El ex integrante de One Direction sigue apostando a su carrera actoral. Luego de su coprotagónico en la controversial Don’t Worry Darling (2022), dirigida por Olivia Wilde, el cantante se metió de lleno en los años cincuenta con My Policeman de Michael Grandage, para ponerse en la piel de un policía que tiene un ardiente romance gay, en tiempos donde la diversidad y la libertad estaban prohibidas. La película se estrenó el 4 de noviembre de 2022 y se encuentra disponible en Amazon Prime Video.
Lejos ya parece haber quedado la polémica que lo envolvió de cara al estreno del film de Wilde, que involucró supuestos enfrentamientos entre la directora y la protagonista Florence Pugh, escenas incómodas en la alfombra roja del Festival de Venecia, y hasta un supuesto escupitajo por parte del cantante a Chris Pine, que luego fue desmentido por parte de sus representantes.
Ahora, en medio de su segunda gira solista Love On Tour, que pasó por dos estadios River agotados, el artista goza del estreno de su nueva película, que -si bien no obtuvo la campaña publicitaria masiva de Don’t Worry Darling-, tampoco se llevó la gran cantidad de malas críticas que recibió la primera.
Es la actuación de Styles una de las aristas que más dio de qué hablar durante este 2022: algunos la aman, otros la odian. Si bien es cierto que su performance en la película de Olivia Wilde deja muchísimo que desear, hay una cosa que está clara: aquí, en su segundo proyecto cinematográfico del año, sí parece estar más seguro de sus dotes actorales junto a la actriz Emma Corrin (The Crown, Lady Chatterley’s Love) y David Dawson (Peaky Blinders) como coprotagonistas.
Un melodrama Queer
My Policeman está basada en una novela homónima de la escritora Bethan Roberts, y narra la historia de un triángulo amoroso en una Inglaterra conservadora de los años cincuenta. Tom (Styles) es un policía que se disputa entre el deber ser y los mandatos sociales, o los dictados de su corazón. Marion (Corrin), una mujer que trabaja como maestra, se enamorará de él y, si bien al protagonista le entusiasma la idea de conocerla, al mismo tiempo es consciente que su amor le pertenece a Patrick, un curador de museos.
Bajo la dirección de Michael Grandage y estrenado en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), el film melodramático nos lleva a una suerte de Los Puentes de Madison (1995) de Clint Eastwood, versión queer. Mucho romance prohibido, mucho sexo e instantes que se escapan de los dedos. Una obra que entiende que a veces querer no significa poder, porque las limitaciones impuestas en la vida superan a la realidad, y que quizás el amor también puede doler de vez en cuando.
Aquí, la actuación de Harry Styles termina de despegar y se olvida de su primer protagónico en la ficción, donde acompañó a Florence Pugh. Lo que en Don’t Worry Darling se ve forzado, acá parece fluir un poco más y hace que el espectador se pueda sentir más cómodo con la idea de una posible permanencia del cantante en las pantallas grandes de todo el mundo.
Los papeles de Emma Corrin y David Dawson también logran desarrollarse de manera correcta, por momentos superando al protagonista y su falta de costumbre frente a las cámaras del rodaje. En ese sentido, se nota que ambos actores vienen de proyectos aclamados por la crítica, como es el caso de los éxitos televisivos The Crown y Peaky Blinders. Aún así, su compañía hacia Styles parece surtir efecto, y se puede ver al artista musical mucho más suelto.
Si bien la película podría ser mucho más de lo que es, y no parece ser algo que logre trascender de acá a un año, sí se deja disfrutar en sus casi dos horas de duración. De esta manera, el espectador se sumerge en la trama y logra empatizar con el conflicto que tiene que atravesar Tom, deseando que se quede con Marion para no lastimarla, pero también eligiendo a Patrick para no seguir lastimándose a sí mismo.
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