Lo que vamos a decir a continuación no es ninguna novedad, aunque no siempre se toma en cuenta: Argentina es uno de los países con mayor producción en historieta de toda Latinoamérica, con una gran tradición que lleva al menos un siglo de autores de primerísimo nivel y muchísima creatividad.
Además, en los últimos años se han sumado nuevas voces y mucha más diversidad a todas las publicaciones que se editan en nuestro país. Como todos los años, son muchísimos los libros de historieta que se siguen editando pese a las crisis en el papel, la inflación y todas las dificultades que siempre hay que atravesar.
De esa gran cantidad de títulos, solo voy a destacar cinco, que son los que más me han marcado dentro de todas las publicaciones de un año que significó el cierre de un ciclo -y que incluso tuvo a la historieta como centro de polémicas nacionales. Estas cinco obras no solo son excelentes, sino que además, de alguna manera -directa o indirectamente-, dialogan con la situación actual del país, entre ajustes, crisis y resistencia.
5) Guía Básica para sobrevivir a explosiones, de Cristian Blasco y Ian Debiase (Viajero del Alba)
Un hombre entra a una habitación. Adentro está su padre, convaleciente. El gas está encendido al máximo, impregnando todo el aire. El hijo intenta sacar al padre pero, de pronto, la casa explota. Lo que parece ser el final es solo el comienzo de un relato que entronca con toda una tradición de historietas autobiográficas. Aunque siempre tienen un gran prestigio en el campo cultural, en esta ocasión se expresa sin ninguna solemnidad, con mucho compromiso de contar una relación conflictiva entre un padre y un hijo que se venía gestando desde hacía muchos años.
Cristian Blasco, que ya tiene varios años como guionista en el mundo de la historieta, nos presenta su propia historia por momentos casi como un documental gráfico, con testimonios y recreación de los hechos. El ilustrador Ian Debiase es el encargado de materializar el relato, con una composición de páginas muy dinámica y una combinación natural entre colores pasteles, rojos y claroscuros que equilibran el dramatismo de los momentos extremos con la naturalidad cotidiana y la frescura del relato costumbrista.
Es una historia de supervivencia y superación personal, pero también sanación, espiritualidad y amor filial sumamente memorable. Y no tiene nada que envidiarle a las autobiografías prestigiosas que llenan las bateas de las librerías de todo el mundo.
4) El último recurso: El fin de nuestros elaborados planes, de Lubrio y Kundo Krunch (Libera la bestia)
No existe nada más parecido a una historia irreverente e irrespetuosa al estilo de Rick and Morty u otra serie animada satírica de Adult Swim que El último recurso. Pero esto es solo una referencia, y este libro se vale por sus propios méritos, siguiendo el tono de las historietas más desfachatadas de la historia del cómic universal. Estamos hablando de la tercera parte de una trilogía, así que si no la conocés, esta es una buena excusa para buscar las dos historietas anteriores.
Lo que tenemos acá es un equipo de personajes vencidos, agotados, deformes y nada heroicos que resultan conformar un grupo disfuncional de antihéroes -al estilo de una Doom Patrol teñida de argentinidad- que deben cumplir una misión suicida en un futuro postapocalíptico. Está todo tan destruido que ellos (que en condiciones normales no serían nadie) hoy son el último recurso.
Con un ritmo envidiable y diálogos que operan con la precisión de una bomba atómica, esta novela gráfica tiene una fuerza imparable. Su guionista, Lubrio, tiene a esta altura una carrera bastante larga en la historieta argentina, mientras que el dibujante marplatense Kundo Krunch, colaborador regular en El Destape, con sus figuras de torsos anchos, caras de abatido y alguna que otra vestimenta BDSM, se ha transformado en uno de los trazos más originales de los últimos tiempos.
3) La última comedia de Paolo Pinoccio, de Lucas Varela (Hotel de las ideas)
Lucas Varela a esta altura es una leyenda de la historieta argentina, con décadas y décadas de historias publicadas como autor integral o en colaboración con guionistas míticos como lo fue Carlos Trillo, con quien hizo El Síndrome Guastavino, una historia inquietante y escabrosa sobre memoria en la post-dictadura que hoy corre el riesgo de estar tristemente vigente.
Desde hace ya varios años, trabaja en Francia haciendo humor gráfico y todo tipo de trabajos de ilustración, y algunas novelas gráficas entre la que se encuentra esta, que este año fue publicada en nuestro país. El estilo de Varela consiste en diseños caricaturescos con contornos gruesos que hacen pensar en los dibujos animados de Cartoon Network, y mucha sombra y color. Lo acompañan sus guiones llenos de humor absurdo, negro e irreverente, pero salpicado de cierto nihilismo que le da un toque muy personal.
Aunque ese estilo se aplica muy bien a las tiras de humor gráfico, Varela es también un maestro de las novelas gráficas, y esta obra es el ejemplo perfecto de esto. El personaje de Paolo Pinocchio es una creación que ya tiene varios años y varias historias en su haber. Esta historia, que pareciera ser la última aventura del personaje, es una especie de cuento de hadas extendido. Mítico y disparatado, empieza con un relato bíblico y termina con una serie de sucesos encadenados que quizá no tengan sentido, pero la convierten en una de las historietas más divertidas que alguna vez has leído. Un despliegue de creatividad en cada viñeta.
2) El animador de Juanungo (Hotel de las ideas)
Otro libro de origen nacional, pero también publicado en Europa. Juan Saénz Valiente, o Juanungo, no es solo animador, productor, guionista y dibujante sino que es el autor de una de las historietas más importantes de la última década: La Sudestada, un relato policial con vuelta de tuerca que fue adaptado al cine con poco éxito este año que pasó.
El animador es un relato más personal y anclado en la realidad, que cuenta una historia claramente inspirada en los últimos días de la vida de su padre, un animador muy importante de los años ochenta y noventa que trabajaba con muñecos en stop motion. La narración se centra en la relación entre este hombre, un obsesivo del detalle y adicto al trabajo, con un enfermero al que le asignan para acompañarlo mientras transita una enfermedad terminal. Como era de esperarse, las personalidades de ambos chocan constantemente y las hostilidades no se hacen esperar.
Esta es una historia precisa y elegante, que está compuesta con los trazos justos, pero conmueve por su sinceridad y su realismo. Además es muy innovadora e incluye páginas que se pueden animar al pasar las hojas rapidamente, como cuando en nuestra infancia jugábamos haciendo dibujos en un cuadernito. Es también una oda a la animación y una historia más de esas que hablan sobre cómo una pasíon nos puede marcar toda la vida.
1) Las Locas, Dolores Alcatena (Jano Comics, autoedición)
Este año Dolores Alcatena publicó tres libros de historietas, uno mejor que el otro. lo que la convierte no solo en una autora prolífica, sino también en una de las máximas revelaciones de los últimos años. Las Locas es quizá la mejor de las tres. Toma la decisión inteligente de resignificar una especie animal que la cultura pop siempre ha despreciado, sobre todo desde El Rey León (1995) en adelante: las hienas.
Alcatena quiere demostrarnos que, a pesar de que las asocien con la carroña y la putrefacción solamente porque son feas, las hienas son cazadoras y una especie formidable de la naturaleza. Por eso no solo les dota de personalidad, sino que también les crea un complejo mundo interior, una mitología y una cultura que resulta fascinante. Las hienas de esta historia son un grupo particular que se hacen llamar Las Locas, y están enfrentadas con sus mayores enemigos, Los Gatos -es decir, los leones-, que se comen a todas las otras especies y las obligan a tener que conformarse con los restos cadavéricos de sus presas.
La historia nos presenta el otro lado del relato oficial, el de la especie subyugada que tiene dignidad y resiste pese a todo lo que se presente. Y lo hace en la figura de Namono, la hiena que de a poco se va transformando en la protagonista de esta historia, a través de un recorrido que hace pensar en el camino de la heroína que desarrolló la psicoanalista Maureen Murdock, y que se ha aplicado a varias películas y series.
En ese modelo narrativo, a diferencia del camino del héroe tradicional, las heroínas atraviesan un viaje interior en el que primero deben rechazar las expectativas que han sido puestas sobre ellas, para luego atravesar diferentes fases en las cuales se van aproximando a un estado semidivino. Esto es lo que recorre Namono, en un viaje que nos permite descubrir un mundo misterioso, fantástico, que se rige con sus propias reglas.
Es un relato que podría interpretarse sin mucho esfuerzo como una alegoría de la sororidad y la resistencia de las mujeres y las disidencias ante los poderes hegemónicos, pero es mucho más que eso y tiene una riqueza de significados enorme. Al nivel de las grandes historias de fantasía, la sabana de Alcatena, compuesta de trazos firmes, muchas líneas, texturas y juegos de luces y sombras en un perfecto blanco y negro, es inconmensurable, intrigante y plagada de misterios que se revelan con cada lectura.
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