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“Háblame” de los hermanos Phillippou: posesiones fantasmales en la era de TikTok

Simétrica, brutal y elegante, esta ópera prima sobre excesos adolescentes actualiza temas clásicos en una de las mejores propuestas de horror del año.

por | Ago 10, 2023

“Háblame” de los hermanos Phillippou: posesiones fantasmales en la era de TikTok

Muchos dicen que el terror es vacío y repetitivo. Pero todos los años aparece alguna joyita, esas que a veces pasan desapercibidas pero crecen en popularidad con el boca en boca. Otras veces tenemos la suerte de que exploten en los festivales y lleguen al cine. Este es el caso de Háblame (2023) ó Talk To Me, una modesta película australiana que tanto la audiencia como la crítica están llamando el mejor titulo que los amantes del horror verán en este 2023.

Las reglas del juego

Todo empieza con una previa. Adolescentes bebiendo y bailando, miradas cómplices y llenas de deseo. Pero el plan no es salir de fiesta. En ronda, observan como una mano supuestamente embalsamada y de dudosa procedencia es puesta frente a ellos.  Extendida, parece silenciosamente pedir ser agarrada por quien sea el valiente que ocupe la silla puesta frente a ella. Se prende una vela. Varios celulares empiezan a grabar mientras aumenta la anticipación.

Lo que sucede a partir de ahí puede considerarse como una versión novedosa del Juego de la copa, una de esas leyendas urbanas que se viralizan, cambiando de nombre y presentando diversas formas o reglas nuevas. En este caso la idea no es solo hablar con los muertos, sino que invitarlos a poseer el cuerpo del participante. Se les advierte que esto no puede durar más de noventa segundos. Aquellos que se atreven a probar se estremecen, sus pupilas se dilatan, se ahogan. Ahí es cuando entran.  A dos años de la muerte de su madre, Mia (Sophie Wilder) no puede resistirse a probar.

Un terrorífico retrato generacional

Háblame mete su primer gol al presentarnos un grupo de adolescentes auténticos y creíbles, pero por sobre todas las cosas, personajes con los que sencillo empatizar y por los que preocuparse. Nos adentramos en sus relaciones, la nueva familia que Mia encuentra en su mejor amiga Jade (Alexandra Jensen) y su tímido hermano menor Riley (Joe Bird). Mención aparte merece la madre de ellos, una Miranda Otto que roba cada una de sus escenas. Nos reímos con el trio de jóvenes y adentramos en sus preocupaciones. Somos testigos del duelo de Mia, la distancia con su padre y las varias heridas que no consigue cerrar. Entendemos como los chicos de su edad son seducidos por la adrenalina que ofrece la experiencia paranormal y como no consiguen medir la amenaza de aquello en lo que se adentran.

Sin bien es innegable que hay un paralelo bastante explícito respecto a los riesgos que presenta la consumición de sustancias adictivas, la película jamás se siente como un cuento sobre “los peligros de”, sino que la metáfora se vuelve parte funcional de la trama. Ya sea por la irrealidad que representan las redes o los efectos del alcohol y estupefacientes, estos elementos aparecen como la analogía perfecta sobre la desconexión que problematiza con el mundo de los vivos.  Con una línea divisoria que se vuelve cada vez más borrosa, el miedo va penetrando a la vez que tanto la protagonista como nosotros dudamos de aquello que es real.

Recordando en esos tintes refrescantes a otras grandes producciones del género como es It Follows (2014), la película sigue también el camino de la que es sin duda una de las mejores (si no es la mejor) película de terror de las últimas décadas: Hereditary (2018). Asentando su base primordialmente sobre el drama con el que cargan los personajes, el filme se cuece a fuego lento pero jamás aburre. Es gracias a aquella conexión que formamos con los protagonistas que logra que cuando lleguen los golpes más brutales realmente temamos por ellos. El ritmo es muy medido. Casi como si estuviese cronometrado, cuando se siente que la adrenalina empieza a disiparse es justo cuando la tensión empieza a escalar nuevamente.

Actualizando la mirada

Originalmente conocidos por su canal de YouTube RackaRacka, la opera prima de Danny y Michael Phillippou demuestra que además de amar al género entienden cómo sacarle provecho. No inventan nada nuevo, ya que tocan temas que vimos hace décadas en The Exorcist (1973) así como no hace tanto en Ouija (2014). Pero a diferencia de esta última logran representarlos de manera tal que reflejen los tiempos en los que estamos viviendo a la vez de hacer que se sientan todavía novedosos. Desde sus conceptos generales a sutiles gestos como el apartar la mirada al enfrentar lo innombrable, hay un cuidado que otras películas carecen.

Si bien es presentada como de A24, realmente solo es distribuida por la compañía. Quien apostó por la propuesta fue el mismo estudio australiano detrás de The Babadook (2014), producción en la cual los hermanos también participaron. La influencia de su directora se nota, ya que además de entregar un filme entretenido y que funciona para un público general, tiene una clara búsqueda por estar fuera del promedio y de marcar un estilo propio, así como lo hizo la obra de Jennifer Kent.

El montaje y edición es impecable, recordando el origen de los directores y la manera en que comprenden como funciona lo audiovisual en las redes sociales, rozando con lo que era un video musical en su momento. La estética también tiene sus particularidades. Vemos la voz propia del dúo tanto en cuestiones básicas como son los encuadres o la utilización de la luz, así como en cuestiones más finas como es la manera en que representan a todo aquello que no pertenece al mundo de los vivos. Con efectos prácticos y sencillos, los elementos más inquietantes se sienten matéricos pero a la vez como algo difuso. Hay una sensación de estar detenidos bajo el fino velo entre el sueño y el despertar, captando visualmente perfectamente aquello que los Phillippou quieren contar.

Atreviéndose a ver más allá

Sin estirar, la película hace uso de sus 95 minutos de duración con lo justo y necesario. Es una de esas historias que una vez que dejamos la sala y mientras más la pensamos, descubrimos que es cada vez mejor como funciona. Ninguna decisión queda tomada al azar, ya que su guion es simétrico y sorprendentemente sofisticado. Siendo otro caso de uno de esos raros y excelentes debuts directorales, también hay que apreciar el maravilloso trabajo de su elenco de jóvenes actores.  Ni la crítica ni la audiencia exageran al decir que probablemente sea la mejor película de terror del año, ya que cuando se hable sobre los estrenos dentro de este género en 2023 seguramente sea el primer título que nos venga a la mente.

Tras su éxito en taquilla en Estados Unidos, A24 ya anunció que una secuela se encuentra en camino, a la vez que los hermanos confirmaron que una suerte de precuela fue filmada puramente a través de teléfonos celulares. La expansión de este universo no debería ser una sorpresa, ya que Háblame es una de esas historias que crea su propio folclore. Es sólida, pero al mismo tiempo lo suficientemente intrigante como para convertirse en una creíble leyenda urbana en los tiempos de las redes sociales.

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Ro Tapias

Artista visual. Madre de dragones, gatos y un corgi. Hablo de cine, a veces demasiado.