Una carrera de resistencia

El triunfo de la épica ridícula en Fast X, la décima película de la saga fierrera

La nueva Rápidos y Furiosos deja claro que la franquicia necesita un final, justo cuando la saga vuelve a su esencia, en toda su adictiva identidad.

por | May 18, 2023

El triunfo de la épica ridícula en Fast X, la décima película de la saga fierrera

En al menos dos de las escenas de Fast X (2023) de Louis Leterrier, Dante Reyes, el villano encarnado por Jason Momoa se burla de la saga. No de manera directa, sino en una reconocible alusión a su extensión, tono disparatado y la posibilidad en que “ocurra cualquier cosa, por impensable que sea”.

Para el fanático constante, la metarreferencia es mucho más que un guiño que reconocer de inmediato. También, es un reconocimiento a la extraña forma de entretenimiento que identifica a la franquicia protagonizada por Vin Diesel. 

El conjunto de películas de The Fast and the Furious es algo más que un universo expandido. Que lo es y por derecho propio, luego de diez cintas, un spin-off, dos cortos y todo tipo de material añadido. Es casi un género en sí mismo, construido con sus propias reglas y que se atienen a ellas, con una inesperada pulcritud.

Es una pérdida de tiempo — y un fracaso de la imaginación — intentar incluir al mudo de Dom Toretto y su familia en el cine de acción usual. Ya sea por accidente, puro atrevimiento o ingenuidad, lo que comenzó como una clásica cinta de automovilismo es ahora un proyecto que abarca una idea concreta.

Cualquier cosa puede suceder en esta dimensión, en que dos coches pueden volar entre edificios por mero impulso de su motor, en que un villano nacido en una venganza extravagante puede amenazar el Vaticano y que sigue apoyándose en un amor fraterno y cursi, marca registrada de la casa. 

La saga no intenta competir con el cine de autor de alto calibre de Misión Imposible, tampoco con la añeja elegancia de James Bond o incluso, con las exageraciones sofisticadas de la serie Kingsman. Para bien o para mal, Fast X es netamente norteamericana, cine de diversión creado para las masas, pero también que, gracias al ensayo y el error, consiguió su propia identidad. Mejor aún: logró establecer un estándar en el ridículo, lo estrafalario y el uso de recursos excesivos que ya se convirtió en su elemento más reconocido. Algo que Rápidos y furiosos 10 lleva a un nuevo nivel, si eso es posible. 

Un villano, una venganza, Roma y el absurdo 

La más reciente entrega comienza explorando la mitología de la franquicia. Las primeras escenas muestran todo lo que el espectador necesita saber en adelante y que, de hecho, proviene de las anteriores. En resumen: que, en alguna oportunidad, Dom (Vin Diesel) y Brian (el fallecido Paul Walker), lograron robar al narcotraficante Hernán Reyes (Joaquím de Almeida) en un suceso apoteósico.

Como el seguidor fiel recordará, se trata del argumento de Rápidos y furiosos: 5in control (2011) de Justin Lin, en la que el equipo de corredores clandestinos, convertidos en héroes, lograron atravesar una ciudad con una bóveda de acero a cuestas. Y por supuesto, mucho dinero en su interior. 

En la cinta original, todo este estrafalario escenario termina en un final digno de una heist movie desvergonzada. En su nueva versión para Fast X añade algo más. El hijo del mafioso estaba presente en medio de la humillación pública de su progenitor. Lo que provocó el juramento de una venganza y a una década en el futuro, el mejor personaje del argumento. Uno que, además, tiene la particularidad de nutrirse con las tramas anteriores hasta convertirse en una especie de centro de gravedad de maldad pura, a la que reaccionarán el resto de los personajes.

Jason Momoa brinda quizás la más divertida actuación de su carrera y una destinada a convertirse en icónica dentro de la saga. En especial, por su mezcla de vanidad, burlona zalamería y violencia. Todo, en medio de trajes llamativos, uñas cromadas y una necesidad, empecinada e imparable de hacer daño a Dominick y a los que le acompañan.

Lo que podría haber sido una interpretación bufonesca se convierte en las manos de Momoa, en la de una criatura perversa, carismática, pero en específico, dispuesta a todo. Un motor incombustible de artimañas, trampas y engañosos que teje alrededor de la célebre familia Toretto — la adquirida y la de sangre — hasta triunfar. O algo muy cercano a eso. 

Es entonces, cuando la película demuestra la premisa de ser parte de un género creado a su medida. Fast X lleva todos los clichés, ridículos entuertos y giros de guion sin sentido que han hecho famosa a las cintas a un nivel nuevo. No por ser tan disparatados como para que el desprecio a la lógica y a la ciencia sea ofensivo. En realidad, se trata de una dinámica interna que tiene mucha más relación en cómo funciona cualquiera de las Rápido y Furioso como premisa. 

Dominic Toretto, convertido en epítome del bien, jamás tiene miedo. Lo dice su hijo, su hermano y su esposa. Se lo recuerda su abuela (una encantadora y desaprovechada Rita Moreno) y la memoria de Brian, que aunque la ficción sigue vivo ,  es poco menos que una aparición eventual. El hecho es que esta batalla de titanes entre Dante — despiadado e irrefrenable — y Dom — dispuesto al sacrificio — cruzará tres continentes, seis países y cientos de coches destruidos. Pero también, llevará a punto de inflexión.

Esta vez, la lucha no es únicamente sobre el asfalto — que lo es — sino que Dante, como una versión retorcida del machacón concepto familiar de Dom, está dispuesto a todo por la suya. Y eso implica matar, morir o entre ambas cosas, hacer todo el daño posible a los Toretto o a los O’Conner. La historia llega entonces a la medida de una épica ridícula, con vehículos destrozados en formas siempre nuevas e imaginativas. Pero también, apunta a un lugar: esto no termina aquí ni ahora. La vida de Dom no será jamás la misma, ni tampoco, la de quienes les acompañan.

Todos los horrores… Tendrán que esperar

Como primera de tres partes, Rápidos y furiosos 10 falla en que su argumento simple se hace aún más trivial por encontrarse incompleto. Todavía habrá que esperar dos películas más para saber el destino de todos en conjunto. 

Lo que incluye las lealtades de Cypher (Charlize Theron), lo que sea que esté tramando Jakob Toretto (John Cena) y todas las pequeñas narraciones de un grupo de personajes que, a fuerza de ridículo, están muy cerca de integrar la historia del cine, si no lo han hecho ya. ¿El motivo? En palabras del perverso Dante, uno muy obvio. “Divertirse sobre cuatro ruedas nos une a todos” ¿Tiene razón el villano? Solo el tiempo lo dirá. 

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