A prueba de balas

Fran Drescher: La niñera de todos que lidera la lucha contra las máquinas

En el medio de una huelga histórica, el Sindicato de Actores reeligió el viernes a Fran Drescher como su presidenta. Repasamos su carrera y relación con la política.

por | Sep 11, 2023

Fran Drescher: La niñera de todos que lidera la lucha contra las máquinas

Francine Drescher siempre supo que quería actuar. Según ella misma, en cuanto descubrieron que todas las clases de actuación estaban llenas, ella y su futuro esposo Peter Marc Jacobson se apresuraron a abandonar la universidad de Queens en la que acababan de entrar. Sin embargo, iba a tener que transitar más de quince años y no pocos obstáculos antes de lograr el éxito. Paradójicamente, los motivos que le dificultaron tanto su sueño a Fran Drescher serían los mismos atributos que catapultarían a Fran Fine, su alter ego televisivo, directo a nuestros corazones y a la cumbre del rating. 

Después de un debut bailando con John Travolta en Saturday Night Fever (1977) y un par de roles secundarios en algunas series de televisión y películas, su agente le dijo que iba a tener que trabajar en su dicción si quería conseguir algún papel que no fuera de prostituta. A pesar de tomar clases de dicción, su voz seguía ahí. La misma voz nasal y chillona que años más tarde, apenas exagerada, popularizaría a La Niñera (1993-1999) y que hoy lidera la lucha del sindicato de actores por la regulación de la IA y las mejoras salariales, plantándose ante los dichos de las cabezas de los grandes estudios.

No fue tan solo su voz lo que mantuvo a Fran lejos de las cámaras, si no también su actitud irreverente y desfachatada. Pero es posible que sin esta nunca hubiese alcanzado el éxito, no solo porque fue esa misma personalidad la que imprimió en su rol de la Nana Fine convirtiéndola en un ícono de los noventa, si no en un sentido mucho más práctico.

Tras el fracaso de la sitcom Princesses (1991) -que la tenía en un rol protagónico, pero no logró sacar al aire más que un par de capítulos-, Fran se encontró a Jeff Sagansky, entonces presidente de la cadena CBS en un avión. Cuenta la leyenda que lo encaró y le propuso el programa que ella y su esposo venían desarrollando, sobre una niñera judía de Queens que termina cuidando a los hijos de un acaudalado director de Broadway. Esta escena sería replicada años más tarde en un episodio de La Niñera.

Un proyecto con identidad propia

Aún después de convencer al estudio de darle luz verde al proyecto, Fran Drescher todavía tuvo que pelear una batalla más. Los ejecutivos del canal querían que Fran Fine fuera una joven ítalo americana en vez de judía, ya que consideraban que esa identidad le otorgaría al programa un aspecto muy de nicho y haría difícil que la audiencia se identificara con el personaje principal. Fran casi terminó por ceder, deseosa como estaba de llevar su proyecto a la pantalla, pero finalmente se plantó firme. La Niñera, después de todo, era un reflejo de ella misma y su identidad. Ambas son hijas de Sylvia y Morty, nietas de Yetta. Ambas crecieron en Flushing, Queens y estudiaron cosmetología. No había forma de despegar el judaísmo del personaje.

El primer episodio de La Niñera se transmitió en 1993 y no fue un éxito inmediato. A pesar de que el piloto había tenido los mejores resultados de CBS en años, estuvo a punto de la cancelación y fue salvado por Sagansky, quien estaba convencido del potencial de Fran y su esposo.

Y eso fue lo que ocurrió, pues a partir de la segunda temporada la audiencia repuntó y la serie se volvió un éxito internacional con muchísimas remakes locales que puso a sus creadores en el mapa. Como la misma Drescher explicó en un podcast para LA Magazine en 2020, la serie la volvió rica, pero no tanto como uno podría pensar:

“No pude renegociar mi contrato como los actores de Friends o The Big Bang Theory, nunca llegué a ganar ni cerca de un millón a la semana”. 

A pesar de esto, La Niñera se convirtió en un ícono de la televisión de los noventa, gracias a la personalidad de Fran, su talento para el humor tanto verbal como físico, su estilo al vestir y los excelentes actores que la acompañaban. A lo largo de las temporadas, seguimos sus intentos por adaptarse a la vida en la mansión de los Sheffield y de conquistar al siempre esquivo Maxwell (Charles Shaughnessy), su enemistad con C.C (Lauren Lane), su camaradería con Niles (Daniel Davis), su amor con los niños y su conexión con su madre y abuela (Renée Taylor y Ann Morgan Guilbert, respectivamente). Fans en todos lados se inspiraron en sus outfits icónicos, aprendieron de ella sobre la cultura judía, yiddish y a amar a Barbra Streisand.

A pesar del éxito de la serie, todos los intentos por llevar a Fran a la pantalla grande seguían sin ser exitosos. Después de un par de roles secundarios (entre ellos uno como contraparte de Robin Williams en Jack, del gran Francis Ford Coppola), llegó el momento de The Beautician and the Beast (1997), una reimaginación de El Rey y Yo en el que una cosmetóloga de Nueva York termina como tutora de los hijos de un dictador de Europa oriental. Si les suena familiar, es porque lo es. Tanto la historia como el personaje tenían tantas reminiscencias a la niñera de Flushing que la película fue un fracaso. Sin embargo, nos deja un par de joyitas de Fran reivindicando sus posiciones políticas, e incluso una escena en la que reivindica el derecho a huelga. 

Con conciencia social

Para el espectador avezado, las ideas políticas de Fran son claras a lo largo de toda la serie. La reivindicación de la sexualidad femenina está mucho más velada que en Sex and the City, por ejemplo, pero se le adelantó por cinco años. La defensa de los derechos laborales, en cambio, está mucho más clara y es el tema de uno de los episodios de la segunda temporada.

En el capítulo 13, llamado “La Huelga”, Fran acompaña al señor Sheffield al estreno de una de sus obras y se encuentra con que los mozos del hotel en el que se celebra el estreno, están de huelga. “Los Fine no rompemos huelgas, está en contra de nuestra religión” le dice a su jefe, quien -obviamente, es un millonario que se dedica a producir obras de Broadway– no entiende la identificación de Fran con los trabajadores del lugar. 

Fuera de pantalla, su identificación como ícono queer fue gradual pero acompañó la incorporación de historias LGBT en sus episodios (como el inolvidable primo Ira y su show drago imitando a Cher). Un poco en chiste, Drescher dice que este rol le fue completamente otorgado para el momento en que, en 1999, su reciente ex marido -quien había sido su pareja desde los quince años- salió del closet. Años más tarde, ambos protagonizarían un programa llamado Happily Divorced (2011-2013) que seguiría su relación en esos años, pero que tampoco dio los frutos esperados y fue rápidamente cancelado.

En 1999, cuando La Niñera había terminado y parecía que Fran podría finalmente empezar a despegarse de su rol, fue diagnosticada con cáncer de útero tras dos años de síntomas y diagnósticos erróneos. Por suerte para ella, el cáncer no había avanzado y logró recuperarse, pero esta lucha la llevó a alejarse de las pantallas y a hacer un balance de su vida. El desencanto con los médicos que por años la medicaron erróneamente la llevó a acercarse a formas alternativas de medicina y a hacer una revisión de uno de los episodios más traumáticos de su vida. En 1985, un grupo de hombres entró a su casa en Los Angeles, ató y golpeó a su marido y violó a Fran y una amiga que estaba cenando con ellos.

Esta experiencia la llevó a crear su organización Cancer Schmancer, que aboga por mejoras en la medicina femenina para mejorar la detección y cura temprana del cáncer. A pesar de su pertenencia al Partido Demócrata -es amiga personal de los Clinton, quienes aparecieron en la sexta temporada de La Niñera, y apoyó a Hillary en las elecciones de 2008 y a Obama en 2012- fue nombrada Enviada Diplomática para asuntos de salud femenina por el gobierno de George W. Bush.

En la última década, a pesar de su rol en las exitosa saga Hotel Transylvania como la novia de Frankenstein, han sido pocos los proyectos en los que participó y ella misma afirma que está cada vez menos interesada en reflotar su carrera actoral. Sin embargo, su rol como presidenta de SAG, asumido en 2021 y reconfirmado la semana pasada, la han puesto frente a las cámaras en un rol nuevo que ha sabido llevar con la misma maestría de antaño. El peinado enorme, las minifaldas y la voz chillona ya no están ahí (bueno, la voz un poco sí), pero la actitud determinada a no aceptar un no como respuesta la convierten en la líder perfecta para este momento histórico de la industria del entretenimiento.

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