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Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya – El inicio: La reinvención moderna del mito

Llega a nuestros cines la adaptación live action de uno de los anime más grandes de la historia, o una versión suya que deja más dudas que certezas.

por | Abr 26, 2023

Los Caballeros del Zodiaco: Saint Seiya - El inicio: La reinvención moderna del mito

Para qué, nos preguntamos una y otra vez cuando se anuncia una nueva versión live action de un clásico animado adorado por generaciones enteras. La respuesta suele tener varias aristas, que van desde razones puramente comerciales hasta una búsqueda más creativa, pero lo más probable es que no suene muy convincente. Y menos para los fans. En el caso de esta película, la pregunta no es tanto para qué como para quién.

La franquicia de Saint Seiya nos dio más subproductos de los que nos hubiéramos atrevido a imaginar los más soñadores: mangas spin-off, precuelas, secuelas, películas, artbooks, guías oficiales, videojuegos en todos los formatos, series derivadas y un gran número de etcéteras. Y por supuesto, la gran madre de todas: la serie de anime de Saint Seiya (1986-1989) basada en el manga de Masami Kurumada, seguida por la celebrada adaptación de la saga de Hades (2002-2008).

Pero lo que parecía imposible de llevar a cabo y una fantasía lejana, fue siempre una versión con actores reales a cargo de un gran estudio. Si bien los fans soñábamos con una producción al mejor estilo de El Señor de los Anillos, con armaduras y dioses olímpicos à la Clash of the Titans, la sola idea de una remake live action concreta empezó a sonar como una terrible premonición con adaptaciones del nivel de Dragon Ball Evolution (2009) o Death Note (2017), por nombrar solo algunos ejemplos nefastos.

Las razones iban desde la incompatibilidad de la idiosincrasia hollywoodense con el espíritu del anime japonés, hasta la imposibilidad de hacer algo visualmente correcto sin un presupuesto digno de tanque de superhéroes. Ni que hablar de la escasa necesidad de importar una franquicia en el afán de revitalizarla -ya sea porque sigue más vigente que nunca o por la inexistencia de un público objetivo para estas versiones live action, que explotan la nostalgia pero a duras penas homenajean el material original.

No me des falsas esperanzas

Con todo esto en mente, cuando se anunció la película live action de Knights of the Zodiac (con el título y el idioma de la película en inglés) quedó en claro que se trataba de una producción destinada a decepcionar. Sin embargo, creo que hay varios puntos que tanto propios como ajenos deberían tener en cuenta a la hora de ir a ver esta película en el cine, para evitar caer en la trampa de la nostalgia, y mucho menos sentirse personalmente atacados en sus consumos culturales de toda la vida.

Primero y principal, que el enfoque nunca fue hacer una adaptación fiel del manga ni el anime, sino una reinterpretación moderna, tomando algunos elementos clave de la historia original para reversionarlos. Para esto, se eligió la versión conocida internacionalmente como Knights of the Zodiac (la traducción literal de Los Caballeros del Zodíaco) y no el anime original. De entrada, los nombres deberían habernos dado la pauta de que esta se trata de una adaptación libre, con otros personajes y conceptos, más cercanos a los “caballeros” europeos que a los “santos” japoneses.

Ya en su emisión original de este lado del globo, el anime original de Saint Seiya sufrió cambios radicales en su título y los nombres de sus personajes, para que fuera más fácil asimilarlos en nuestra cultura occidental. Basados en esta idea, también se lanzó hace unos años Seinto Seiya: Knights of the Zodiac (2019-2022), la serie de animación 3D producida por Netflix. Lo cual nos daba la pauta de que la nueva película, promocionada con el mismo título y diferentes personajes, seguiría este camino.

Una adaptación cosmopolita

En Knights of the Zodiac (2023), Saori es Sienna (Madison Iseman), Mitsumasa es Alman Kiddo (Sean Bean) y el popular y nunca bien ponderado caballero de Phoenix no se llama Ikki, sino Nero (Diego Tinoco). Podríamos interpretar que es una historia cíclica que se repite en la actualidad o simplemente que decidieron basarse en la versión más asimilable para Occidente. Sea cual sea la opción que elijas, algo está clarísimo: esta no es una adaptación de la serie de anime que viste y amaste en los noventa (o alguna de sus sucesivas repeticiones).

Si es necesario llegar a la mitad de la nota para aclarar esto es para evitar confusiones, ya que ahora entramos de lleno en la película en cuestión y sus pormenores. A partir de este punto, me gustaría advertir: hay cosas que pueden considerarse spoilers. Si bien voy a tratar de hacer esta reseña a grandes rasgos, sin meterme en giros de la trama a solo un día de su estreno, sería mucho más justo poder hablar de ella en detalle. Pero ya tendremos tiempo para eso.

Una de las mayores virtudes de esta adaptación es sin dudas su elenco, un acierto enorme ahí donde podría haber tenido consecuencias desastrosas. Mackenyu es un protagonista fantástico para la saga, no solo por su destreza física sino también por su innegable parecido con Seiya -tanto en su physique du rol como en su actitud. Quizás le falta algo de la chispa que caracteriza a nuestro protagonista, pero de entrada queda claro que es una versión más taciturna del personaje. Sus características principales, sin embargo -que son su perseverancia y lealtad- están presentes y eso es lo que importa.

En cuanto a Athena/Sienna, Madison Iseman es simplemente perfecta para el rol. Desde su interpretación hasta el diseño del personaje, es por momentos la diosa de la guerra que Saori nunca pudo llegar a ser. Determinada y altanera, pero compasiva y luchadora. Su conflicto interno es quizás el principal motor de la película, superando incluso el de Seiya. Sienna no está segura de que la diosa que habita dentro de ella y está queriendo despertar tenga en su interés el mejor destino para la Tierra, y es un planteo interesante que sostiene la tensión durante toda la película.

Por su parte, la fundación Graad está desdoblada en dos personajes, al igual que en la serie de Netflix. Por un lado, Alman (Sean Bean) vendría a hacer las veces de Mitsumasa Kiddo, quien en este caso es el padre -y no el abuelo- de Sienna. Y la otra mitad es su ex-esposa, Guraad (Famke Jansen), quien cree que Sienna es una amenaza para el mundo, y cuyo trasfondo es uno de los agregados más interesantes de esta historia. Ambos se mueven por estas creencias diametralmente opuestas, convencidos de que hacen el bien, casi como un paralelismo del enfrentamiento inicial entre Aioros y Shura.

Un personaje menor en el anime, que tiene un inesperado protagonismo en esta película, es el de Cassios, encarnado por Nick Stahl. En este caso no es un adolescente gigante que entrena con Shaina en el Santuario, sino un fuerte luchador callejero resentido con el joven que lo humilló delante de todos (Seiya) y dispuesto a vender sus servicios por la oportunidad de vengarse. Es un buen secuaz, con una motivación coherente y un final muy distinto al del anime. Uno de los detalles más lindos de la película es el chiste sobre su oído, una referencia que puede pasar inadvertida excepto para los más fans.

Estos pequeños guiños, distribuidos a lo largo de todo el film, nos hablan de un cariño por el material original que está presente, a pesar de que pueda dar la impresión de lo contrario. Desde la sala de trofeos de Alman hasta el pin que lleva en su solapa, representando al caballero de Sagitario que le encomendó la misión de proteger a Athena. En su versión doblada al español, también regresan algunas de las voces originales que presentaron su talento en los noventa para la serie animada, como Marcos Patiño haciendo la voz del Ave Fénix.

Por su parte, Marin también está presente como la maestra de Seiya, protagonizando un montaje de entrenamiento al mejor estilo de las películas de artes marciales. Su diseño de personaje es quizás uno de los que más deja que desear, junto con los cascos de las armaduras de bronce. Y ese es uno de los mayores errores de esta película. La esencia de Saint Seiya está visualmente ligada a sus armaduras y espiritualmente al sentido inquebrantable de amistad. Ambos elementos están ausentes de esta adaptación y esa es quizás una de las mayores faltas que los fans señalarán, con razón.

Más allá de Seiya, los demás caballeros de Bronce no hacen aparición en esta primera parte de la saga. Excepto Nero, quien está al servicio de Guraad y revela sus motivaciones recién al final de la película. Pero Shiryu, Hyoga y Shun no están presentes de ninguna manera y su ausencia se siente en la falta de emotividad de la película. Si hay algo que define a esta historia es la amistad exacerbada y el melodrama entre caballeros que siempre ponen su vida en las manos del otro. Pero como ya dijimos, esta no es una adaptación de la original.

Tampoco hay una explicación más profunda sobre la extensa mitología que rodea a esta historia ni las motivaciones o la misión de sus protagonistas, más allá de Seiya queriendo encontrar a su hermana. Conocemos a Marin como el Caballero de Plata, dando a entender que -quizás- es el único que existe de esta élite de guerreros. No se habla de los rangos ni el origen de las armaduras, solo se menciona que tienen una voluntad propia para elegir o no a su portador, y apenas se hace mención al Cosmos como una energía poderosa que los Caballeros deben dominar. Quizás tengamos que esperar la aparición de Mu de Aries -o su equivalente en esta saga- para enterarnos de todos los detalles.

Pero, a pesar de su carácter de historia de origen, presentación de personajes y primera parte de esta historia, no hay una confirmación sobre su posible continuación. Hay planes, claro, pero nada anunciado aún en concreto. Y si este anuncio depende de la taquilla, es una apuesta demasiado grande como para dejar un final tan abierto, que abre muchas más cuestiones de las que resuelve. No hay una escena post-créditos ni ninguna pista de hacia dónde puede seguir esta historia, más allá de lo que sospechamos quienes conocemos la original.

Lo que más me intriga de este experimento es cómo reaccionarán aquellos que no conocen la historia, si es que el título tiene suficiente atractivo como para llevarlos a la sala basados solo en el póster o los tráilers -que lo dudo. Recordemos que también hay nombres de culto como Mark Dacascos en un papel muy acorde a sus capacidades, y gente talentosísima detrás como Andy Cheng, el coordinador de dobles y coreógrafo de peleas de Shang-Chi y la Leyenda de los Diez Anillos (2021), la épica de artes marciales de Marvel.

Si bien esta es una película genérica de aventuras, libremente basada en uno de los anime más grandes de todos los tiempos, el resultado final podría haber sido mucho peor. Al menos tiene alma, tiene potencial y un ritmo formulero que no decae en ningún momento, estructurado alrededor del clásico camino del héroe. Será cuestión de darle una oportunidad teniendo en cuenta que no vamos a ver Saint Seiya, sino una reinvención moderna del mito.

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Ana Manson

Editora