Como venimos advirtiendo desde el análisis del capítulo anterior, era probable que el quinto capítulo de X-Men ‘97 (2024-) fuera una bomba. Y lo fue. No hay duda de que va a ser recordado como uno de los mejores capítulos de la historia de la animación de superhéroes, y el punto más alto de la serie hasta el momento.

Las razones se deben a un final muy inesperado, con la muerte de miles de mutantes y el sacrificio de uno de los personajes más icónicos de la serie original. El episodio tiene drama, momentos que llevan a las lágrimas, acción, extrema belleza y desolación. Y el resultado es la culminación de un buen trabajo de guion que se vino gestando desde los primeros episodios, permitiendo que la historia nos haya atrapado completamente.

Ya a esta altura, está claro que ninguno de los arcos argumentales que se nos han presentado hasta ahora han quedado abandonados, y la serie se encarga de recordarnos los momentos que están transitando cada uno de los personajes, construyendo la trama de manera muy orgánica y moderna, con el desarrollo de varias historias en paralelo que probablemente en un momento confluyan en una sola.

El culebrón X

Este episodio retoma dos arcos argumentales. El primero es el de la relación entre Jean Grey y Cíclope, que deben reconciliar su nueva vida. Jean debe aceptar que no es la madre de su hijo, mientras que Cíclope debe lidiar con el hecho de que también ha desarrollado sentimientos por Madeline Pryor, ya que ella es la persona con la que ha compartido gran parte de su tiempo.

Jean descubre que Cíclope se sigue comunicando con Madelyne por vía telepática. Y como si esto fuera poco, Jean empieza a tener sentimientos por Wolverine, explotando al máximo uno de los condimentos más fuertes de la serie original: el dramón sentimental.

El nivel de profundidad con el que se trata este episodio casi de telenovela es admirable y muestra la maestría en la dirección de la animación de Emi Yonemura, y un guion de Beau DeMayo que no decae nunca. A decir verdad, pocas veces las historias de superhéroes llegan a ese nivel de profundidad dramática en la pantalla grande, incluso en películas de larga duración.

Utopía mutante

La segunda historia que se retoma en este episodio nos muestra lo que pasó en la misión diplomática en la isla de Genosha, recientemente reconocida como nación soberana por las Naciones Unidas, algo que se nos viene prometiendo desde el comienzo de esta temporada.

Se nos cumple el sueño de ver lo que sería una nación utópica en la que los mutantes pueden vivir en libertad, honrando los ideales tanto de Xavier como de Magneto. Y también se le da el pie a muchísimos cameos de mutantes poco conocidos.

Entre los más importantes se encuentra Dazzler, la mutante que es cantante de música disco y tiene la habilidad de convertir vibraciones sonoras en luz y energía (y que, si se cumplen nuestros deseos, quizá podamos ver en el cine interpretada por Taylor Swift en la película de Deadpool y Wolverine).

También fue muy celebrada la aparición de Multiple Man, miembro original del grupo X-Factor, fundado por Forge, confirmando las insinuaciones acerca de la existencia del grupo en este universo, que ya habían aparecido en un easter egg en el capítulo anterior.

Además vuelven personajes importantes de la serie original, como Nightcrawler, que acá cumple un nuevo rol guiando al consejo de mutantes de Genosha en su dimensión espiritual. Y además constituye el reencuentro físico con Madelyne. Es una buena noticia que el guionista haya esquivando la posibilidad de sacarse de encima a Madelyne de un capítulo a otro, y acá la tenemos ocupando un rol importante dentro de la nueva nación.

La comitiva de Rogue, Gambito y Magneto se encuentra con el resto del consejo, que quiere ofrecerle a Magneto el liderazgo. Sin embargo, debido a las actividades terroristas que realizó Magneto en el pasado, él considera que sería mejor para su imagen pública que Rogue la acompañara en el cargo. Acá hay espacio para otro dramón, ya que es momento de blanquear la relación entre Magneto y Rogue que se viene cocinando desde hace varios capítulos.  

Y, como todo culebrón de los noventa, tiene lugar en una fiesta: la gala de inauguración de Genosha, un evento que recuerda a la Hellfire Gala de los cómics, que sirve de excusa para que los personajes luzcan grandes vestuarios.

En una secuencia que demuestra un desarrollo de personaje inédito para una serie animada de este estilo, Rogue confiesa la relación que tuvo con Magneto y rechaza la propuesta de formar parte del consejo, en frente de todo el mundo. Todo eso ya hubiera sido suficiente para coronar un gran capítulo, pero la trama va aún más lejos cuando hay otra reaparición.

De pronto, Madelyne se encuentra con el viajero del tiempo Cable, que ya había aparecido en la serie original en algunas ocasiones. La presencia de un viajero del tiempo, en cualquier punto de la línea temporal, implica que es probable que las cosas se salgan de su curso.

Y si a eso le sumamos el hecho de que si pausamos una de las escenas del capítulo podemos ver al mismísimo Uatu, The Watcher, contemplando todo lo que está sucediendo en la isla, podemos intuir que lo que se viene es un evento canónico para los personajes.

Efectivamente, Madelyne se da cuenta de que Cable es su hijo Nathan, el que enviaron al futuro. Pero no hay tiempo para charlas familiares, porque el cataclismo que Cable venía a prevenir finalmente tuvo lugar: de pronto, un centinela más gigante y violento de lo normal ataca la isla, destruyendo gran parte de la población, incluyendo a Madelyne.

Este enemigo es uno de los Centinelas Salvajes que aparecieron por primera vez en la etapa en la que el legendario guionista Grant Morrison estuvo a cargo de los X-Men a principios de la primera década del siglo XXI.  Y este suceso va a marcar la historia de los mutantes para siempre.

La secuencia final del episodio es una de las mejores que se han visto en los últimos tiempos, con una animación soberbia y un nivel de epicidad que más que a la animación de superhéroes, hace pensar en la tradición del animé.

El centinela es tan difícil de combatir que da lugar a un enfrentamiento contra Magneto, quien termina aparentemente perdiendo la vida. Ante esa situación, Gambito decide utilizar todo su poder en contra de la máquina, sacrificándose por la supervivencia mutante y por los ideales de quien es su rival en términos sentimentales.  

Con ese cierre, X-Men’97 ha dejado la vara en lo alto y marcó el clímax de la temporada. Está claro que esta trama continuará en los últimos tres episodios de la serie, llamados Tolerance is Extinction. Ahí nos enteraremos quién envió a ese Centinela, cuáles son sus motivaciones y cuál será el futuro de la nación mutante.

Como hay dos viajeros en el tiempo dentro del equipo mutante, también es probable que veamos algún intento de revertir la situación por la vía paradójica. Las palabras de Cable indican que quien está detrás de esto es un villano masculino, lo cual descarta la hipótesis de que la villana sea Cassandra Nova, como sucede en los cómics.  

Pero incluso para quienes han leído las historias originales y pueden imaginar algunos posibles desarrollos de esta trama, no hay nada asegurado acerca de la dirección que vaya a tomar la historia, y puede dar lugar a varias sorpresas.

Lo más probable es que el próximo capítulo, que continuará la historia de Storm en su búsqueda por recuperar sus poderes, sea de nuevo un descanso después de tanta intensidad, pero no exento de revelaciones y momentos potencialmente memorables.

Incluso si ese arco narrativo no estuviera al mismo nivel que los demás que se han desarrollado a lo largo de la temporada, es muy posible que podamos ubicar esta serie entre lo mejor de lo que llevamos del año. Veremos si el futuro es más prometedor para nosotros que lo que parece ser para los mutantes.