La temporada de premios 2025 será recordada, probablemente, por acumular varios escándalos a la vez. El más llamativo quizás sea el que rodea a Emilia Pérez (2024) de Jacques Audiard. Y razones no faltan. La cinta, un musical experimental en el que se combina en simultáneo la denuncia, la provocación y la sátira, parece haber logrado despertar suspicacias allí donde se ha estrenado. Pero es su choque frontal contra el público mexicano e incluso, la comunidad LGBTQ+ que dice representar, la que ha provocado mayores titulares e incomodidad.
Por supuesto, con su premisa que mezcla la violencia del narcotráfico con una transición de género, la película parece haber alcanzado la receta para un experimento cinematográfico a gran alcance. Que lo es y de hecho, fue lo que deslumbró al jurado de Cannes 2024, que reconoció la labor tanto de su director como de su elenco.
No obstante, Emilia Pérez es en la actualidad el centro de una polémica cada vez más dura y que cuestiona de origen su solidez y capacidad para narrar todos los temas que toca. Todo, una vez que fuera del circuito de cine de autor, se encontró con el público. Estrenada en EEUU en Netflix y en el resto del mundo en exhibición limitada en diversas salas, la película desconcertó por su combinación atípica de espectáculo y crítica social.
Mucho más, cuando se consideró que la forma en que trata sus diversos escenarios es simple, cuando no directamente superficial. La ola de descontento y escándalo aumentó, a medida que era evidente que la película se convertiría en la favorita de la temporada de premios. Algo que se confirmó con la entrega del Globo de Oro 2025. En la ceremonia, la cinta se alzó en cuatro categorías, incluyendo la de mejor musical del año, por encima de la favorita Wicked (2024). Una decisión que causó revuelo e hizo correr ríos de tinta en prensa especializada. Además de reavivar un debate cada vez más complicado en redes sociales acerca de la cinta, su mensaje y trasfondo.
Pero, ¿realmente Emilia Pérez tiene tanto de provocadora? ¿Se trata de una trivialización de las diferentes problemáticas que muestra? ¿O el odio contra la cinta tiene mucho de fenómeno orquestado? En realidad, nada es tan sencillo con respecto al largometraje. Mucho menos, el impacto que ha causado entre el público e incluso, en el siempre creciente debate de la relevancia y capacidad del mundo cinematográfico para visibilizar diferentes problemáticas. Un punto en el que la cinta no la tiene todas consigo.
Un director al que no le importa el escándalo
Parte de la situación a la que se enfrenta Emilia Pérez proviene de razones muy específicas. Por un lado, el utilizar la violencia del narcotráfico en México para brindarle un trasfondo complicado a su protagonista. En la ficción, Emilia Pérez / Juan “Manitas” del Monte (ambos papeles interpretados por Karla Sofía Gascón) decide comenzar su búsqueda de identidad como una forma de redimir la violencia de su pasado.
Al otro extremo, intentar profundizar en la búsqueda de la paz y el perdón de Emilia, esforzándose por mostrar un viaje interior que atraviesa la parte más brutal y comprometida de la violencia en territorio mexicano. Más complicado resulta que su realidad se muestra a través de estereotipos, lo que convierte a la guerra del narcotráfico mexicana en un escenario exótico que justifica las decisiones de su protagonista. De un apartado visual que muestra al país en una serie de imágenes cliché a un comentario social sobre el conflicto más bien simple. El argumento Emilia Pérez no parece muy interesado en tratar de manera realista la situación.
Un punto que su director Jacques Audiard ha defendido en varias oportunidades. La cinta, que solo cuenta con una actriz mexicana en el elenco, parece encontrarse por completo desvinculada a cualquier intento de ser meticulosa con el escenario que describe. Por lo que en más de una ocasión, el realizador admitió que no ha investigado — ni piensa hacerlo — sobre la problemática social mexicana, porque su obra enfatiza la ficción y el espectáculo. Incluso, ha insistido en que no hablar el idioma español, otra de las críticas a las que se enfrenta, es una forma de desapego con el tema central.
En medio de las críticas, el director ha hecho pocos intentos por explicar su particular punto de vista sobre el narcotráfico y el sangriento escenario que deja a su paso. Antes que eso, ha dejado claro que se trata de un uso ficticio, irreal y provocador de un contexto difícil. Algo que ha enfurecido a buena parte de la prensa mexicana, así como a grupos de defensa de los derechos humanos y activistas de la grave situación de violencia en el país.
Emilia Pérez y Las madres buscadoras
Uno de los puntos más complicados alrededor de la película es la forma en que plantea la grave circunstancia de los desaparecidos. En la trama, una vez completado su proceso de afirmación de género, Emilia se convierte en activista contra la violencia del narcotráfico. En especial, cuando la redención del personaje implica enmendar con todos los medios a su alcance la ola de muertes y desapariciones que el mundo de la droga deja a su paso.
Lo que, claro está, remite directamente a todo lo relacionado con la organización de las “madres buscadoras”, un grupo sin fines de lucro cuyos esfuerzos están enfocados en la búsqueda de desaparecidos. La cinta ha sido duramente criticada por utilizar el contexto para humanizar a su personaje titular.
Mucho más, por transformar toda la gravísima circunstancia en una capa de empatía para Emilia, que intenta dejar atrás las terribles acciones de “Manitas” con aparentes gestos desinteresados. Por lo que da más importancia a lo que Emilia puede ser gracias a su arrepentimiento, que a la larga historia brutal que lleva a sus espaldas.
Una representación que no aporta
Quizás, el punto más controversial de la película es el que se relaciona con la identidad de género de su protagonista. Manitas atraviesa un largo proceso de afirmación de género, para finalmente, comenzar a vivir como Emilia, la persona que siempre fue antes o después. Pero el guion hace poco por brindar capas o significado a lo que es una decisión de trascendental importancia en la vida de su personaje. Antes que eso, la hace una herramienta para hacer avanzar la trama.
De una mamoplastia que se muestra como un trofeo estético, hasta narrar la larga serie de intervenciones quirúrgicas que Emilia debe atravesar como un número musical gracioso. La película hace de la identidad trans un elemento complicado que no resuelve ni tampoco, explora a cabalidad.
Al contrario, entra en clichés retrógrados — como creer que una persona trans sufre una redención por el solo hecho de serlo— o, en el peor de los casos, que se trata de un salto entre géneros. Todo, sin reflexionar sobre lo que en realidad significa un proceso semejante y sus consecuencias. Eso, a pesar de que Emilia está encarnada por la española Karla Sofía Gascón, una actriz que ha hecho muy pública su transición y se ha convertido en una vocera de peso sobre el tema.
La preocupación sobre la representación trans ha sido tan dura, que incluso la organización GLAAD, encargada de velar por la forma en que la comunidad LGBTQ+ se muestra en Hollywood, expresó su preocupación por el punto de vista de Emilia Pérez sobre el particular. En un comunicado, expresó no solo lo complicado de la forma de explorar en la identidad trans del personaje, sino que además se trataba de un alarmante paso atrás en la visibilidad de la comunidad en el cine.
La llaga del mal español
Como si todo lo anterior no fuera suficiente, a la creciente presión sobre sus temas principales, se sumó una crítica muy pública del actor Eugenio Derbez hacia la actuación de Selena Gómez en la cinta. En específico, su poco dominio del idioma español. En medio de una conversación un podcast, el intérprete y productor señaló de manera muy dura, tanto el manejo del idioma de Selena como su actuación.
Lo que le acarreó un instantáneo escándalo e incluso, la respuesta directa de la actriz, explicando que hizo lo mejor que pudo con el tiempo y material que le dieron. Derbez finalmente se disculpó, alejándose del foco de la controversia, pero el punto se volvió otro de los elementos que pesan sobre el éxito de Emilia Pérez.
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