Para entender La Mesías (2023) es importante conocer dos historias. La primera pasó en la realidad. En algún momento del 2013, María Durán de Bellido, ferviente católica, fundadora del sitio de citas para creyentes Católicos On Line, y madre de dieciséis hijos, se curó del tumor maligno que la enfermaba. O al menos eso pensaron siete de sus hijas, que -en retribución de lo que consideraban fue un milagro del Señor- decidieron hacerle una promesa a la Virgen María: convertirse en el grupo de pop católico Flos Mariae, y subir sus canciones a YouTube.
Un éxito instantáneo
Desde el primer vídeo de estas chicas, publicado el 24 de diciembre de ese mismo año y convertido en un fenómeno viral, el mundo flasheó con las peculiaridades de su puesta en escena: planos estáticos que las mostraban en fila, tiesas, mirando fijamente a la cámara, luciendo vestidos que parecían salidos de un cumpleaños de quince.
Transiciones dignas de las mejores presentaciones PowerPoint de principios de los 2000 y montadas en diseños que recuerdan a los memes que comparten las tías en redes sociales desde tiempos inmemoriales. Canciones pop con baterías electrónicas levemente sincopadas bajo voces de dudosa afinación, melodías que no terminan de encajar totalmente con las curiosas letras, que se animaban a filosofar con metáforas de la vida cotidiana (como, por ejemplo, un sándwich o una ensalada) la experiencia del humano que se resiste a aceptar lo divino.
Hasta el momento de su separación en el año 2021, e incluso después de que su madre finalmente muriera a causa de su enfermedad, las Flos Mariae editaron varios discos, crearon varias empresas y fueron el deleite de los amantes de lo kitsch, lo bizarro, el consumo irónico o simplemente la fascinación ante un arte que no cumple exactamente con los cánones de lo estético, pero se expresa con absoluta libertad y autenticidad.
El misterio de la fe
La segunda historia que hace falta contar es una leyenda, pero que, como toda leyenda, está arraigada en la tradición. En este caso de la cultura catalana, y por lo tanto es tan real como las hermanas Bellido Durán. En el año 880 D.C. en Cataluña, en la majestuosa montaña de Montserrat, un grupo de pastores encuentran la imagen de una virgen dentro de una cueva, sin pistas de cuál podría ser su origen.
Este extraño suceso no sólo transformaría a Montserrat en un punto neurálgico para miles de creyentes católicos que peregrinan constantemente para visitar a la Virgen, sino también de aficionados a las terapias alternativas y fanáticos de lo sobrenatural. Sobre todo, quienes se interesan por el fenómeno OVNI, que convirtieron a Montserrat en un equivalente a nuestro cerro Uritorco, con muchos reportes de abducciones registradas en la zona.
Diez años después de la primera historia y varios siglos después de la segunda, la pareja -tanto romántica como artística- de actores y directores españoles Javier Calvo y Javier Ambrossi (también conocidos como Los Javis) se inspiraron en estos relatos para crear una serie absolutamente original y ambiciosa. Esta lleva a lo alto la fama que ya habían conseguido con Veneno, una miniserie española basada en la vida de la cantante transgénero e ícono queer española Cristina Ortiz Rodríguez, “La veneno”.
Una ficción kitsch
La Mesías consolida la identidad propia de estos dos autores mediante la construcción de un universo personal que recuerda lo mejor del cine español. Tiene una atmósfera onírica que tiñe lo cotidiano y hace pensar en una suerte de realismo mágico, algo que había logrado el cine de Julio Medem. Pero acá adquiere un tono propio y se combina con convenciones visuales de varios géneros, como la fantasía, el thriller, el terror, y las películas de aliens.
La música cumple una función muy importante en esa operación, tanto las composiciones incidentales a cargo del productor y compositor Raül Refree, como las canciones originales que interpreta el grupo de chicas Stella Maris, las Flos Mariae de este universo. Su popularidad es tal que incluso han traspasado la pantalla y van a presentarse en el Primavera Sound en España este año.
Detrás de sus temas, que parten de los clichés del grupo original, pero desplazándose hacia tonos más ominosos, está el dúo de pop electrónico experimental catalán Hidrogenesse. Pero además se suma en algunas piezas otro músico catalán, el mítico y polémico Albert Pla, que interpreta además como actor a uno de los personajes más oscuros de la serie. También hay en los episodios un uso muy inteligente de las canciones no originales, que aparecen muy bien colocadas en momentos centrales de la trama.
El resultado de ese combo visual y musical es un surrealismo muy pintoresco que, especialmente en los episodios que abren y cierran la serie, llega a un absurdo y un desparpajo propios del Alex de la Iglesia más desencajado, con momentos de humor agridulce. Sin embargo, lo que predomina (especialmente en los episodios centrales) es la elegancia kitsch que hace pensar en el mejor Almodóvar, y que se intensifica con la inclusión en el elenco de algunas de las actrices que han trabajado con ese prestigioso director. El punto de conexión más fuerte con su cine está en la intensidad dramática, ya que -dejando de todo ese pastiche de influencias y referencias- lo que se esconde en esta historia no es nada más que un intenso drama familiar.
Aunque hay personajes que tienen más tiempo en pantalla que otros, La Mesías en cierta manera es una historia coral, en la que los verdaderos protagonistas son cada uno de los integrantes de la familia Puig Baró, una versión macabra de los Bellido Durán.
El relato comienza con Enrique (interpretado por el actor catalán Roger Casamayor, conocido por El Laberinto del Fauno), un técnico de cámaras frustrado que estalla de ira al enterarse de que andan circulando videos de un grupo musical católico llamado Stella Maris, integrado por seis muchachas que viven completamente encerradas y aisladas de la sociedad. Enrique buscará a su hermana Irene (interpretada por Maracena García, famosa por la versión catalana de Blancanieves) y juntos intentarán reconciliarse con su historia familiar y con la tumultuosa, retorcida y compleja relación que tienen con su madre.
La historia se desarrolla en dos líneas temporales distintas que transcurren en paralelo. La primera es la historia de origen de la familia, que comienza en los años ochenta y abarca muchos años hasta desembocar en la segunda, la historia de la búsqueda y la crisis personal de los protagonistas, ambientada a principios de la década del 2010. Por lo tanto, la mayoría de los personajes son interpretados por varios actores que encarnan diferentes etapas de sus vidas. Esa alternancia temporal permite lograr un desarrollo psicológico muy profundo de los principales miembros de la familia, que terminamos conociendo a la perfección.
Ese es uno de los grandes aciertos de esta ficción, que mediante un guion preciso en el cual hasta los detalles más pequeños permiten avanzar la narración, se va construyendo un mapa mental y espiritual de todos los personajes. Sucede con todos ellos, pero el proceso más notable se da con el que da título a la serie: La Mesías, madre (o en un punto, más bien matriarca) de la familia.
Ella, Montserrat, el núcleo central del relato, es una mujer sin rumbo en la vida. Su propia dejadez y falta de responsabilidad la llevan a atravesar circunstancias terribles que la impulsan al delirio y la decadencia más absoluta. Sin embargo, dentro de lo más profundo del pozo, ella encuentra en la fe y el arte un canal para empoderarse, escapar de la opresión en la que vive y lograr todos sus sueños frustrados. Pero ese mismo escape se transforma en una aspiración mesiánica y egoísta que pasa por encima de sus propios seres queridos y termina destruyéndolos a todos, incluyendo a ella misma.
Son tres las actrices que interpretan a Montserrat en diferentes momentos de su vida, y las tres son grandes estrellas del cine y la televisión española. La modelo y actriz Ana Rujas, conocida por la película 90-60-90, es quizá la menos conocida de las tres, e interpreta a Montserrat en su juventud.
La multipremiada Lola Dueñas (conocida por películas como Volver) hace de ella en su adultez. Mientras que Carmen Machi (conocida por Los Amantes Pasajeros, Ocho Apellidos Vascos y Ocho Apellidos Catalanes) encarna a Monserrat en su madurez. La manera en la que componen el personaje entre las tres, cada una aportando sus matices, es sumamente fascinante.
El resto de los actores no se quedan lejos, lo cual no extraña considerando que son grandes figuras, incluyendo una participación de nuestra Cecilia Roth. Pero incluso es notable la performance de las actrices debutantes que encarnan a las seis hermanas, entre las que se destaca la cantante Amaia Romero, que saltó a la fama por Operación Triunfo y acá tiene un rol muy importante en la última fracción de la historia.
Una joya oculta
En fin, La Mesías acumula muchos aciertos y, si tiene fallas, pueden tener que ver con defraudar cualquiera de las premisas de los géneros a los que supuestamente alude. Volviéndose en un punto una historia previsible que no sorprende por sí misma, sino por los matices que adquiere mediante las actuaciones y la puesta en escena.
Esta serie, que salió en la plataforma española Movistar+ y ganó varios premios en España, ya se ha transformado en una ficción de culto que se diferencia dentro de la gran cantidad de producciones españolas que asedian las plataformas de streaming.
La razón sea probablemente una combinación de todos los factores que la hacen única e interesante: sus brillantes interpretaciones, sumadas al uso estratégico de la música, y además, una particular inteligencia en dirección y el montaje, que, en combinación con el buen gusto en la dirección de fotografía de Gris Jordana (conocida, entre otras cosas, por El Orfanato) la transforman en un deleite visual y narrativo.
En esta obra plagada de ambigüedades, que es sin duda su obra cumbre, Los Javis se aprovecharon de los costados más absurdos de nuestro mundo real para mostrarnos los lugares más horrorosos a los que pueden llegar las relaciones familiares. El tiempo dirá si se transforma en un clásico, aunque está cerca de serlo. Por ahora es seguro que se suma a la lista de ficciones audiovisuales que nos hablan, con maestría y estilo, acerca de cómo la fe, el arte y el amor son capaces de salvar o destruir vidas con la misma facilidad.
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