Entre mundos

Ahsoka – Episodio 4: La mitad de temporada carga con una compleja pregunta

A pesar de ser una aventura espacial a toda regla, el guion de Dave Filoni continúa siendo incapaz de brindar verdadera dimensión a sus personajes.

por | Sep 5, 2023

Ahsoka - Episodio 4: La mitad de temporada carga con una compleja pregunta

¿Qué hace de un personaje de Star Wars inolvidable? Podría haber muchas respuestas para eso, pero en esencia, una es fundamental. Su cercanía, intelectual y moral. Los personajes más queridos de la saga, con frecuencia, son falibles, pícaros o héroes forjados en fuego, en medio de errores y situaciones de extrema dureza. Ermitaños angustiados, princesas con un propósito o Jedis en busca de su destino. Cualquiera su origen, cada figura en una galaxia muy, muy lejana tiene tantas dimensiones como para ser entrañable. 

Algo que se echa de menos en Ahsoka (2023) y que su cuarto capítulo deja claro. La ex Jedi (Rosario Dawson) y Sabine (Natasha Liu Bordizzo), se encuentran perdidas y en huida de la persecución de Baylan Skoll (Ray Stevenson) y a Shin Hati (Ivanna Sakhno). Ambas comparten un destino en común y un propósito, encontrar a Ezra Bridger (Eman Esfandi).

Pero la emoción de un pasado en conjunto y la necesidad de encontrar a un amigo en medio de una situación extrema, no conmueve al duo de personajes. Antes que eso, ambas parecen tan frías, distantes e incorruptibles, como para no transmitir otra emoción que la de solo ser simbólicas.

Un recurso narrativo que podría ser necesario y quizás útil en el animado del cual proceden, pero que el live action tiene poco sentido. Después de todo, la interacción, empatía y fuerza de los personajes imaginados por George Lucas y su grupo de creativos, siempre se basó en la profunda humanidad en medio de circunstancias críticas. 

El guion falla al mostrar a Ahsoka, tan dura como inflexible, cuando, en realidad, sus incontables heridas de guerra le han hecho más accesible. Al menos, más consciente de la naturaleza de su poder, algo que explica su decisión irrevocable de encontrar al amigo perdido. Pero la forma de construir el mundo interior que la define, peca de torpe y limitado.

Lo mismo corre para Sabine, limitada al estereotipo de ser solo rebelde e intransigente. Durante sus primeros minutos, la serie muestra que su escenario parece ser solo el de intermediario para otras historias. Lo que supone un golpe duro para la solidez de su argumento. 

Una ruta marcada en las estrellas 

Por supuesto, el Ojo de Sion sigue siendo el mayor objetivo. Con Morgan (Diana Lee Inosanto) dispuesta a saltar por el cosmos en busca del Gran Almirante Thrawn (Lars Mikkelsen‎)‎, todas las fuerzas del derrocado Imperio se concentran en el objetivo. En medio de los abundantes fan service de la serie, la línea central de la trama consigue imponerse, aunque de manera incompleta, y para la segunda mitad del capítulo, finalmente llega la acción. 

El enfrentamiento entre Ahsoka y Baylan es elegante, la confrontación de dos fuerzas antagónicas, que, sin embargo, están destinadas a relacionarse una y otra vez. El mensaje más poderoso de la serie, es sin duda su cualidad para narrar los designios de la Fuerza y cómo sostiene la historia. 

Mucho más, cuando la batalla entre lealtades se aleja del núcleo de ideales, para llegar a un lugar más relacionado con la moral y la ética. Baylan lo deja claro en una sola línea. “Hace mucho que perdí la fe”, dice y lo hace con el rostro serio, sin la alegría de la malevolencia, pero tampoco resignación alguna. Es el papel que le tocó jugar en un mapa de poder en el que debe moverse con elegancia. En el que todos los personajes, de hecho, lo hacen. 

Pero Ahsoka insiste en perder ese núcleo de interés potente en beneficio de la nostalgia. Para su cierre, con un cameo inevitable y sin duda, sin mayor sentido que emparentar a la serie con la Saga Skywalker y Star Wars: Rebels (2014-2018), la serie vuelve a plantear su incógnita. ¿Qué hace un personaje inolvidable? Repetir los errores de otros intentos fallidos por homenajear Star Wars, seguro no lo es. 

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