En Love Lies Bleeding (2024) todo es levemente desagradable, cuando no brutal e incómodo. La directora Rose Glass intenta crear un escenario en que la historia se mueve entre dos territorios. Por un lado, la vida amarga, gris y frustrante de Lou (Kristen Stewart), atrapada en un trabajo sin futuro, cansada y afligida la mayor parte del tiempo.
Además, convertida en una especie de prisionera de un largo trecho de malas decisiones que terminan por confluir en la peor de todas. No escapar, cuando puede, de un espacio de continuas decepciones personales, que la llevaron a un doloroso sin sentido a la mitad de su vida adulta.
Glass — quien también escribe el guion junto con Weronika Tofilska — presiona al personaje de Stewart para convertirlo en algo más que una perdedora conveniente. La figura triste de cabello corto y blue jeans permanentemente sucios que la actriz interpreta desde un ángulo tenso y reservado, encarna la frustración de lo que no puede alcanzarse. A la vez, los espacios rotos y devastados, de la decepción adulta.
Stewart, que alcanzó fama por su actuación desabrida en la saga Crepúsculo, llega al otro extremo de esa fragilidad nervuda en este film. De hecho, su Lou, que trabaja como empleada en un gimnasio de mala muerte y ve desgranarse los días sin mayor aliciente, sigue, paso a paso, la idea de la pérdida del impulso por seguir y la percepción del fracaso.
Lo que hace más interesante que esta mujer, que parece perdida, derrotada y exhausta, tenga una epifanía al conocer a Jackie (Katy O’Brian). Esta última, misteriosa y retorcida, se convertirá en su objeto del deseo. A la vez, en el propósito que lleve a Lou desde el abatimiento a una rabia brillante y angustiada que convertirá a la película en algo más.
Poco a poco, este romance retorcido, cruel y muy cercano a la angustia emocional de una y la siniestra capacidad de manipulación de la otra, se convertirá en una historia cada vez más brutal. Pero en especial, en un terreno complicado, en que ambas deberán enfrentar la desconfianza mutua y al final, un fino hilo de violencia, que la película explora con cuidado y elegante tensión.
El horror a la medida de un romance moderno
Lou y Jackie no son almas gemelas ni la película pretenden que lo sean. La directora y escritora desarrolla la relación entre ambas,desde un deseo que se vuelve enfermizo y después, una especie de idea acerca de la búsqueda de la necesidad de continuar, que no llega a mostrarse del todo.
Jackie es una fisiculturista en busca de ganar su primer torneo importante. Lou, que no tiene otra cosa que la sensación de abandono de una vida fracasada, interpreta ese objetivo como algo que se interpone en un romance brutal y demencial. Love Lies Bleeding es una rara combinación entre las tensiones de un thriller en que es evidente todo acabará mal y al otro extremo, la visión sobre que el amor puede sustituir cualquier otra obsesión.
La película usa entonces el apartado visual para analizar un vínculo caótico nacido de la lujuria y roto por el miedo. La directora emplea los espacios del gimnasio en que trabaja Lou, como una rara mezcla de escenario casi teatral y al otro extremo, una construcción pesarosa del yo escindido. Lou puede ser muchas cosas — amante, adversaria, una figura en la oscuridad — y esa duplicidad es lo que acaba por convertir su relación con Jackie en una sensación de huida perpetua.
Al mismo tiempo, la cinta se vuelve más y más oscura. Los pasillos alargados, las puertas entrecerradas y los muebles rotos hacen del escenario en que los personajes se mueven, una colección de horrores delicados y afligidos.
Una historia Destinada a la tragedia
Cuando la lucha de Lou por saber qué esconde Jackie — y eventualmente descubrirlo — se convierte en un arma de doble filo, la película alcanza sus mejores momentos. Mucho más, cuando esta trama de amor envenenado por un odio que se hace cada vez más elaborado y siniestro, deja ver sus peores estratos y la forma brillante en que la directora afronta el desastre que terminará por arrasar a sus personajes.
Pero mientras eso llega, Love Lies Bleeding logró combinar la lascivia, el miedo, el amor y la búsqueda de un destino mayor en un territorio ambiguo. Para su final, la cinta sorprende, pero también, conmueve desde una rara versión amarga del romance frustrado. Lo cual se convierte en el punto más alto de la película que estrena el próximo jueves 2 de mayo en nuestros cines, luego de su paso por el Festival de Sundance.
Lejos la mejor crítica que he leído sobre esta película brillante y difícil de ver. Gracias