Cualquiera que haya visto Let The Right One In (Låt den rätte komma in, 2008) comprenderá fácilmente por qué tanto la crítica como la audiencia recibieron esta película con tantas alabanzas. Basada en la novela de John Ajvide Lindqvist, no debe sorprender que la esencia del texto se haya trasladado tan bien a la pantalla, ya que el autor estuvo a cargo del guion.
La historia se centra en la relación entre Oskar (Kåre Hedebrant), un niño perturbado y claramente producto de la negligencia de sus padres, y Eli (una brillante Lina Leandersson), su nueva vecina. La historia en sí es un ovillo que se desenrolla lentamente, los indicios sobre la verdadera naturaleza de Eli mostrados con gran finura y conocimiento del folklore respecto al mito del vampiro.
Quizás lo mejor logrado sean las múltiples lecturas que se pueden hacer sobre la relación entre los personajes principales. Por un lado, la historia apela a aquella nostalgia que sentimos en cuanto al inocente amor infantil. Por otra parte, y siendo conscientes de la relación que Eli tiene con Håkan (Per Ragnar) -si se quiere, una modernizada versión del Rendfield de Drácula-, es evidente el subtexto de una tensión sexual unilateral, insinuada en la película pero completamente explícita en la novela. Su cuidador está envejeciendo y Eli depende de un humano para mantener su falsa identidad y protegerse cuando el sol brilla. ¿Es acaso en Oskar en quien Eli ha encontrado un remplazo? No hay que olvidar que, a pesar de su apariencia infantil y femenina, este es el personaje más antiguo y dual de toda la historia.
La transición del relato hacia lo terrorífico se da con la lentitud que emula la quietud del gélido invierno sueco. La película nos da tiempo para conocer a los personajes, desvelar la oscuridad en ambos y enriquecer la emotividad de su relación. El verdadero monstruo se encuentra en el entorno de Oskar, desde adultos que parecen indiferentes a aquello que atormenta al niño, a la crueldad de los bullies de su escuela, permitiendo que Eli finalmente muestre la brutalidad de la que es capaz al enfrentarse a las metafóricas bestias. Pero entonces, ¿es ella honesta en sus sentimientos hacia Oskar o simplemente lo está manipulando? ¿Es el vampirismo otra alegoría? Al final del día eso no importa y es la ambigüedad lo que enriquece a la narración.
Como era de esperarse, al ver el reconocimiento que la película sueca tuvo en 2008, dos años más tarde Hollywood lanzó su propia versión con Kodi Smit-McPhee en el papel de Owen y Chloë Grace Moretz interpretando a la misteriosa Abby. En esta nueva adaptación la delicadeza de la primera se pierde, brindando un relato cercano al original, pero explicitando la monstruosidad de Abby y cargando de más CGI aquellos efectos prácticos que tan refrescantes resultaban en la versión sueca. Observar la manera en que los ojos de Eli brillan en la oscuridad al atrapar un destello de luz la deshumaniza de una manera delicada, pero aún más contundente que ver una vez más los afilados colmillos de un nosferatu. El mismo cambio del título (Deja Entrar al Indicado a simplemente Déjame Entrar) del film de Matt Reeves, más que diferenciarla, parece un desatino que refleja un poco la falta de profundidad de lo que es casi una remake.
Sin embargo, la adaptación estadounidense tuvo una buena recepción y durante años salieron distintos proyectos a la luz o se mantuvieron en proceso de producción. En 2011, Lindqvist reinventó su historia, esta vez para el teatro, mientras que Jack Thorne (dramaturgo detrás de Harry Potter and the Cursed Child y la adaptación de HBO de His Dark Materials) se puso al hombro la versión teatral estrenada en 2013 en Escocia, en el West End de Londres en 2014, enNoruega en 2015 y finalmente en Corea del Sur en 2016.
Mientras tanto, rumores sobre una adaptación televisiva llegaron a distintos portales de noticias durante los últimos años, con TNT finalmente ordenando un piloto en 2016. A pesar de los castings confirmados y una sinopsis que reimaginaba a los protagonistas de apariencia adolecente, el proyecto fue eventualmente dado de baja.
No fue hasta el pasado mes de marzo en que se escucharon nuevas noticias, cuando Showtime anunció que había ordenado una serie compuesta por diez episodios que comenzarán a filmarse a principios de 2022. Andrew Hinderaker, no ajeno al formato de horror televisivo -después de haber escrito varios episodios de Penny Dreadful (2014-2016)-, fue el encargado del guion del piloto y próximamente tomará el rol de showrunner en la serie.
Protagonizada por el actor mexicano Demián Bichir (The Hateful Eight, Godzilla vs. Kong) como Mark, la serie contará la historia de cómo él y su hija Eleanor (Madison Taylor Baez) lidian con el hecho de que diez años atrás la niña fue mordida por un vampiro. Atrapada en sus perpetuos doce años, al parecer la serie hará foco en su vínculo y el peso que Mark carga al tener que alimentar a su hija con sangre humana.
No hay noticias de si Lindqvist tendrá algún tipo de participación en la serie, aunque esto parece improbable. Pero para aquellos más apegados a la visión del autor, pueden encontrar una breve continuación a la historia original en su libro Let the Old Dreams Die (2005). Comenzando esa antología también esta Border, otro de sus cuentos cortos, adaptado en 2018 a un largometraje del mismo nombre.
También compartiendo el título del libro (Deja a los Viejos Sueños Morir), este pseudo-epílogo se centra en un personaje cuya relación con Eli y Oskar es efímera: uno de los hombres trabajando en el tren al final de la historia original. El cuento no contesta nuestras mayores preguntas, pero es difícil no sonreír al reencontrarnos de cierta manera con ambos personajes, como si de viejos amigos se tratase.
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