La espera fue, por lo menos, un poco larga. Tras dos años de ausencia, Invincible (2021 -) volvió a Amazon Prime Video en julio de 2023 con un episodio que no estaba dedicado a su protagonista, sino al origen de su colega Atom Eve (Gillian Jacobs). No fue hasta noviembre del mismo año que se estrenó una segunda temporada dividida en dos partes, cuyo final apenas pudimos ver hace unas semanas. Es hora de repasar qué es lo que sucedió con la serie de superhéroes escrita por Robert Kirkman (The Walking Dead) y por qué su vuelta causó una reacción dividida entre los espectadores.
Una familia en pedazos
Sumándose a la moda del multiverso, la serie volvió dándonos en su comienzo un vistazo a un mundo alternativo, uno en que Mark Grayson (Steven Yeun) y su padre, Omni-Man (J.K. Simmons) todavía luchan codo a codo. Por desgracia para la humanidad, lo hacen siguiendo las ordenes de los viltrumitas, imponiendo así una dictadura de proporciones intergalácticas y destruyendo a todo quien se interponga en su camino. Angstrom (Sterling K. Brown) es atrapado por el dúo junto a más miembros de un grupo de resistencia, abriendo un portal y escapando a otro mundo luego de que Mark promete asesinarlo.
Volvemos entonces a nuestra Tierra por default, al mundo en el que Invencible aún se recupera de la paliza física y emocional que su padre le dio antes de abandonar el planeta. Queda claro el quiebre en el chico que creció deseando seguir los pasos de Omni-Man, dándole fin a la inocencia y dejándolo con el miedo a que sus genes también lo vuelvan un ser despiadado.
Sin duda uno de los puntos más importantes que explora esta segunda temporada es su paso de hombre a niño. Esto se ve tanto desde lo simbólico, ahora ya egresado de la secundaria y entrando a la universidad con su novia Amber (Zazie Beetz), como en la dureza de las decisiones que como superhéroe debe tomar. La lucha más difícil de Mark se encuentra en las dualidades. Por un lado, lucha por encontrar el balance entre dos identidades con responsabilidades muy diferentes, mientras que al mismo tiempo enfrenta un duelo, odiando al hombre que hay detrás de su padre.
Tenemos también a Debbie (Sandra Oh), un personaje sumamente interesante y con un dilema muy único, ya que no solo es la humana que debe lidiar con que sus seres queridos deban dar la vida para enfrentar los males del universo, sino que su esposo resultó ser una amenaza en sí mismo.
Esto no solo la deja con una pérdida, sino también con la consciencia de que su marido construyó un proyecto de vida con ella, a pesar de que -según sus propios dichos- la veía como poco más que una mascota. Si bien desde el primer episodio se la posicionó como uno de los personajes más interesantes, con el pasar de los capítulos lamentablemente cae en una de las trampas en las cuales los personajes femeninos tienden a ser encasillados: la nueva maternidad impuesta en Debbie se vuelve su única función y el escape de su dolor.
Por su parte, Cecil (Walton Goggins) marca lo poco sano de este rol que ella toma, pero eso no quita que la serie la haga aceptarlo con gusto y cuestionar más profundamente las contradicciones que eso acarrea como lo hicieron los comics.
La otra cara de la moneda es Nolan, el viltrumita que escapó fuera de la galaxia y se perdió en el vacío del espacio. Tras comenzar una nueva vida en otro planeta, abandona su misión y llama la atención de su raza, poniendo a su nueva familia también en peligro.
Engañando a Mark, lo atrae a su nuevo hogar pare pedirle ayuda, suponiendo que entre ambos podrán detener a sus compatriotas. Si bien no queda claro si es consciente de la manipulación emocional que ejerce sobre Mark, sí resulta genuina esta nueva empatía que siente hacia seres que considera biológicamente inferiores a su raza, una emoción que le causa rechazo.
¿Héroes caídos?
Mientras tanto, los otros defensores de la Tierra tienen sus propios problemas. Eve, ahora trabajando de forma independiente, se da cuenta que no puede controlar los daños colaterales de sus misiones. Sumado al rechazo que sus padres sienten respecto a sus poderes, esto la hace considerar dejar la vida de heroína.
Otro es el caso de los Guardianes del Globo, cuyo equipo ahora se encuentra reducido y con Inmortal (Ross Marquand) como su nuevo líder. Muy a pesar de los exigentes entrenamientos y sus victorias, el equipo parece sufrir un duro golpe, ya que tres de sus miembros son brutalmente asesinados. Pero poco dura este giro, ya que pronto los vemos recuperarse y reaparecer, quitándole dramatismo al evento.
Este también es el caso de Donald (Chris Diamantopoulos), integrante de la Agencia de Defensa Global y mano derecha de Cecil, a quien vimos sacrificarse en el final de la primera temporada. Si bien en su caso se explora con más profundidad el trauma del personaje, el hecho de que el relato se retracte de estas pérdidas solo deja la sensación de que no hay un peligro real pero si una búsqueda por mostrar una violencia tan brutal como gratuita. Esto convierte a esos arcos argumentales en poco más que shock value, un momento tan impactante como vacío.
La temporada finaliza enfocándose en dos antagonistas. Por un lado los viltrumitas le demandan a Mark que continúe la misión de su padre, colonizando la Tierra si no quiere que esta sea destruida. La amenaza es enorme, pero no termina de transmitir la urgencia que debería representar, ya que son tantas las subtramas que no parece haber tiempo a que nuestro protagonista realmente reflexione sobre el tema.
Por el otro lado, de a poco observamos la transformación tanto física como psicológica de Angstrong, convertido en lo que el mismo llama un monstruo y culpando a Mark por eso. Su plan maestro tampoco logra sentirse tan atemorizante, pero si logra darle un final poético y circular a la temporada. A diferencia del frio Mark del primer capítulo, es nuestro Invencible, aquel que aún abraza su humanidad, quien cumple con la promesa de matarlo.
Invencible y diferente
Si hay algo que separa a esta serie de otras historias de superhéroes es cómo busca representar de la forma más realista posible las consecuencias que causarían en un mundo real la presencia de superhombres y villanos, así como sus relaciones interpersonales.
El concepto no es nuevo, ya que Alan Moore ya lo había explorado magistralmente en Watchmen (1986-1987), título que sin duda funcionó como referente para Kirkman a la hora de escribir Invincible. Pero tal como Mark no se siente del todo a la altura de las circunstancias, esta segunda temporada solo logra cumplir a medias con el concepto que tiene de eje: las consecuencias detrás de nuestras acciones.
Con una emisión dividida que no le hizo muchos favores, la calidad de la animación es otro factor que no ayuda a esta temporada, marcando una diferencia abismal con la primera y el especial de Atom Eve. Esto es algo de lo que la serie misma es consciente, haciendo de esto un grandioso gag que deja en claro que cuando a un estudio de animación se le baja el presupuesto, este debe decidir en qué escenas claves enfocarse mientras usa trucos para bajar sus costos de producción.
Más allá de la calidad visual, la historia sigue siendo cautivadora en varios aspectos, ya que a grandes rasgos también lo son sus personajes. Pero la vuelta de Invincible no parece permitirse explorar del todo aquello que debería ser su tema central, convirtiéndose así en poco más que un gran capítulo de transición y una bisagra de lo que podría ser una tercera temporada mucho más prometedora.
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