivador que su propia experiencia termine funcionando como su pasaje de salida, demostrando que muchas veces la distancia entre dos personas es su perspectiva de la vida. Por Ăşltimo, hay que destacar el registro actoral de Nick Robinson (Love, Simon y Jurassic World) como Sean, el novio abusivo, quien sale totalmente de su zona de confort y nos regala un personaje lleno de matices, tridimensional y, sobre todo, humano.
La serie número 3 del ranking de Netflix es un relato intimista que por momentos te destroza, pero por otros te abraza. Nos muestra por sobre todas las cosas la pureza absoluta de la maternidad, regalándonos un final esperanzador y realista, algo que se parece mucho a uno feliz.
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